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MARATÓN 1/3 

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MARATÓN 1/3 

Silvana llamó a la habitación antes siquiera de que pudiera hacerse a la idea de que era sábado. No tenía intención de abrirle, el plan de quedarse toda la mañana durmiendo en la cama intentando calmar su dolor de cabeza que a la vez era solapado por el olor de la sudadera que yacía a su lado había sido su principal opción, sin embargo no sabe que fue lo que le llevó a abrir la puerta, quizás por la necesidad de tranquilidad que esperaba que la castaña le brindara, quien sabe.

Tras la puerta, la chica se dejó ver, con una expresión de preocupación entró antes de que Isaza pudiera hablar y se sentó en la cama.

— Estás echo un desastre. — Murmuró ella

Él no respondió, se limitó a frotarse los ojos, intentando ocultar las ojeras que bajo ellos había, esperando que Silvana no se diera cuenta y que si lo hacía no hablara, en ese momento lo que menos quería eran leyes de moralidad.

Se quedaron un tiempo más en silencio, ambos mirando al frente, Juan Pablo vio como la chica observaba su reflejo, de vez en cuando se pasaba sus dedos por los mechones que sobresalían de su trenza, o se mordía el labio inferior, sin saber realmente que decir.

Y era normal, ¿Qué se decían en esas situaciones? "¿Siento que las cosas no hayan ido bien?" o el famoso cliché "¿Todo pasa por algo?"

Si hubiera sido más cruel, fría, más cínica, se hubiera limitado a decirle que él solo era la tercera rueda en la vida amorosa de su hermana (a la que adoraba) y aquel guapo colombiano, que se olvidara porque no tenía futuro, quizás eso hubiera bajado las expectativas de Isaza y se hubiera rendido, pero por suerte o desgracia no era así.

Silvana abrazó a Elio, acarició su espalda cariñosamente, amigablemente, si se hubieran conocido de más incluso fraternalmente, Juan Pablo no se resistió y la abrazó de vuelta, suspirando, antes de dirigir su mirada a la sudadera y luego a la ventana.

— Podríamos ir a tomar un café. — Ella le dedicó una sonrisa, suave, apartando los cabellos de la frente del mayor. — O si no, comprar una botella de vino barato y emborracharnos mientras vemos alguna película de Tim Burton (no recuerdo cual es el director favorito de Isaza así que puse el mío, si alguien que lea esto lo recuerda porfa dígame), siempre es buen plan.

Sonrió, una sonrisa torcida, pero sincera, agradeciéndole a la chica en silencio que estuviera ahí.— Un café primero estaría bien, no quiero que me duela más la cabeza.

Silvana asintió, antes de dirigirse a su bolso y lanzarle una pastilla, que Isaza miró con confusión.

— Es una aspirina. — Murmuró ella antes de entrar al baño.

La mirada de Juan Pablo se fijó en la pared, antes de dirigirse a la sudadera de nuevo. La cogió, mirándola durante algunos segundos, examinando cada hilo, cada milímetro de ella, antes de lanzarla al armario y cerrar este. Tras esto se tomó la pastilla.

Fueron a tomar un café a un lugar cercano, debido a la insistencia del mayor de que debía volver pronto a hacerse la maleta, Silvana, a pesar de su insistencia acabó cediendo y llevándole a un café cercano y tranquilo.

— Un té de cerezas. — Dijo la chica antes de dirigir su mirada al de sombrero, esperando a que hablara.

— Un café, cargado. — Añadió él, notando la pequeña sonrisa asomar de la boca de Silvana

Se quedaron en silencio hasta que trajeron ambas bebidas, la menor moviendo desinteresadamente la cucharilla mientras miraba por la ventana, Isaza por el contrario, se bebió el cóctel en cuanto se lo pusieron delante.

Estuvieron hablando, de banalidades, de música, de cine, de cualquier cosa, explotando en carcajadas por nada, sonriendo por nimiedades, comentando de todo, excepto de Martín, sin notar el paso de los minutos que se volvieron horas.

— Te voy a echar de menos, aunque suene estúpido. — Murmuró ella, tras ese silencio que se forma tras una risa.

Isaza tuvo que aclararse la garganta ante aquella confesión.— Yo también. —Se limitó a decir, dirigiendo su vista a la ventana.— Puedes venir cuando quieras... En casa siempre hay sitio para uno más. — Sonrió, a penas se notaba, una sonrisa torcida que hubiera pasado por una mueca.

Ella se encogió de hombros, pasando uno de sus mechones por detrás de su oreja, de nuevo. — No podré despedirme más tarde, ni mañana, tengo que ir a la universidad, me han admitido en la universidad de artes.

Y la chica procedió a decir, con una dulzura diferente.— Ha sido un placer conocerte Juan Pablo Isaza, espero que en un futuro nos crucemos de nuevo.

Si pudiera definirse en ese momento, diría que la palabra "sensibilidad" se adaptaba a su persona completamente. Podría haberle atribuido su nudo a Martín, pero extrañaría a aquella chica, conociéndola de a penas de días.

Y quería decirle tantas cosas, que al final no dijo nada.

Silvana pagó y le extendió la mano, que él miró algo aturdido.

— à bientôt Juan! — Murmuró ella.— Te acompañaré al hotel y me despediré de tus hermanas.

Él asintió, en silencio, sin mediar palabra mientras volvían al hotel, intentando mirar cualquier cosa, excepto a Silvana, sin parar de pensar en ese " ¿Y qué hubiera pasado sí...?" que carcomía su cabeza.

¿Qué hubiera pasado si hubiera conocido a la chica en otro momento, otro lugar? ¿Si se hubiera enamorado de ella? ¿Qué hubiera sucedido si hubiera sido Silvana la hermana de su mejor amigo y hubiera llegado a su casa con la excusa de que debía ver a su hermano y luego con la de verlos ensayar? Quizá la historia hubiera sido diferente, o quizás igual. Quizá fueran algo, amigos o meros desconocidos.

quizás, quizás... 

No se había dado cuenta del momento en el que habían llegado al hotel y Silvana se había despedido de sus hermanas, en ese instante se encontraba frente a él, mirándole. Ambos se fundieron en un abrazo, él acariciando su espalda mientras ella escondía su cabeza en su cuello.

Se separó, besando su mejilla y despidiéndose de sus hermanas con la mano.

Y se fue, dejando detrás suyo a un Isaza estático, mientras Susana ponía una mano en su hombro.

— Estará bien y la volverás a ver. — Apretó su brazo suavemente, revolviendo tras ello su pelo.— Vamos a comer y a hacer las maletas.

𝐔𝐍 𝐁𝐄𝐒𝐎 𝐄𝐍 𝐌𝐀𝐃𝐑𝐈𝐃:  ─── 𝙞𝙨𝙖𝙧𝙜𝙖𝙨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora