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¿Qué se supone que le iba a decir ante eso? "Estoy de camino a tu casa", realmente no se lo esperaba. No tenía ganas de verlo porque de seguro terminaría en llanto y más tristeza que soportar. Pero allí estaba con el celular aún puesto en su oreja, esperando a que el timbre del departamento sonará. Jongdae cortó la llamada luego de haberle avisado de su visita, así que el de apariencia gatuna no tuvo tiempo de reaccionar mucho.

Sus manos temblaban al igual que sus rosados labios. ¿Cómo iba a mirarlo a la cara? Es decir, deseaba no volver a verlo nunca más, pero ahora estaba a punto de llegar a su casa sin ninguna razón para hacerlo.

Rápidamente se levantó y se dirigió a su baño para sacar un frasco lleno de pastillas blancas; eran para tranquilizarse un poco antes de la llegada de su ex amigo y del cual todavía estaba enamorado. Se sobresalta al escuchar el sonido del timbre, significaba que ya se encontra allí esperando a que la puerta se abriera. Al hacerlo, camina hasta la cocina dejando que Jongdae entrará para luego cerrar, y lo siguió.

—¿No piensas decirme nada?

Jongdae se cruza de brazos, observaba cada movimiento que Minseok hacía preparando un café bien cargado. Era costumbre de él desde que eran adolescentes, hubiese deseado conocer los sentimientos de su amigo en aquél momento y ahora se arrepentía porque fácil pudo haber correspondido. Minseok se giró de golpe mirándolo a los ojos con impotencia, se percató de que ahora Jongdae miraba por la ventana.

—¿Y resulta que soy yo el que debería decir algo? —pregunta incrédulo y sigue preparando su taza de café—. Tú viniste aquí creyendo que algo iba a salir de mi boca y te has confundido. Si algo debo decirte es que eres un jodido imbécil.

—¿Vendrás? —ignoró los dichos del mayor.

Jongdae estaba muy desesperado, quería verlo allí parado, disfrutando de su casamiento con un traje de vestir negro y siendo el padrino, riendo y bailando toda las noche. La verdad era que jamás iba a hacerlo si se encontraba enamorado de él. ¡Malditos sentimientos que no se pueden controlar a tu gusto! Si de alguna manera se pudiera, Minseok no lo hubiese dudado ni una, ni dos, ni tres veces antes de elegir su buena amistad con el chico.

Así que, por supuesto que no.

—Ni en tus más miserables sueños.

—Pero-

—No quiero ver como eres y serás feliz con alguien más. ¿Puedes comprender, mínimo, aunque sea eso?

—Es en una semana.

—No, ni eso comprendes... —balbucea.

—Te estaré esperando —dice Jongdae y se dió media vuelta para dirigirse a la salida.

—Entonces te vas a cansar de esperar, porque no pienso ir a escuchar cómo le declaras tu amor. Ya puedes irte.

Minseok señaló el caminó de la entrada, evitando mirarlo a los ojos que ya estaban humedecidos. Jongdae abrió la boca para decir algo, pero solamente lo haría todo más complicado de lo que ya era. Entendió que debía dejarlo solo, solo rogaba que cambiara de opinión y asistiera.

Suspiró, dió media vuelta y se fue de la casa. Una vez estando solo, dejó la taza de café sobre la mesada y rompió en llanto. No podía creer el descaro que tenía Jongdae al pedirle semejante cosa, como si no hubiese sido suficiente que le rompiera el corazón día tras día.

[•••]

Cuando finalmente concluyó la semana de la moda, todos estaban volviendo de inmediato a Corea; estaban felices por volver a ser lo que eran antes de las discusiones, en especial porque Jennie y Jongin estaban arreglando las cosas y volverían a retomar su vida en el departamentos juntos.

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⏰ Última actualización: Apr 12 ⏰

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𝐀𝐥𝐥 𝐓𝐡𝐞 𝐑𝐞𝐚𝐬𝐨𝐧 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora