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— ¿Podrías por favor cuidar de ella durante unas horas? —pidió el rubio a su vecino de la puerta de enfrente.

—Claro, no hay problema— se agachó y dedicó a la niña una gran sonrisa. —¿Entramos? Justo estaba preparando un pastel de chocolate.

No hizo falta decir más, la pequeña entró corriendo a la casa del peliblanco.

—Gracias, te debo una por cuidar de Suika.

No era la primera vez que se ocupaba de la pequeña. Ryusui trabajaba muchas horas, algunas tardes de diario y algunos fines de semana le había hecho el favor.

Se despidió y entró en su vivienda. Suika estaba en la cocina mirando fascinada todos los ingredientes que estaban en la mesa.

—Vamos a hacer un delicioso pastel de chocolate. Luego podemos darle un poco a Ryusui, ¿qué te parece?

— ¡Sí, hagamos pastel para el primo!

Ukyo ayudó a la niña, enseñándole lo que tenía que hacer. Lo hacía ilusionada y feliz, sabiendo que más tarde se lo iban a dar a su querido primo, al que quería más que a nadie.

—Ryusui está triste, quiero hacerle sonreír... —murmuró mientras añadía azúcar. El joven la miró curioso. No podía evitar querer conocer el porqué su vecino estaba triste.

— ¿Por qué está triste?

—No duerme, siempre está rodeado de papeles. Y el tito siempre lo regaña. Suika quiere hacerlo feliz.

—Eres muy buena, Suika —acarició su cabeza —.Seguro que le hará mucha ilusión.

Ya terminado, cortó el pastel. Un buen trozo para Ryusui, y otros dos; para él y la pequeña. Se sentaron en el sofá y comieron mientras veían una serie infantil. Cuando terminó, el peliblanco se puso a preparar actividades para hacer con sus alumnos.

No sabía cuánto tiempo había pasado, pero él ya había terminado y la niña estaba durmiendo con la cabeza apoyada en su hombro. Bostezó, no creía poder aguantar despierto mucho más.

El timbre resonó por la casa.

Suika no se había percatado. La cogió en brazos con cuidado, no quería despertarla. Fue a por el regalo a la cocina y más tarde a la puerta. Al abrirla se encontró con un Ryusui demacrado y cansado.

—Toma, se ha quedado dormida viendo la televisión. Y esto es para ti —Ryusui cargó a la pequeña en brazos y cogió la bolsa —. Suika está preocupada por ti y quería darte tarta para animarte. Tienes que descansar, tu estado le afecta a ella.

—Lo haré. Muchas gracias. Dentro de nada tengo días libres, dormiré y pasaré tiempo con ella, puede que la lleve al zoo.

—Me alegra oír eso. Hasta luego, duerme bien— iba a cerrar la puerta, pero Ryusui se lo impidió.

—Espera. ¿T-te gustaría venir con nosotros? —miró la cara sonrojada del rubio. Era la primera vez que lo veía nervioso, siempre se mostraba seguro de sí mismo.

—Claro, me encantaría.

Queridos vecinos [DR.STONE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora