Amigas con derecho

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Kate

—Quiero proponerte un pacto de besos, abrazos y caricias que pueden ser tan intensas como tú quieras. También podría incluir sexo si gustas.—dijo Harper con una sonrisa pícara.

—¿Esto es una broma verdad? De seguro hay una cámara escondida.—contesté incrédula.

—Hablo enserio, Kate, lo que estoy proponiéndote es muy enserio.— contestó con el semblante muy serio.

—¿Por qué quisieras proponerme eso? Es extraño y acabamos de conocernos. Descubriste mi apellido esta misma mañana.—añadí algo molesta por su propuesta todavía sin explicación.

—Porque sé que te gustaría que termine con mi novio. Y quiero que seas tú quien me ayude a hacerlo. Quiero humillarlo.—dijo colocando un mechón de cabello detrás de mi oreja.

En cualquier otra circunstancia, esta acción me hubiese causado gracia, Harper es un poco más baja que yo y crecí viendo a la persona más alta haciendo aquel acto. Pero esta situación no es como en las películas donde los actores siempre saben que va a ocurrir a continuación.

—Estas proponiéndome que seamos amigas con derecho.—contesté tan fría como pude mientras pensaba en cómo salir de ahí.

—¿Amigas con derecho? —preguntó incrédula— no creo que esa sea la frase que usaría para describir lo que te estoy pidiendo. Mira si no te gusta, solo bésame enfrente de todos y ya, podrás dejar de verme o como tú quieras. Pero no dejaré de traerte a la U.

—La intensidad la elijo yo. Es lo que dijiste.—repetí sus palabras lo más sería que pude con la esperanza de que no viera que su propuesta me emociona más de lo que debería.—¿Quieres decir que tú no harás nada que yo no quiera?

—Es básicamente eso.— contestó ella tan calmada como siempre.— Lo único que debes hacer es aceptar y puedo serte tan fiel como tú quieras.— añadió con un guiño que no estaba esperando.

Esta chica tiene una increíble habilidad no solo para ponerme nerviosa sino también para coquetear con una naturalidad impresionante. No creo que sea algo que a su pareja le genere confianza. Pero en este momento ella me está ofreciendo ser su novia, falsa, pero su novia. Es algo que nadie tiene por qué saber, por eso nos encerró en el baño.

—¿Qué dices pelirroja?—preguntó ella está vez con un tono más calmado y amistoso.— Es algo simple y puedes dejarlo cuando tú quieras. Sin compromisos.—añadió alzando sus manos como si fuera inocente.

—Acepto. Pero tienes que saber que lo verbal a mi no me vale nada.—contesté tajante.— Debe haber algún tipo de contrato escrito en el que también aclaremos nuestros límites.

*¿No podías hacerte de rogar un poco?*

Me decepcionó a mi misma haber aceptado tan fácilmente su propuesta, aunque haya dudado, al final terminé aceptando el trato. Por lo menos Harper me está dando la opción de poner límites y eso me tranquiliza mucho, pero no voy a dejar que esté se quede en un trato verbal, lo convertiremos un trato escrito, un trato físico es más difícil de romper.

—Por mi está bien, pero ahora tienes que besarme en público, ¿te parece una prueba de lo que incluye el trato?

Sin dejarme responder Harper se acercó a mi y me besó y yo cerré mis ojos.
Fue un beso suave, profundo pero casto, un beso que me hizo temblar. Juro que si ella va a besarme de esa forma cada que se lo pida, va a volverme loca.
Cuando separó sus labios de los míos, me miró fijamente durante un tiempo, o eso era lo que yo pensaba porque para mi el tiempo se demoraba una eternidad y yo seguía con los ojos cerrados, pensando en lo mucho que me gustó ese beso y que me gustaría besarla de una manera más profunda, hasta que ella habló...

Todo sobre ti (GL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora