Capítulo 24: Liberación

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Julio 2033 – Herbolario: Zona de Experimentación – Sebastián

La mesa frente a nosotros fue quebrantada por las cuchillas que portaba por extremidades aquel insectoide. Sus chillidos, junto con el movimiento y crujido de su exoesqueleto, retumbaban en mis oídos como si fuera la música predicando nuestras aniquilaciones. El insecto era completamente ciego, sin embargo, tenía todos sus otros sentidos agudizados, y con estos, tenía la particularidad de poder oler, o encontrar, aquella sustancia que Tadao portaba en manos en la jeringa.

Me hacía pensar que tal vez esto pueda dañarlo o sea algo nocivo para eso, digo, si tanto quiere destruirlo, debe ser por una razón, aunque, todo lo razonable aquí no tiene mucho sentido ni coherencia debo ser sincero.

Tadao cayó al suelo sobre su espalda soltando un pequeño quejido de dolor, yo como pude traté de evadir el impacto cayendo sobre mis rodillas y manos. Desfundando el arma a la velocidad más rápida que mi cuerpo en conmoción podía.

La necesidad de abrir fuego era inmensa, pero, a dónde debía de apuntar. Su cuerpo estaba cubierto por esa capa rígida de insecto, lo cual al parecer es extremadamente resistente. Inclusive sería imposible inyectarle en cualquier parte de su deforme cuerpo, tenemos que pensar en un plan, de alguna forma evadiendo sus ataques y estando separados, claramente no la mejor forma.

El insectoide se abalanzó sobre Tadao tirando cortes y punzadas a diestra y siniestra. Tadao solo se arrastraba en terror tratando de escapar de la inmensa amenaza. Disparé en su espalda, viendo como los impactos solo causaban el mínimo daño, y tampoco siendo suficiente para poder llamar su atención. Tiene solo un objetivo, destruir la sustancia, pero no lo permitiremos.

- ¡Lánzame la jeringa!

Tadao mientras se levantaba pudo escuchar lo que grité y como nunca antes visto, con una precisión magnifica y una mirada decidida, diferente, casi extraña, lanzó la jeringa en mi dirección. Con los reflejos, supongo mejorados por el maldito suero, logré atraparla. La criatura, ahora ignorando completamente la presencia de Tadao, o tal vez este desapareciendo de su radar, me analizo con esos abismos de oscuridad y sus antenas vibrando en alerta.

Escuchar sus gritos era como una mezcla entre un quejido humano y lo agudo de una chicharra. Extendió sus extremidades y tomo carrera para terminarme. En ese instante, pude observar como en el centro del pecho, se notaba reluciente un pequeño, relativamente, pero notorio órgano amarillento, casi como un pastel.

- Por eso cubre su pecho con sus otras patas... Para proteger su punto débil

Como pude, disparé apuntando en su órgano saliente. Chirrió en dolor, sin embargo, una bala o dos no serían suficientes para terminar con este calvario.

- ¡Tadao! ¡Apunta hacia su pecho ahí esta su punto débil! ¡Solo tenemos que exponerlo!

- S... ¡Sí! – Contestaba Tadao desde el otro extremo, ahora ya con la timidez que siempre suena de dentro de sí.

Comencé a correr para que el cucarachón me persiguiera, y así quedar en una posición en donde Tadao pueda apuntar y disparar. Un plan que, sin siquiera comunicarlo, habíamos accedido.

En la sala había múltiples mesas de trabajo y escritorio que iban cayendo uno a uno ante la tempestad insectoide que estaba a la caza del líquido en la jeringa. Tadao se había posicionado con una rodilla en el suelo, apuntando con el cañón portátil que tenia como arma. Su postura y enfoque cuando se encontraba portando un arma de fuego era impresionante, habíamos entrenado y el ya contaba con algo de experiencia, pero verlo en una situación de riesgo era una versión de el que aún desconocíamos, aún pienso cómo es que pudo perder a Nerin con sus habilidades... aunque no es tiempo de cuestionarse esas cosas, debo concentrarme.

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