Capitulo 40

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Mark

Nuestros deseos y cuerpos desean mucho más así que nos vamos de la oficina. Casi nos perdimos entre nosotros en la oficina de Aurora pero su jefe nos echaría.
Nos despedimos rápidamente de él y nos fuimos hacia nuestros autos. Su casa era la que quedaba más cerca. Sabía que yo llegaría más rápido que ella así que solo voy detrás de ella, como siempre.

Ella entra a su estacionamiento y yo me estaciono afuera. Entro más que corriendo a su edificio a llamar el ascensor, pero se demora. Seguro que está está subiendo.

Me voy por las escaleras desesperado y subo hasta el décimo piso. Si que era agotador, pero no me importaba. Estaba loco por ella.

Escucho su risa a través del pasillo cuando llego a su piso y la veo en su puerta. Me sonríe y es su diente para que corra hacia ella.

Me estrello contra ella chocándonos contra la pared. Reclamo su boca, besándola e introduciendo mi lengua. Mis manos repasan su hermoso y esbelto cuerpo. Le aprieto los senos y bajo hacia su cintura, apretándola y atrayéndola hacia mi y suelta un jadeo en mi boca. Me enloquezco aún más.
Le aprieto el trasero restregándome contra ella creyendo que ya perderé la batalla con solo tenerla en mis labios. Es tan perfecta.


Pamela

Me aprieta contra la pared haciéndome que sienta todo de él. Duro y grande que tanto me gustaba. Lo necesitaba ya.

Me besa el cuello agitado y con sus dos manos rompe mi camisa haciendo que los botones salgan volando revelando mi brasier rosa con mis senos rebotando hacia él. Me sonríe lleno de lujuria haciendo que me derrita solo con esa mirada. Sabía que nadie me desearía como él.

Me los aprieta haciendo que sobresalgan del brasier dejándolos expuestos, alzados y apretados.

- Dios mío...- afirma con su voz ronca - Son tan grandes y hermosos. Y solo para mi.

Hago un sonido raro de afirmación y me los muerde haciendo que gima más fuerte. Las aprieta aún más lamiéndolas y absolviéndolas. Me pierdo en la sensación tirando mi cabeza atrás.
Me desabotona el pantalón con fuerza y desesperación, lo ayudo a hacerlo necesitándolo más.
Le abro su camisa igual de desesperada queriendo tocarlo. Su hermoso y perfecto torso. Grande y musculoso, alto como un Dios. Lo admiro pasando mi mano por este y le sonrío.

- Eres tan hermoso...- afirmo anonadada. De verdad era el hombre más guapo que había visto y probablemente del mundo.

Él me sonríe y espera a mi reacción cuando introduce su mano ahí abajo. Ahogo un grito mientras mi cara se contraía con al excitación.

- Para mi, esto es hermoso - me asegura y me besa mientras mueve su mano ahí abajo - Mojada para mi. Lista. Hecha para mi.

Muerde mis senos mientras baja y se hincha en una rodilla. Me baja los pantalones haciendo que abra los ojos y admire esa escena. Él arrodillado frente mío mientras me mira y pasa su lengua en toda mi humedad.

- Mark... - gimo aferrándome a su cabeza. Me muerde y lamé haciendo que grite.

- Los vecinos te escucharan - me sonríe besándome ahí.

- No me importa...- murmuro perdida en la locura de su lengua mojándome aún más. Me absorbe mi punto de nervios haciendo que vuelva a gritar.

Él se ríe y se levanta. Casi me caigo un poco por la rapidez en que me dejó ahí abajo haciendo que abra los ojos confundidas. Me agarra las piernas y las alza haciendo que las envuelva en su caderas mientras me sostiene. Reclamó sus labios mientras él nos mueve a no se donde.
Finalmente me deposita en mi cama y aprieto mas mis piernas en su caderas sintiéndolo todo él.
Se ríe y me besa el cuello mientras su mano se restregaba ahí abajo haciendo que gima más fuerte.

Perdidos entre nosotros Donde viven las historias. Descúbrelo ahora