11-PROTEGER AL CONEJITO

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Xiao Zhan despertó adormecido, una delicada línea de luz entraba a través de la ventana, cayendo directamente a su rostro como un despertador silencioso. Suspiró enojado por el sueño, y se removió entre las sábanas, dándose con la imagen de Wang Yibo dormido a su lado.

El castaño permanecía con los ojos cerrados, y sus pestañas caían como una cortina sobre ellos. Sus labios rosados estaban abultados en un puchero, y su cabello despeinado. Era demasiado lindo como para verlo, pero eso también le hizo reaccionar.

La noche anterior no fue un sueño. Realmente había ido a buscarlo y pasaron la noche abrazados. Y no solo eso, literalmente se había comportado como un descarado devorando el miembro de su novio con desesperación, y este también a él.

Xiao Zhan se golpeó la frente sonrojado, pero no sé sentía arrepentido. El sabor de Wang Yibo era delicioso, y de solo pensarlo le provocaba nuevamente saborearlo. Fue cuando su mirada cambio a una traviesa, y bajo su mano despacio entre las sábanas, tocando el torso del castaño hasta llegar a su miembro y acariciarlo.

—No fue mi imaginación... realmente es grande...—se mordió el labio inferior sintiendo cada centímetro con excitación.

Sus dedos pasaban a través de todo su falo, pero el sueño del menor era demasiado pesado como para darse cuenta. Poco a poco ya no era suficiente, y comenzó a apretarlo haciendo que se pusiera duro y se levantara.

El azabache alzó la sábana tragando en seco, y sin poder contenerse más se arrastro en la cama y se colocó entre sus piernas.

—Supongo que debo hacerme responsable por ponerte duro... —sonrió mirando detenidamente el miembro del más alto y le dió una primera lamida—. Hola mi amor...sigues igual de delicioso...

Wang Yibo frunció el ceño percatandose de que su cuerpo estaba calentándose, y abrió los ojos de golpe al sentir algo cálido rodeando su miembro.

—Ahhhh...Zhan... Zhan-ge maldición....que rico...—alzó la sábana viendo al mayor mientras chupaba su falo.

El azabache se limitó a sonreír y lamer todo descaradamente, dejando algunas marcas y chupetones antes de volver a meterse todo a la boca y succionar.

—Ahh...que buena manera de despertar...—bromeó abriendo más sus piernas.

Xiao Zhan succionó y chupo con más fuerza, haciendo que el contrario alzara su pelvis y arquera la espalda para poder tomarlo del cabello y apretarlo para meterlo todo dentro de su boca y embestir llegando hasta su garganta.

—Ahhh...si ya casi...Ahhhhhh...mierda...te lo estás comiendo por completo....Zhaaaaaannn.....
Ahhhhh...

El azabache se movía con el mismo ritmo que el castaño embestía su boca, Wang Yibo podía verlo pegado a él totalmente succionando con lujuria. Y solo unas cuantas estocadas más, y el menor se corrió en grandes cantidades.

—Buenos días... —lo saludo sentandose en la cama—Realmente tienes el sueño pesado Bodi.

—Eres un conejo pervertido, no te quejes después si un día no puedo controlarme y te dejo sin poder volver a caminar —advirtió jalándolo del brazo para que cayera sobre él—aun es temprano, vamos a dormir un poco más...

—¿Cómo sabes que aún es tiempo? Podríamos llegar tarde a la escuela y...

—Zhan-ge, mi alarma suena a las seis de la mañana...si aún no da sonido es por qué te despertaste antes por andar hambriento —bromeó mordiendo su nariz.

—¡Oye no me muerdas sin cepillarte!

—¿Enserio me reprochado eso? Yo debería decir lo mismo, no me lo estés comiendo sin cepillarte...

UNA DULCE CONFUSIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora