No soy nadie.

Capítulo 9

Los personajes que aparezcan en esta historia no son de mi propiedad, créditos a sus respectivos creadores.

“Atracción”

Su incandescente retina resplandecía y apuntaba hacia un solo objetivo, con cada segundo que transcurría su lucero se iluminaba y se pintaba más de aquel esmeralda que amenazaba con hacerle lo peor, el palpitar de los espectadores se aceleraba cada vez más, dioses y humanos estaban a la espera de que esto comenzase, ya habrían esperado demasiado.

La brisa movía aquel cabello, el poco polvo del escenario se elevaba, mientras que las aguas alrededor se estremecían cuando aquella dama desenvainó su arma, extrañamente comenzó a silbar, aquel extraño cantico era de alguna forma demasiado hostil y quedó demostrado cuando las aguas se agitaron con brusquedad.

Se quedó quieto, pues quería ser por mientras un espectador más de aquella hostilidad que la fría diosa demostraba, no espero de mucho porque ella pareció ignorar completamente al guardián del fin y lanzó su tridente como si de una flecha se tratase, no permitiéndole anunciar el combate.

Siguió con la mirada aquel arma que se le fue lanzada, sin embargo aquello no se dirigió completamente hacia él ya que esta pasó de largo a unos centímetros de su cuello, volteó nuevamente donde se supone que debería estar aquella diosa, no obstante el polvo que se levantó fue lo único que encontró.

Pasó de largo con su puño extendido, nuevamente giro y volvió a realizar el mismo ataque, esta vez no tuvo el resultado diferente que esperaba, pues ahora ya no se fue de largo, ¿por qué?, simplemente porque la rodilla del sicario la tenía suspendida en el aire, una escena que no era nada favorable para aquella diosa.

El carmesí se desbordó de su boca de forma apresurada y su inexpresivo rostro se transformó en uno que transmitía dolor, quiso retirarse de aquella humillante posición y con mucho esfuerzo logró alejarse unos cuantos metros utilizando la extremidad del sicario como un lugar solido en donde apoyarse para dar aquel gran salto.

Llevo su mano a la zona del impacto e inmediatamente abrió los ojos, pues el asombro llegó como menos se lo esperó, con el sutil contacto notó como la zona del golpe se encontraba magullada y se sentía blanda, ¿acaso había sido dañada gravemente?, no, eso era algo imposible, pensamiento alejado de la burbuja de realidad en la que vive engañada.

La cólera llegaba a cada parte de su cuerpo, acción que fue notada por los ahí presentes y el que se suponía que debía estar alarmado se encontraba allí sin mover ni un solo musculo mientras que la luz del satélite alumbraba su figura casi imperceptible por las prendas que portaba, aún así esto debía de ser una maldita broma, pues para aquellos que no miraban más allá de lo que creían imposible, esto debía ser algo que ya estaba planeado para que el combate se diera de esta manera, un pensamiento que ni el más estúpido podría llegar a pensar… pero, eran dioses y su orgullo no les permitían ver la realidad como se debe.

—¡¿Qué esta pasando?!, por primera vez, la deidad más temida ha demostrado gestos de dolor al ser sido herida… desconozco la gravedad de esto, sin embargo esto no pinta nada bien —se expresó en voz alta y las deidades se notaban  preocupadas.

—¡I-imposible!, ¡esto no puede estar sucediendo!, ¡no otra vez! —el robusto hombre se expresó y dejo en claro la desesperación que aquel incidente le causaba, tiro de sus rubios cabellos y con aquella mirada frustrada quiso saber la opinión del hombre de traje.

—¡Hermes! —sólo con el pronunciar aquel nombre hizo que él dejara de observar por un momento, entonces le miro fijamente con la tranquilidad que le caracteriza.

—Es muy precipitado que te exaltes de esa manera… además, ¿por qué quieres saber que opino yo?, no se supone que te especializas en esto —eso fue tan cortante que no evito sentirse humillado, libero todo estrés que se generó en él, tal vez Hermes tenía razón y aún faltaba mucho por demostrar, debía ser así pero no lo permitiría.