Veinticuatro de diciembre. El primero que paso fuera de Colombia, el primero de muchos. El primero que no pasaré junto a mi madre. El primero que celebraré en mi acogedor departamento. El primero en muchas cosas, pero definitivamente no será el primero en el que me digne a cocinar. Soy un desastre en la cocina, sé hacer lo básico para sobrevivir, pero una cena elaborada como la que se espera tener en días como estos, no gracias, no pienso intoxicar a ninguno de mis invitados. Así que opté por algo más práctico. Pedirle a mi padre que él hiciera la comida y que yo me encargaría de las bebidas.Hace unos días Liam y yo subimos el comunicado que acabaría con la especulaciones y confirmaría nuestra relación. Ha sido difícil a partir de ahí, los reporteros que me siguen cada vez son más. Los insultos parecen aumentar y realmente no sé si pueda soportar eso durante los siguientes dos meses.
Inhalo profundamente y dejo salir el aire lentamente. Aliso las arrugas invisibles de mi vestido negro. Es sencillo, hombros descubiertos, la parte superior ajustada y a partir de la cintura se abre en una falda que llega hasta por arriba de mis rodillas. Llevo una zapatillas plateadas y aretes del mismo color. Mi cabello va recogido en un moño alto con algunos caireles saliendo de él. Mi maquillaje es igual de sencillo, mascara de pestañas, rubor y brillo labial.
Escucho golpes en la puerta y por los mensajes que intercambié con él hace un minuto, sé que es Liam. Apesar de todo lo que ha pasado, la verdad es que necesitaba un poco de esa seguridad que tengo xaundo está cerca, así que lo invité a mi pequeña cena. Camino hacia la entrada y al abrir la puerta me encuentro con el chico moreno de 1.85m. Su cabello va despeinado como siempre, pero eso no es lo que me tiene sorprendida. Lo que me tiene embobada es lo bien que se ve en camisa blanca de botones, pantalón formal que le queda a la medida y esos botines que lo hacen ver unos tres centímetros más alto de lo que es. Me extiende una botella de lo que parece ser vino, la tomo y se acerca lo suficiente para acortar toda la distancia que existía entre nosotros. Pasa una de sus manos por mi cintura acercándome más. Baja su rostro al mío y deja un corto beso sobre mis labios. Definitivamente no me acostumbro a esos besos. De nuevo no me atrevo a decir nada al respecto, no quiero incomodarlo, es lo menos que se merece. A demás si soy completamente sincera, realmente no es que me moleste que lo haga.
Sonrío cuando está de nuevo a unos centímetros de mí mientras él cierra la puerta.
- Te vez bien – le digo
- ¿Bien? – parece ofendido – creí que por ser mi novia me halagarías más – sí, tampoco me he acostumbrado a que me llamé así. Esa es otra de las cosas que no le corrijo ya que yo alimenté esto cuando lo besé en el estudio - incluso más de lo que lo hizo el tarado de Michael – ruedo los ojos con diversión.
No le respondo, camino hasta la cocina y meto el vino en la nevera. Antes de darme la vuelta ciento sus manos rodearme la cintura, recarga su rostro en mi hombro.
- Tu te ves más que bien. Te ves sorprendente – estoy segura de que su declaración hizo que me sonrosara un poco, sonrió debilmente y volteo mi rostro al suyo.
- Lo sé
- Sé que lo sabes, tienes espejos por todo tu departamento, es obvio que te viste. Solo quería ser un asombroso novio que le hace asombrosos cumplidos a su novia
- ¿Yo no soy asombrosa? – hago un puchero. Él levanta su cabeza de mi hombro y me da la vuelta aún con sus manos en mi cintura, yo casi por inercia coloco las mías detrás de su cuello.
- Depende
- ¿De qué?
- De que me digas con sinceridad una cosa
- De acuerdo
- Del uno al diez ¿Qué tan caliente me veo para ti hoy? – abro mis ojos con sorpresa tras su pregunta.
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Madison|T.A I. [TERMINADO]
Teen FictionLa vida de Madison da un vuelco de 180 grados tras la decisión que tomaron sus padres de mudarse a la otra punta del continente. Lo que ella no sabe es que este suceso la ayudará a cumplir uno de sus más grandes sueños: Ser una cantante mundialmente...