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Hemos encontrado a Gen

Fue el mensaje que recibió de parte de Taiju. Al instante lo llamó para conocer más detalles y ponerse en marcha. Su trabajo en aquel lugar ya había terminado, sin embargo, el tren salía demasiado tarde, por lo que no lo pensó dos veces antes de pedir un taxi.

Impaciente subió a él y dio las indicaciones correspondientes. Durante el trayecto su pie no  pudo mantener quieto. Revisaba la hora en su reloj cada pocos minutos, temía que el chico escapara de nuevo. Tenía que confesarle lo que sentía.

Pidió al conductor que acelerara lo máximo posible.

No más llegar lo primero que sus ojos buscaron fue a su amigo, quien no había apartado la mirada de la puerta del hotel.

Se dirigió a él corriendo.

—Taiju. —apartó la mirada por primera vez en todo el tiempo que llevaba esperando ahí.

—No ha salido —confirmó. La única manera de abandonar las habitaciones era por el ascensor o por las escaleras que daban al hall. No las había perdido de vista en ningún momento, además su representante también estaba abajo.

—Ve con Yuzuriha. —el castaño asintió.

—No te preocupes. Seguro que arregláis las cosas.

El rubio sonrió, deseaba tener el mismo optimismo que el castaño. Entró en el edificio y enseguida el representante del chico lo interceptó. Parecía aliviado de ver al científico.

—Menos mal que estás aquí. Gen no sale de la habitación, no sé qué hacer. — parecía estar al borde del colapso.

—¿Cuál es el número de su habitación?

No dudó en dárselo.

Inspiró hondo y aclaró su mente antes de golpear sutilmente la puerta. Como era de esperar no hubo ningún tipo de contestación.

—Gen, soy yo. Abre, por favor —el silencio volvió a inundar el ambiente —. Gen, tengo que decirte algo muy importante.

Esperó dos minutos antes de hablar. Había estado dándole vueltas, había llegado a una conclusión. Puede que fuera demasiado precipitado, pero tenía que hacerlo para aliviar su corazón.

—Me gustas. Me gustas, Gen.

Suspiró abatido. A partir de ahí, no sabía qué más hacer. Estaba totalmente perdido.

Abrió los ojos esperanzado al escuchar ruido en el interior de la habitación. Dio un paso atrás para dejar espacio. El ritmo de sus latidos aumentó al escuchar la puerta abrirse. Gen no la abrió completamente, el hueco era lo suficiente amplio para poder verlo.

—Sí ese es tu plan vete de aquí. No tiene ninguna gracia. —su voz era grave; estaba molesto.

—Es la verdad —aseguró. Su expresión era seria sin ninguna pizca de vacile. Gen se mordió los labios dudando en que hacer.

—¿Y qué pasa con Kohaku? Ella te gusta, siempre atiendes sus llamadas con rapidez, y pareces un adolescente cuando estás con ella.

No creía las palabras del rubio, y era normal que no lo hiciera.

—Aprecio mucho a Kohaku. Pero, lo que siento por ella, no es nada comparado con lo que siento contigo. Hablaré con ella y le diré la verdad, sé que la haré daño, pero más daño la haré si finjo amarla estando enamorado de otra persona.

Durante varios segundos no intercambiaron palabras, procesando lo que acababa de ocurrir, en lo que se avecinaba y, sobre todo, en lo que iban a hacer con su relación.

—Volveré a casa, no debes preocuparte. Me disculparé con todos por los problemas que he causado. Respecto a los demás, ya iremos hablando.— sin más cerró dando un portazo. Dejando a Senku en medio del pasillo.

No sabía que había ocurrido. 

Se había confesado y sentía que había cometido un error abismal, sin embargo, ya no había vuelta atrás.

Queridos vecinos [DR.STONE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora