zona de confort

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Izuku realmente le dió un voto muy grande de confianza al león. Se sentía cómodo cuando el depredador se acercaba a él al inicio de la jornada escolar para regalarle una bolsita de dulces, también le agrada su silenciosa compañía –pero imponente– al entregarle sus regalos pre-cortejo. Era algo que sólo ellos entendían. Sin embargo, el hámster enserio gustaba de los ligeros estragos de aroma que dejaba el león en los tuppers y termos.

Se enteró, de boca de Denki –quien sabía de esto al estar siendo cortejado de una forma muy varonil por Kirishima, uno de los leones de su salón– que todos los depredadores de su grado habían decidido hacer un equipo de fútbol americano, muchos hicieron las pruebas, pero pocos entraron. Entre ellos, Katsuki.

Sentía sus manitas temblar al pensar –ahora no en educación física– en el león sudando. Pero incluso con eso, se negó a la disimulada petición del pollito.

¡No!, Se negaba, ¡Katsuki ni siquiera lo había invitado! No podía llegar así como así. Oh, y esa era otra cosita, en su cabeza, el pecoso llamaba por su nombre al depredador, pero cara a cara apenas y balbuceaba. De cualquier forma, no se sentía mal, ya que el león se tomó muchas libertades a la hora de dirigirse a él.

Empezó a pensar y sobre-pensar todo. Realmente, ¿Qué perdía con ir a una de las prácticas de los depredadores...? ¡LA VIDA!

No, le gustaría mirar un poco más de cerca al león, lo aceptaba, pero ése no era motivo suficiente como para apretar sus dientitos e ignorar su miedo a los depredadores. Le asustaban mucho.

Se suponía que aquellas prácticas eran después de media hora de su última clase, y ya estaba en su última clase.

Le estaba entrando una crisis nerviosa, o algo por el estilo. Sus ojitos se llenaron de lágrimas mientras intentaba agarrar aire. No hacía ningún ruido, quería moverse, decirle a Denki que lo abrazara, pero no podía. Partió un lápiz a la mitad, llamando la atención de su compañero más cercano, Todoroki Shoto. Un depredador

Todoroki se asustó un poco al ver el estado del bonito hámster, aunque aún así no se dejó vencer por la situación, tomó con cuidado una de las pequeñas manos del hámster bebé, apretandola entre sus fríos y largos dedos.

Izuku, como pudo, le dirigió una mirada llena de pánico, no podía respirar, sentía que el mundo se le venía encima, sus latidos crepitaban en sus oídos con una fuerza fiera. En aquel momento, ignoró completamente la especie de quien le sirvió de ancla en aquella horrible situación, apretando la suavemente escamosa y larga palma entre sus deditos rechonchos.

Dejó salir las lágrimas contenidas, soltando hipidos y sollozos que llamaron la atención rápidamente de toda el aula, que hasta entonces no habían notado la situación.

Un rugido fuerte retumbó en el aula, erizando los vellos de las presas, mientras ponía en guardia a los depredadores. Denki se compuso rápido, tomó sus auriculares y sin pensarlo se los puso a su mejor amigo, poniendo una playlist tranquila y con un sonido lo suficientemente fuerte como para no escuchar nada de lo que hablaran/gritaran de ahí en adelante.

Miró con recelo a la serpiente, quitándole a Izuku mientras él lo acomodaba con su carita en su pecho, casi como una mamá pollito.

Katsuki estaba siendo detenido por Kirishima, que no quería que el cenizo se metiera en problemas. Aunque de cualquier forma la situación no era favorable para la serpiente, ¿Por qué la serpiente estaría tocando tan descaradamente a una presa que se sabía les tenía terror, al punto de provocarle un ataque de pánico?

hámster || katsudekuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora