Familia putativa

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Harper

Y tan solo creer que la cena terminaría sin ningún problema.

Anoche fue un caos. Diego y mi padre, de alguna manera terminaron en un acuerdo marital entre la pelirroja y yo.

El tan solo saber que Kate contaba con que me negara a todo ese desastre y saber que no podía negarme, terminó en jodido ataque de pánico.
Odio no saber cómo reaccionar ante situaciones tan contradictorias.

Durante la cena, me mantuve ajena a la conversación porque estuve pensando en lo que me dijo Chloe, me gusta Kate, y no de la misma forma en la que me gustaban aquellos chicos en el pasado, ahora es diferente. Sin embargo, sé que que perdí la confianza de Kate tras la torpe explicación de ayer,—al menos aceptó mi collar.—es en lo único que puedo pensar.

Fui a la heladería a la que llevé a Kate hace un tiempo, con la intención de distraerme un rato. Al ser temprano en la mañana, estaba haciendo frío, así que el lugar estaba prácticamente vacío, hice mi pedido para llevar del menú de desayuno y fui a casa de Ruby.

—¡Harper!—exclamó la mamá de Ruby, Layla.—Disculpa, nena. ¿Tenían Ruby y tu planeado verse hoy?—preguntó algo confundida dejándome entrar.

—No. Hoy fue algo sorpresa.—respondí con una leve sonrisa.—¿Es un mal momento?—pregunté algo avergonzada encogiéndome de hombros.

Layla me observó un momento, escudriñándome con la mirada, como la psicóloga que es, supo leerme y ver que no estaba del todo bien. Ella no es mi psicóloga, pero en ocasiones habla conmigo para ver cómo me encuentro.

—Si vienes a hablar con Ruby ella está en el patio bañando a Kobe.—la miré confundida.—Se tiró la jarra de jugo encima, no preguntes cómo.—dijo levantando la mano en señal de alto.—O quizás, ¿vienes a hablar conmigo?

Ella había sido más madre para mí, de lo que la mía lo fue desde que Ruby y yo empezamos a ser amigas. Sentía ganas de llorar al escuchar aquel tono tan gentil con el que suele hablarme cada vez que me siento abrumada. Ella se acercó a mi y me abrazó.

—Si le parece bien, me gustaría desayunar y hablar con Ruby primero.— correspondí a su abrazo.

—Está bien, si eso es lo que quieres...—me soltó dándome un pequeño toque en la frente. Ser madre joven le dio el don de ser tan cercana con menores tan fácil. Tenía apenas 15 años cuando Ruby nació y cuando cumplió la mayoría de edad se casó con un millonario que sus padres eligieron para ella, afortunadamente ambos se enamoraron del otro. Poco tiempo después, Layla entró a la U y ahora es psicóloga y madre de dos jóvenes inquietos.—Ya sabes dónde encontrarme si quieres

Tal y como le dije, me senté a desayunar sola en el comedor y terminé justo cuando Kobe y Ruby entraban del patio.

—¡Harper!—gritó Ruby al verme ahí.—¿Vienes por Kobe?—preguntó desconcertada.

—En realidad, vine para huir de mis padres.—reí sin gracia.—Si ya estaban locos, ahora perdieron la cabeza.—dije agachándome para sostener a Kobe en brazos.

—Vamos a mi cuarto. Mi hermano anda por aquí y no quiero que se meta en nuestra conversación.—dijo en voz baja.

Yo la seguí en silencio escaleras arriba. La habitación de Ruby es tan grande como la mía. En sus paredes tiene enmarcados algunos dibujos que hice para ella como regalos para sus cumpleaños.

—Cuéntame por qué tus padres perdieron la cabeza ahora.—dijo acostándose en la cama. El agua del colchón ondeó bajo ella un momento.—Tiene que ser algo serio para que vengas tan temprano en la mañana.

Todo sobre ti (GL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora