provisión

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Ya la película había terminado, estaba escogiendo la segunda, escuchando con atención los chillidos del hámster a su lado, era uno agudo para decirle que no, y justo ahora esperaba el ronroneo que indicara que sí.

Fue entonces cuando Denki, en la cocina, con el olor a mocca impregnando la madriguera del hámster, lanzó un chillido emocionado, pudo escuchar a su compañero gruñir un poco de forma suave, le alegraba a su manera que ellos dos fueran cercanos, al fin y al cabo eran algo así como familia.

Pronto, Denki apareció con las mejillas sonrojadas, se puso sobre sus rodillas, atrapando la mirada del hámster que estaba concentrada en el televisor. Pareció dudar un poco, pero finalmente soltó en un murmullo bajito:

"Izu, Eiji me invitó a la feria del maíz que queda en el estado de al lado... ¿Crees que...? Bueno, yo, sabes, le diré que otro día, para no dejarte solo, sí, espera, las palomitas ya van a estar, bebé."

Bakugou frunció el ceño, un poco más si era posible. El hámster no estaría solo, él estaría ahí y... Oh. Ya entendía la preocupación del ave.

Izuku, con su manito muy cuidada con uñas largas, tomó el extremo de la sudadera que tenía su mejor amigo. Lo miró a los ojos, entre sus espesas pestañas y su mirada adormilada.

"Den-chan, puedes ir. Yo me quedaré con Kacchan, viendo a la princesa Twilight." Al final de la oración, soltó una suave risa, achicando sus ojos dormilones. Las mejillas de ambos rubios se colorearon. La voz de Izuku, tan suave, tan baja y tan calmada era excepcional. Y para Katsuki, fue un golpe en el hígado el escuchar a su roedor llamarlo de aquella forma tan cursi, de aquella manera en la cual ni siquiera Ochako había intentado. Para sus leonas él era Alfa, era Líder, era Bakugou, incluso, para Camie, era Katsuki. Aquello era tan nuevo, tan bonito y tan Izuku.

Por supuesto, Denki no evitó chillar y esponjar las plumas de sus mejillas, abrazar al hámster y correr hacia el león en la cocina, que se encontraba en la misma por la miraba amenazante de Katsuki, él era fuerte, pero el rubio era una bestia.

Pronto, la parejita se fue, no sin antes una amenaza llena de gruñidos y picotazos entre Katsuki y Denki. Ninguno quería dar el brazo a torcer, pues aunque Izuku haya dicho que estaba cómodo con quedarse a solas con el rubio, Denki no dejaría su lado de mamá gallina para dejarle bien claro al león que su bebé no estaba solo. Y, por supuesto, Katsuki no podía dejarse mancillar con otro león presente. Al salir, dejaron atrás un aire dulzón junto al aroma del mocca, suave y bonito.

Como si simplemente esperara a estar en soledad, la presa se acurrucó más cerca de Katsuki, subió sus piecitos con calcetas largas y, con confianza, los enredó entre las piernas frías del depredador. Algo extraño, ya que estaban cobijaditos. Katsuki se tensó, joder que su niño era tan precioso y tierno.

Cuando el tercer capítulo de My Little Pony terminó, para empezar el cuarto, Izuku se levantó despacio, con la mirada atenta de Katsuki por si necesitaba algo, sin decir nada, como era usual, se dirigió hacía una puerta cerrada que, Katsuki intuyó, era su habitación. Creyó que iría al baño o algo así, sin embargo, se sorprendió al verlo regresar, con pasos cortos pero cuidadosos, con peluches, mantas gruesas y cojines amontonados entre sus brazos cortos y gruesos.

Levantó una ceja, y sonrió un poco; intrigado. ¿Qué andaba haciendo su hámster ahora?

Decidió callarse y fingir ver a las ponis de colores.
Izuku acomodaba con cuidado sus peluches. Tenían formas extrañas, pero incluso en la ligera lejanía con el león, éste se dió cuenta rápidamente de que eran muy suavecitos. El sillón donde estaba haciendo todo eso era amplio y acolchado, casi parecía una cama por lo ancho que era, así que instalarle peluches y mantas gruesas no lo hacía pequeño ni nada por el estilo.

Katsuki estaba en un rincón del sillón, quieto. Hacía un momento se había movido un poco, ya que el culo se le estaba entumiendo, se tuvo que detener en el acto ya que Izuku le dió un gruñido parecido al de un bebé gatito, para que dejara de retorcerse.

Cuando por fin puso a trabajar su cerebro y dejar de ver cómo Rainbow Dash le enseñaba a volar a una pequeña pony estúpida que no tenía cutie mark, entendió; su bebé hámster estaba haciendo un pequeño nido de cachorro.

Mierda.

...

Ahí estaba Katsuki, tieso en medio de suaves peluches de felpa.

Su bebé estaba haciendo un nido de cachorro, se repitió. ¡Eso era, como, todo lo bueno del mundo!

Sus mejillas se colorearon. Quería abrazar al hámster, darle besitos en sus mejillas regordetas, decirle lo mucho que le gustaba, todo, ¡Todo!

Aún así, se quedó quieto. Aunque el nido no haya sido hecho para pasar la época de celo, sino como comodidad y tranquilidad propia de un cachorro, era muy peligroso molestar a alguien que anduviera haciendo un nido. No quería terminar con la cara rajada, gracias.

Después de dos episodios más de My Little Pony, Izuku pareció satisfecho con el resultado. Se fue con pasos adormilados a la cocina, Katsuki escucho primero el ruido de la nevera siendo abierta, después el accionar del microondas y, finalmente, el sonido de listo. Segundos después, el hámster en su muy linda pijama, regresó con un termo que humeaba entre sus pequeñas manos.

Se acomodó, como si momentos antes no hubiera amenazado a muerte a su acompañante, y se recargó contra él, haciendo un ruidito bajo. Pronto, un gorgoteo surgió del pecho de Kacchan, que, con vergüenza, escondió una mejilla entre el frondoso cabello rizado.

De a ratitos, Izuku le daba sorbos a lo que, Katsuki se dió cuenta después, era algo de leche que él le había regalado.

"Me ha gustado el nido, cachorro. Eres muy bueno en esto, bonito." Las mejillas de Izuku se pusieron rojas. Balbuceó un poco por lo bajo. Pensó, infantilmente, que Kacchan no se daría cuenta de sus intenciones. Pero al parecer no le molestó. Pensó, incluso, en que, cuando conociera a las leonas de Kacchan, sus leonas, podría llevar algunos de sus peluches. Muy en el fondo del hámster, existía una pequeña bolita de celos.

Cuando el momento llegara, sería tan feliz de llenar de su aroma a almendras y chocolate a las leonas que aún no conocía, pero que le habían mandado un par de presentes.

"Es nuestro nido, Kacchan."












hámster || katsudekuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora