Capítulo 6 | Confesiones

3.3K 229 32
                                    

Los personajes que aparezcan en esta historia no son de mi propiedad, créditos a sus respectivos creadores.

Sé reflejaron en aquellos vacíos luceros del tono más grisáceo que pueda haber en un día lluvioso y pronto sintieron como sus extremidades ya no se encontraban en el lugar que le corresponden debido a un solo suceso, mismo suceso que marco su trágico destinó, dicho acto que no fue perdonado por aquel hombre de rosa cabellera.

Con la mirada puesta hacía la nada sus cuerpos se desvanecieron cuando una extraña energía les envolvió, bella y letal a la vez, sobre todo un hermoso tinte violeta que poseía aquella energía, supieron entonces que aquello no les llevaba a ningún lado.

Gritar fue lo último que pudieron hacer o eso parecía que ellos hacían porque lo demostraban cuando el sufrimiento llegó a sus facciones, sin embargo no se escucho salir ningún sonido por parte de sus bocas.

Algo acababa de suceder pero pensar con claridad era algo que no lograba conseguir porque aquel suceso le desconcertó y el último gesto del hombre a su lado le dio indicio de que él tenía algo que ver con lo sucedido ya que el silbido que de sus labios salió antes de que aquellos hombres se desvanecieran fue realmente escalofriante y tal gesto le llegó a erizar la piel por unos momentos.

- ¿Qué fue eso?, - fue la vaga pregunta de aquella dama de rubia cabellera.

- Nada, - una fría y cortante respuesta como las que siempre le ha estado dando aquel chico desde que se conocen.

- No soy tonta Goku, quiero saber que sucedió con ellos, - rápidamente exigió una respuesta sólida que calmara por así decirlo si curiosidad y el miedo que comenzaba a sentir hacía aquel peli rosa.

- Ya no están, así que ya no me preguntes más acerca de esto por favor, - concluyó con las preguntas y le cerró toda posibilidad de indagar más en el tema.

- Discúlpame por querer preguntar de más, - se decepcionó porque creyó que ya eran amigos, era claro que él no confiaba del todo en ella pero se cuestionaba si en realidad tenía que saber más de él.

Sentía miedo de quedarse sola nuevamente como lo ha estado por toda su vida, sin un amigo en quien confiar o con quien platicar libremente sin que esté quisiera sacar provecho alguno, lo mejor para ambos sería que no preguntase más para que las cosas marchen de buena manera y sin complicaciones como hasta ahora .

Miraba su rostro, haber pasado por ese pequeño momento de tensión le puso a pensar en muchas cuestiones y ahora que tenía un verdadero amigo no lo dejaría ir.

Parecía no prestarle atención y mucho menos darle importancia al pequeño suceso que ocurrió entre ambos, sujeto su mano y entrelazó sus dedos con las del chico solo para que sus miradas se cruzarán.

Al parecer tenían más de una cosa en común porque al no haber detallado su apariencia con anterioridad pudo darse cuenta que ambos parecían de la misma edad y si de calcular la edad se trata muchos dirían que tienen no más de treinta años.

Los amantes eran bañados por aquellos rayos que indicaban la puesta del sol en el horizonte mientras que ellos seguían mirándose fijamente y no se necesitaban palabras porque de ser así tal vez la cosas fueran diferentes.

El momento se dio porque aquellos labios de tonalidades magenta hicieron contacto y se conectaron con los de su amante, aquel amante que había demostrado que si existe un interés por ella y se diría que aquel interés es mutuo porque en primera instancia la dama de rubia cabellera fue en su búsqueda.

El contacto se intensificó y el momento se hacía cada vez más fuerte porque en un instante la dama se trepó y enredo sus bien tonificada piernas en la cintura del chico.

No soy nadie.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora