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Capítulo 18 : FIESTA DE CUMPLEAÑOS ARCO PARTE 2

Demasiado caliente

Junio ha comenzado y ha traído el fuego infernal a la vida de Akutagawa. La capa de ozono parecía estar harta de que la gente contaminara el medio ambiente y dejó a toda la población abrasada por el sol, sin importar quiénes fueran.

Así es como el calor casi mata a Akutagawa también, a pesar de que estaba luchando por ver el lado bueno.

Tan pronto como entró en su casa, escapando de la temperatura mortal del exterior, se quitó los zapatos y corrió a la cocina a buscar algo fresco para beber. Estúpido Japón, con estúpidas máquinas expendedoras llenas de estúpidas botellas de plástico. Casi sucumbió a sus necesidades primarias en el camino a casa, pero de alguna manera se las arregló para mantener el control. Pero si iba a seguir viviendo sin agua fría un minuto más, iba a perecer.

Sin embargo, se vio obligado a detenerse en la puerta de la cocina en estado de shock. Fyodor y Gogol estaban lavando los platos. Bueno, ahora Fyodor solo los estaba secando y Gogol lo estaba abrazando por detrás, los brazos alrededor de la cintura de Fyodor, la cabeza sobre su hombro.

Akutagawa trató de ignorarlos mientras robaba un vaso de la mano de Fyodor y se dirigía directamente a la nevera y por suerte encontró un poco de mugicha fría. Sólo después de tres copas se permitió mirar a sus amigos.

Fyodor logró preservar la mayor parte de su dignidad y ahora ya no estaba en manos de Gogol. Gogol estaba apoyado contra el mostrador de la cocina, observando cuidadosamente cada movimiento de Fyodor. Estaban hablando en ruso, pero no parecía nada importante. Fyodor incluso dejó escapar una risita en algún momento.

Akutagawa volvió a llenar su vaso pero esta vez se tomó su tiempo para beberlo. Fyodor, por supuesto, notó el cambio al instante.

—Akutagawa, ¿quieres ver algo con nosotros esta noche?

Después de unos cuantos sorbos más, Akutagawa los miró a ambos, tratando de leer el aire y sus intenciones. Ambos estaban sonriendo de una manera muy inquietante. Akutagawa dio un paso atrás, tratando inconscientemente de protegerse de la locura eslava.

—No interrumpiré su cita, diviértanse. Ahora, necesito cambiarme. —señaló su camisa negra de manga larga que le causaba mucho sufrimiento junto con sus jeans oscuros.

—Todavía me sorprende que salieras con eso. —sonrió Gogol.

—Queríamos ver una película de terror serbia que encontró Shibusawa. Recuerdas a Shibusawa, ¿verdad? Estuvo en la última fiesta.

—Casi asustó a Atsushi hasta la muerte por diversión, pero tenía un pelo bonito —asintió Akutagawa—. Pero espera. ¿Es una buena película de terror? ¿O una mala y divertida?

—Amigo —Gogol se le acercó y, rompiendo las reglas de la sociedad japonesa, puso una mano en el hombro de Akutagawa—, es todo lo que has estado soñando.

—Entonces, hagámoslo el viernes. Atsushi probablemente también quiera verla, e invitaré a Kyouka. Ustedes localicen Sigma.

—Lamento decir esto, pero ese barco se está hundiendo más rápido que los barcos de la Patria en la guerra ruso-japonesa en 1905. Tanizaki le consiguió una cita a Sigma el domingo. —explicó Gogol.

Akutagawa palideció.

—No estoy de acuerdo con eso. Trae a Sigma. Intentaré convencer a Kyouka. Y seamos honestos aquí. Estamos hablando de una cita a ciegas y Kyouka, por supuesto, Kyouka ganará.