11.

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Jisoo estaba preparando un té de frutos rojos a Lalisa quién aún estaba durmiendo en la habitación especial para invitados. Junmyeon había ido a trabajar en un horario muy temprano, según su horario tenía sesiones de fotos, grabar una mini serie de la cuál su personaje era el principal. Así que ambas estaban a solas con los bebés que dormían en la habitación de ellos.

Preparando el té, decide poner algo de música ya que el silencio no era su sonido favorito. También había preparado galletas con chispas de chocolate, las favoritas de todos y las más comunes también.

Empieza a cantar porque de pronto las ganas le habían entrado. Hace tiempo no lo hacía, ya que estaba en sus merecidas vacaciones y además había sido madre hace unos meses, debía estar junto a sus pequeños y no trabajando todo el día.

—¿Soo?

La voz de Lisa estaba presente en la cocina, espantando a Jisoo quien dejó de cantar al momento de verla. Apagó la música y le transmitió una sonrisa cálida a la jovencita.

—Buenos días, querida —saluda Jisoo con amabilidad—. ¿Pudiste dormir cómoda?

—Dormí bien. Gracias por ser tan amables y dejarme dormir aquí una noche —ella hizo una reverencia que duró más de dos segundos y luego se levantó—. Y lamento si anoche vine sin avisar, estaba desesperada...

—Tranquila, no fue ninguna molestia y a Junmyeon le agrada tu presencia —sonríe recordando la conversación que habían tenido casi a la hora de ir a dormir—. Bueno, aquí está tu desayuno. ¿Tomas té y comes galletas?

—Uh, por supuesto que sí. Gracias de nuevo, So.

—De nuevo, no es ninguna molestia. Por cierto, en la tarde regresa mi esposo así que no te vayas hasta entonces, queremos ayudarte y a Jun se le ocurrió una idea.

—Está bien.

[...]

Las cosas seguían tensas entre los dos. Aún así estaban empacando la ropa juntos ya que ese mismo día viajaban directo a París. La semana de la moda comenzaba en un par de días y les avisaron que tenían que ir antes para las pruebas de vestuarios y fotos.

Chanyeol estaba empacando por su lado y Rosé por el otro. Ninguno tenía las suficientes ganas como para hablar entre ellos.

Chanyeol estaba molesto con su actitud y la de su esposa. Rosé seguía mal por la forma en la que él le había hablado ese día en la oficina, tampoco le gustaba ser la esposa que le prohíbe cosas a su esposo, solo que no quería tener ningún contacto con Jennie. Si él la veía probablemente ella también lo haría y ella no estaba dispuesta a verla a la cara. No aún.

Pero, luego de unos largos minutos, Park decidió decir las primeras palabras luego del problema.

—¿Estás bien?

Pregunto sin mirarla a los ojos. Ella lo hizo por unos segundos y luego bajo la mirada con seriedad, ya estaba decidida a dejar de ser tan sensible y enfrentar las situaciones con madurez.

—Mira mi rostro y dímelo tú.

Y levantó un poco su mirada para verla, estaba concentrada en guardar sus cosas en la maleta. Aunque hayan discutido, se puso a pensar en lo bonita que se veía con el rostro sin expresiones.

Seguramente algún día termine muriéndome de amor por su belleza.

—Ambos somos culpables y lo sabes Rosie —le responde él sin despegar su mirada de ella.

—¿Culpables? ¿De qué?

—De nuestros problemas. Tú no quieres verla, pero yo sí quiero, todavía sigue siendo mi amiga.

Ella se quedó pensando por unos instantes en ello hasta que finalmente reaccionó.

—¿Sabes qué quiero yo? —le dijo con una expresión calma en su rostro y una muy cansada en su mirada—. Quiero ser feliz a tu lado sin tener que andar preocupándome por una loca que me quiere quitar a mi esposo. Quiero ser feliz sin tener que pensar en la muerte de Baekhyun las veinticuatro horas del día. Quiero ser feliz sin tener que recordar que mí mejor amiga me ha abandonado.

El rostro de Chanyeol cambio por completo al escuchar esas últimas palabras. Sonaban tan dolorosas para él y sabía que hasta a ella misma le dolía decir esas cosas. Su corazón se rompió en mil pedazos al ver los ojos cristalinos de Rosé, ella sentía una gran nudo en su garganta. Pero no, ya no sería tan débil y lloraría fácilmente.

Él se sintió culpable por siempre hacerla sentir así. Se llamaba estúpido a sí mismo por decirle esas cosas sabiendo perfectamente que a su Chaeyoung le dolía mucho más que a él.

Dió la vuelta a la cama y se acercó a Chaeyoung para tomarla en un abrazo con fuerza. Escondió su rostro en el pecho de él y con sus pequeñas manos se aferraba al suéter azulado que él traía puesto, su aroma siempre sería el olor favorito de Chaeyoung.

—Perdóname, por favor... —le suplicó en el oído.

Ahora Chanyeol de llenaba de lágrimas y estas caían en el cabello rubio de la chica que mantenía sus ojos cerrados.

—Lamento ser un idiota contigo, mi amor —acaricia su cabello con suavidad.

Chaeyoung no podía sentirse más cómoda y tranquila en sus brazos. Era como estar en su lugar seguro, se llenaba de tranquilidad al instante y las preocupaciones quedaban en el olvido. Si pudiera quedarse allí para toda la eternidad juraría que ella sí lo haría.

—Te amo...

[...]

Su teléfono sonó sin parar durante seis minutos. Estaba muy exhausta y pidió un descanso de cinco minutos para poder recobrar sus energías y de paso atender la llamada de la persona que molestaba en esos seis minutos que estaba trabajando. Camina hasta una mesa donde se hayan refrescos y algunos dulces, tomo un poco de agua y agarró su teléfono para contestar.

Sí. El teléfono seguía sonando. Allí decía "llamada entrante de desconocido". Frunció el entrecejo y contestó luego de un suspiro cansado.

—¿Hola?

—¡Jennie! —exclama el desconocido—. Hasta que me contestas.

—Disculpa, ¿Te conozco?

—Soy Lee Taeyong, nos conocimos apenas ayer.

Jennie volteó sus ojos con molestia. Seguramente su madre le había dicho que la llamara, ¡Pero estaba en horario de trabajo y no tenía tiempo para sus tonterías!

Ah, solo es él.

Pensó.

—¿Y qué quieres? —le pregunta mirando hacia donde estaban los fotógrafos—. Por si no lo sabías estoy en horario de trabajo, no puedes llamarme cuando se te plazca, ¿Entiendes?

—Woah, tranquila. Solo quería saber cuándo nos veríamos de nuevo.

—No lo sé, no tengo mucho tiempo para salir.

Y tampoco tenía las ganas para estar con él, ni siquiera si era en la Torre Eiffel, ella adoraba mucho ese lugar. Pero no iría con Taeyong a un lugar dónde siempre quiso visitar con Jongin.

—Vamos, no seas aguafiestas. ¡Vayamos por un helado!

No Jennie. No aceptes.

Lamentablemente esas cosas le hacían recordar mucho a su ex novio que, por supuesto, todavía lo seguía amando como cuando le dijo que sí aceptaba ser su novia.

Así que no. No iba a aceptar salir con Taeyong por nada en el mundo.

—Lo siento mucho, lo digo en serio Taeyong, pero no puedo. Adiós.

Le cortó la llamada con tristeza y volvió a su seción de fotos para Elle.

Jennie aún pensaba en su amado y nadie podía cambiar su amor por él, ni siquiera su propia madre que era demasiado obvio que eso era lo que deseaba.

Descuida, todo está bien Jennie. Todo está bien...

𝐀𝐥𝐥 𝐓𝐡𝐞 𝐑𝐞𝐚𝐬𝐨𝐧 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora