Capítulo 8

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Los personajes que aparezcan en esta historia no son de mi propiedad, créditos a sus respectivos creadores.

“Inocencia”

—¡Em!, cielo, ¡¿qué es este sitio?! —repentinamente cuestionó mientras que detallaba con firmeza los alrededores que sin lugar a duda son muy llamativos.

—Aquí es donde he pasado la mayor parte de mi vida, se podría decir que es mi hogar —respondió secamente a su vez que tomaba la mano de la rubia, mientras que ella le miro.

—¡Tienes buenos gustos!, este sitio me parece bien ubicado, el clima es perfecto y la noche no es tan oscura como normalmente lo es en el exterior —masculló con su retina azul puesta al cielo.

—Es extraño pero me agrada este lugar, además no hay nadie más, literalmente —dijo causando una leve risita en la dama que le ha estado acompañando desde hace un rato.

—¡¿Qué paso con el combate?! —sujetó la mano del chico y cuestionó sabiendo lo que haría dentro de algunas horas.

—¡Sigue en pie!, ¿te preocupa que no me llegue a presentar? —perspicazmente respondió la duda de la rubia y con ello trajo una interrogante de la que Afrodita no podría escapar.

—¡No!, me preocupa que sigas peleando, ya luchaste una vez, ¿cuál fue la razón por la que solicitaste una nueva batalla? —volteó y miro su rostro al termino de decir aquello que le llegaba a acusar incomodidad, pero sin duda alguna la intriga es aún más.

—Ya te había dicho que no tengo ningún motivo en especial, solo es por mero gusto, sin embargo eso no es lo que te disgusta —prosiguió con su habla demostrando una vez más lo observador que podría llegar a ser y aquello era de las virtudes que la rubia ha notado con el tiempo que le ha dejado impactada en más de una ocasión.

—¡¿Enserio?!, entonces… ¿cuál es mi disgusto con todo este asunto? —respondió ante la mirada poco expresiva del saiyajin.

—Aquello que tanto te preocupa es lo mucho que yo llegue ser afectado por el combate que tendré con Kai… acerté en el punto, ¿cierto? —expresó con el poco interés que le ha venido dando a la preocupación de la diosa de la belleza, aunque este gesto le parecía lindo por parte de ella.

—He demostrado algo de mi fuerza y considero que tu preocupación es algo fuera de lugar, por si fuera poco has visto esa pequeña demostración en dos ocasiones —aclaró y apagó toda duda de aquella rubia.

—¡Pe-perdón!, es algo que no puedo evitar, pero creo que no hay de que preocuparse… ¡confió ciegamente en usted señor Kakarotto!, el dios del trueno solo fue un juego para ti, ni que decir de Shiva, aunque eso no fue un enfrentamiento —inevitablemente sonrío al recordar lo último, pues si bien podría defenderse ella sola, agradecía el gesto que hasta ese día nadie había hecho por ella y tratándose de aquel dios arrogante estaba segura que nadie se atrevería a entrometerse.

-¡¿Qué haremos ahora?! —pregunta que quería hacer desde que llegaron y que por el cambio de conversación no pudo ejecutar.

—Aún tenemos unas horas… así que porque no aprovecharlas —respondió acercándose cada vez más a la rubia quien no supo como actuar.

Sujeto su cintura mientras que el contacto entre ambos se daba y no paso de mucho para que aquel afrodisíaco tacto se intensificara con el transcurrir de los segundos.

Su mundo se congelo después del primer acercamiento, si bien ya se habían unido en un beso, no fue de esta manera que le tomo de sorpresa donde él fue el detonante de esto, igual no le importó mucho porque no dejaría que le dominará, pensamiento que no coincidía con las ideales del saiyajin.

No soy nadie.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora