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—Suika, la semana que viene iremos al zoo. —la emoción de la pequeña no podía ser más notoria. Ryusui había ido a por la pequeña a la escuela e iban de regreso a casa caminando de la mano balanceándola de arriba a abajo felizmente.

Al llegar frente al edificio el joven se detuvo al ver como su acompañante no se movía. Miró en la misma dirección que ella. Ukyo salía del coche recién aparcado.

Suika estaba sonrojada y tenía una sonrisa tonta en la cara.

— ¡Ukyo! —se soltó para ir corriendo hacía él, quien no más verla se agachó para estar a su altura. Recibió un cálido abrazo por parte de la pequeña.

Lo adoraba.

El rubio los alcanzó llamando la atención del peliblanco.

—Hola, Ryusui.

—Buenos días.

La pequeña agarró la mano del vecino y se dirigió al ascensor junto a él. Su primo les seguía los pasos.

—¿Vas a venir con nosotros al zoo? —preguntó emocionada. La idea de ir junto a sus dos personas favoritas le hacía muy feliz.

—Sí. Iremos juntos y lo pasaremos muy bien. —subieron al ascensor y la pequeña saltó para llegar a pulsar el botón.

—Ukyo. —la rubia llamó su atención — ¿Tienes pareja?

Ryusui la miró con el ceño fruncido.

—Suika, eso no se pregunta.

—No pasa nada. No, no tengo. —Suika sonrió y abrazó las piernas de su querido. Era donde alcanzaba con su corta estatura— ¿Tan feliz te hace que no tenga a nadie?

— ¡Sí! Primo tampoco tiene a nadie, ¡os podéis casar! —Ryusui se sonrojó, Ukyo rió y acarició la cabeza de la pequeña.

—Suika... No digas esas cosas. —esperaba que nunca dijera eso frente a su padre.

Llegaron al piso y el rubio salió corriendo hacia su puerta. Estaba muy avergonzado, quería desaparecer.

— ¡Hasta luego! —dijo apresuradamente Ukyo.

—Hasta luego —el empresario se metió rápidamente en casa para esconderse y ocultar su vergüenza. Sin darse cuenta dejó a la pequeña fuera.

Suika miró al vecino sin entender nada. Él solo se encogió de hombros. La puerta se abrió nuevamente, y el rubio se  asomó para meter a Suika dentro de la casa.

Ya seguro y lejos de su vecino se tocó su cara para sentir sus calientes mejillas. Suika sonreía bobamente mirando la reacción de su querido primo.

—A Ryusui le gusta Ukyo.

—A mí no me gusta.

— ¡Te gusta Ukyo! ¡Te gusta Ukyo! ¡Os vais a casar!

Queridos vecinos [DR.STONE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora