¿Daniel?

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CAMILA

-¿Qué piensas... - Dije mientras buscaba entre mis bocetos- de... - Removí los papeles un poco más- estos?

Puse los bocetos en orden sobre el escritorio de Marion y espere con paciencia mientras ella los miraba y analizaba con detenimiento. Necesitaba que los amara tanto como yo lo hacía. Me habían pasado las últimas dos semanas trabajando en ellos y no quería pasarme otras dos semanas trabajando en lo mismo. Tenía muchas ideas que quería plasmar en papel antes de tener que abandonar el trabajo para dedicarme exclusivamente a la maternidad durante un tiempo.

-Son maravillosos.- Dijo por fin.

Mis hombros se relajaron de inmediato luego de escucharla y una creciente sonrisa se apoderó de mis labios al instante.

-¿No crees que necesiten cambios? ¿Agregar más color quizás?

Mis preguntas se escucharon algo atropelladas. Marion rió debido a lo ansiosa que me encontraba.

-No.- Negó con la cabeza- Son perfectos. Se los mostraremos al autor que de seguro los aprobará.- Me informó.

-Perfecto. Entonces me pondré a trabajar en los folletos para aquella obra de teatro.- Dije tomando mis cosas para dejar su oficina.

-Me parece bien.- Asintió estando de acuerdo- Pero antes me gustaría saber cómo estás.

No fue necesario ser más específica, pues supe perfectamente a lo que se refería. Dejé el portafolios con mis bocetos a un lado y carraspeó antes de contestar.

-Bien.- Dije con simpleza- Acostumbrándome a esta nueva etapa, supongo.

Marion sonrió de la manera en que solo una madre podía hacerlo.

-Es algo increíble, Mila. El inicio de toda una vida.- Comentó- Estoy segura de que será una madre espectacular.

-Eso espero.- Me reí con un tanto de nerviosismo.

-Sé que así será. Aún puedo recordar casi a la perfección cuando nacieron mis hijos, los mejores días de mi vida.- Sonrió contagiándome- Puedes decirme si necesitas algo ¿Bien? .- Asentí.

-Gracias, Marion.- Fue lo último que dije antes de abandonar su oficina.

Regresé a mi propio espacio de trabajo, me ate el cabello en una coleta y me puse manos a la obra. Si había algo que me encantaba era mi trabajo. Amaba dar vida a aquellos personajes de cuentos que pronto serían los favoritos de algún niño. Me gustaba crear toda una figura basándome únicamente en el texto que recibía previo al inicio de mi trabajo.

-¿Camila?

Igor el chico que se encargaba de entregar las enmiendas en el edificio me llamó.

-¿Si? .- Pregunté poniéndome de pie y acercándome a él- ¿Hay algo para mí? .- Mire su carrito repleto de correo con curiosidad.

-No, pero Jess me pidió que te dijera qué hay alguien esperando verte en recepción.- Comentó.

-Oh.- Fruncí el ceño- Bien. Gracias, Igor.

Él chico solo asintió y desapareció empujando el carrito lleno de entregas. Me dirigí a la recepción pensando en quién podría estar buscándome. Usualmente nadie me visitaba en el trabajo, excepto Dinah cuando quedábamos para almorzar y era demasiado impaciente como para esperar por mí en el restaurante. Pensé que quizás podía tratarse de ella, pero no. Se trataba de nada ni nada menos que de Daniel. En cuanto lo vi a la distancia vistiendo aquel traje gris que le quedaba a la perfección con las manos en los bolsillos de su ceñido pantalón y aire despreocupado, mi estómago se revolvió y tuve ganas de vomitar mi desayuno.

The Backup PlanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora