Durante toda la semana anterior, Xiao Zhan y Wang Yibo salían ya fuera a comer, ver una película, pasear o simplemente conversar disfrutando del parque. Para el azabache, esa era una relación que jamás esperó tendría con el menor, pero se sentía tan calmado, que era como si siempre hubieran estado así.
Wang Yibo lo esperaba a la hora del receso, subían a la azotea con Yubin y los otros amigos del castaño, se habían convertido en un grupo, que aunque no pensaban totalmente igual, resolvían sus problemas como amigos. Sin embargo, no todo era color de rosas.
Xiao Zhan aún no se atrevía a contarle a Wang Yibo sobre su primera ilusión y lo mal que eso resultó. No entendía cómo era tan difícil decir la verdad...
¿Era miedo a que supiera que era débil?
¿Creería que era su culpa?
¿Y si realmente lo perdía por eso?
Mil ideas y escenarios distintos cruzaban su mente. No solo debía lidiar con sus nuevas emociones, sino también con el miedo a perderlo y a qué sus padres lo descubrieran.
—¿Ya le compraste un regalo? —cuestionó James sentandose a su lado en el salón—. Mañana es cumpleaños de Yubin, si no me equivoco.
—Sí, ya lo compré —asintió sin despegar su vista del libro.
Otra de las razones por las que no podía contarle a Yibo, era que justamente en el mismo salón estaba James, y desde su disculpa, lo rondaba como una polilla redes a una bombilla.
¿Qué le podía decir para que se alejara si no tenía el carácter suficiente?
—No sabía que fuera el cumpleaños de Yubin —intervino Wang Yibo—. Pero creo que deberían hablar de eso después, o el profesor empezará a aventar los plumones...
Xiao Zhan alzó la mirada y notó la del profesor, quién le hizo una señal para que se concentrara en la tarea.
—La fiesta será un salón de videojuegos que queda cerca de tu casa —dijo Yubin—. Pasaremos por ti de camino.
De pronto, su conversación se vio interrumpida por un plumón que cayó en medio del pelirrojo y su mejor amigo, haciéndolos saltar y ver sus libros rápidamente.
—Este profesor es un dictador... —murmuró James al azabache—. Espero que tus padres aún se acuerden de mi, les traje algo de Estados Unidos.
Xiao Zhan no pudo decir nada, no conseguía las palabras correctas para negarse a que fueran a su casa. Ya había hablado con Yubin sobre las disculpas de James y todo quedaba en el pasado, pero aunque lo intentaba, el dolor siempre estaba presente.
Al acabar las clases, como de costumbre Wang Yibo acompaño a su novio hasta su casa, y le dió un beso en los labios como despedida. Desde que estaban juntos, se limitaban a caminar d ella mano y besarse, lo que era extremadamente difícil para el castaño, quién se repetía una y otra vez que debía ir lento para que Xiao Zhan confiara en él, ocultando su deseo de tomarlo entre sus brazos toda la noche.
Al abrir la puerta de su casa, Xiao Zhan se encontró con sus padres muy animados sobre su pronto viaje. El señor Xiao alistaba las maletas y la señora Baoshan preparaba unos cuantos bocadillos para el cumpleaños de Yubin, que sería al día siguiente.
—Hola cariño, no escuché cuando entraste. ¿Qué tal tu día? —lo saludo su madre.
—Bien, solo tuve que esquivar un plumón asesino...
—¿Un qué? —alzó una ceja su padre.
—Olvídalo...—se aproximó a la mesa de la cocina, viendo todos los bocadillos—¿No crees que es demasiado mamá?
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UNA DULCE CONFUSIÓN
FanfictionXiao Zhan es considerado uno de los muchachos más amables de la escuela secundaria, y sus amigos siempre hablan bien de él. Un día, su mejor amiga por la cual se siente atraído, escribe una confesión de amor para el chico más frío del salón: Wang Yi...