CAPITULO 22.

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Narra Eva.

-Eva: Felicidades Sam. -Dije nada más ella abrió la puerta de su piso el que antes también era mio.

Sam me abrazo y una extraña sensación recorrió mi cuerpo. Como si volviese al pasado, como si volviese a entrar por primera vez aquí, sin conocer a nadie de los presentes.

-Sam: Gracias por venir, era importante que estuvieses aquí para mí. Pasa el resto está ya dentro.

Pase dejándole el regalo que le había comprado en sus manos.

Allí estaban todos, todos menos él, lo cual sentí un alivio insignificante pero terror al mismo tiempo.

El timbre sonó y todos se quedaron mirándose unos a otros, yo no comprendía hasta que Sam hablo.

-Sam: Que extraño. Supuestamente ya estáis todos, no falta nadie. ¡Chicos, bajad un poco la música quizás sean los vecinos quejándose!

Aún recuerdo los del piso de abajo, siempre se quejaban por las fiestas universitarias que montabamos, nada comparado a un par de risas y música de fondo no muy alta, pero para ellos era demasiado.

Sam abrió la puerta.

-¡Sorpresa! -Dijo la persona que había llegado recién.

Todos se miraron extrañados pero yo reconocí aquella voz porque joder la reconocería a 17.000 km de distancia. Busque un sitio para esconderme pero me parecía demasiado infantil sabiendo que en algún momento tendría que cruzarme con él, aunque siendo sinceros, no esperaba que fuese tan pronto, ni si quiera que fuese hoy.

-Felicidades rubia. ¿No le vas a dar un abrazo a tu hermano?

-Sam: ¿Qué haces aquí Hugo?

Cuando todos escucharon el nombre del recién llegado las miradas fueron hacia mi, como si buscasen un tipo de resentimiento o de respuesta por mi parte.

Sam entro con Hugo delante quien iba girado viendo a su hermana.

-Hugo: Joder hermanita me esperaba un mejor recibimiento de tu par… -No consiguió acabar la frase.

Porque sus ojos verdes se clavaron en mi.

Tenía el cabello más corto y su color rubio seguía siendo el mismo. Tenía barba de unos días y su voz ahora era más varonil. Parecía incluso que había crecido un poco y su peso era el ideal, había recuperado los kilos que perdió la última vez que lo vi.

Su cara, su rostro emanaba felicidad como si estuviese totalmente curado, sanado.

Sam se acercó mientras su hermano empezó a saludar a todos los invitados.

-Sam: Lo siento cariño, no sabía que iba a venir de sorpresa. Él me dijo que estaba ocupado con los exámenes.

-Eva: No te preocupes. Te entiendo y él tiene derecho a estar aquí contigo. Es un bonito regalo que haya venido de sorpresa a felicitarte.

Ambas nos quedamos mirando como el chico iba saludando y se iba parando un poco de tiempo con cada uno.

-Eva: Iré a tomar un poco el aire fuera.

Cuando empece a sanar y a conocer a gente nueva empecé con nuevas costumbres que, quizás, antes odiaba.

Cada vez que me sentía ahogada, nerviosa o temía algo me refugiaba en el tabaco. El tabaco me daba esa paz que necesitaba. Me relajaba.

"Enamorada de un fuckboy"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora