Capitulo 41

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Parte III

Aurora

Las horas de los días se han pasado en cámara lenta.
Es un horrible sentimiento.
No puedo aveces ni respirar.
Siento que todo se desmorona.

Pero con toda la fuerza de voluntad que me queda, entro a la ducha.

Me doy un largo y relajante baño donde me quedo parada bajo el agua un buen rato pensado en absolutamente todo pero a la vez en nada, era todo vacío.

Finalmente salgo y me visto, voy al espejo a peinarme donde noto unas bolsas horribles bajo mis ojos, me echo un poco de base y sin querer se me escapa una lagrima.

- ¡Maldita sea! - tiro mi esponja llena de base a un lado y me apoyo en el lavadero de manos.

Respira hondo.

Hoy iré a verlo, y esta vez haré de todo para verlo y eso es lo que me da más miedo.
Verlo.

Siento que cualquier palabra, mirada o gesto que haga, me destruirá por completo.
Pero necesito hacerlo, ya no puedo seguir así.

Ayer vino Mark a hablar conmigo y felizmente que lo hizo, me hizo reaccionar frente a bastantes cosas.

Pamela se fue hoy en la mañana a su oficina, ya que había pedido permiso ya casi toda la semana, así que tenía que ir. Aunque me aseguro que volvería para el almuerzo. Siento que se verdad tiene miedo de dejarme sola, como si fuera una niña.
Tal vez me comporto como una, pero soy consiente de todo.

Me hago una cola alta y finalmente salgo del baño. Salgo a la sala donde cojo mi bolso, guardo mis llaves y me voy hacia la puerta.

Al lado de la puerta tengo un espejo por si mis invitados quieren verse y también es para mi cuando antes de salir me quiera ver.
Lo hago.

Empiezo a sudar.

Inhalo.
Exhalo.

Me miro nuevamente. Estaba pálida y la baso no tapaba tan bien las ojeras. Sonreí y me asusté. No me salía una sonrisa natural.
No importa.
Asiento sabiendo que lo puedo hacer, yo puedo.

Abro la puerta donde justo me detengo en seco al ver a Will apunto de tocar mi puerta.



Will

Ya perdí la cuenta de hace cuantos días no la veo pero se me han hecho eternos.

Solo con verla con un buzo negro y una cola alta, unos ojos tristes e hinchados, bastante maquillaje aunque ella no usa mucho. Sus ojeras se quieren revelar partiéndome el corazón. Igual sigue hermosa.

Me da ganas de cogerla entre mis brazos y abrazarla y jamás soltarla.

Pero el recuerdo de su mentira viene a mi como una ola a arrollarme sin piedad.

- Vine a hablar - digo con la voz más neutral que pude sacar de mi ser.

Ella aún me sigue mirando sorprendida y no hace ningún gesto de querer moverse o regresar al mundo.

- Aurora - la llamo y sacude su cabeza haciéndose a un lado dejándome pasar.

Lo hago rápidamente queriendo guardar una distancia prudente. No podré resistirme si la toco.

Me paro frente a la ventana y me volteo a verla venir por el pasillo. Se rasca el brazo ansiosa y evita mirarme.

- Iba justo a buscarte - me dice parándose al otro lado de la sala. Distancia, bien.

- Quiero que me expliques absolutamente todo desde el principio, Aurora - exijo metiendo mis manos en mis bolsillos - Y no desde que ese empezó a trabajar contigo, sino desde que perdiste la confianza en mi.

Perdidos entre nosotros Donde viven las historias. Descúbrelo ahora