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•|🧀|• Capítulo 23 •|🧀|•

De hecho, Gogol vino esta noche, cargando una maleta sospechosamente grande y un bolso lleno en su hombro. Akutagawa tenía la sensación de que Gogol intentaría prolongar su estadía después del cumpleaños de Dazai y no lo permitiría. Al menos, hasta que Gogol pagara su parte del alquiler.

A Atsushi no parecía importarle mucho el nuevo compañero de cuarto. Siguió insistiendo en que una persona más en el apartamento no era nada, todavía era mucho más cómodo y privado que los orfanatos y los dormitorios. Akutagawa quería estar en desacuerdo ya que, en su opinión, Gogol contaba como unas pocas personas al menos, pero al final decidió no mencionar eso y salvar la tranquilidad de Atsushi.

Sin embargo, sintiéndose extrañamente alerta ese día, Akutagawa esperó hasta que Fyodor decidiera ducharse, para poder enfrentarse a Gogol a solas.

Lo encontró fácilmente en la sala de estar, viendo un anime de broma en la computadora portátil de Fyodor conectada al televisor. Hizo una pausa y ocupó un lugar en el sillón, tratando de parecer lo más amenazador posible.

—¿Te sientes bien en mi apartamento, Gogol?

—No puedo decir que no me guste, Vege-chan —Gogol se encogió de hombros con indiferencia, demostrando que no le importaba el aura espantosa de Akutagawa—. Especialmente, el nuevo tapiz es agradable. Se siente más hogareño con este tigre colocado mirándonos todo el tiempo.

—Espero que si te quedas más de una semana estés ayudando con el alquiler. —exigió Akutagawa.

—Bueno, ya veremos —suspiró Gogol—. Eso también depende de Fyodor, ya sabes.

—Hablando de Fyodor —Akutagawa se inclinó, luciendo aún más serio—, ¿de verdad crees que esta relación es una buena idea? No me refiero a ti porque has estado tratando de cortejar a Fyodor desde que te conozco. Objetivamente.

De repente, Gogol empezó a parecer extrañamente incómodo.

—No debería hablar de esto contigo, eres demasiado cercano a Fyodor. —Gogol lo miró con desconfianza.

—Bueno, vas a hablar contigo porque eres mi invitado y tengo poder sobre ti —lo iluminó Akutagawa—. ¿Entonces, qué piensas? —Gogol permaneció en silencio—. No se lo diré a Fyodor.

—Caramba, eres insistente, Tofu-chan, pero supongo que eso es lo que es tu especie ecológica. Siempre gritándome por comer carne o usar plástico o pedir comida para llevar...

—Gogol. —lo instó fríamente Akutagawa.

—Biiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiien. Es una idea absolutamente terrible. Incluso si le gusto más que a la mayoría de la gente, eso todavía cuenta como apenas y seamos sinceros, ambos somos perras traicioneras. Está condenado, estamos condenados —divagó—. ¡Pero qué puedo hacer, lo amo tanto! Estoy bastante seguro de que lo he amado desde la primera vez que lo conocí. Así que no voy a retroceder. Lo haré feliz, estoy decidido a hacerlo.

—Estoy seguro de que Fyodor estaba encantado de descubrir que la base de tu amistad es que te enamoraste de él. Porque él sabe, ¿verdad? —Akutagawa levantó una ceja.

—Es Fyodor, por supuesto, él lo sabe —Atsushi se coló en la habitación y se sentó en el sofá junto a ellos—. Yo también puedo estar aquí, ¿verdad? Puedes echarme si te importa —miró tímidamente hacia abajo.

—Nah, kotyonok, siempre eres genial —Gogol le guiñó un ojo—. Y no te preocupes por Fyodor y por mí. Es súper fatalista, como siempre. Tiende a pensar que todas las cosas están condenadas desde el principio. ¿Puedes creer que lo primero que hizo cuando se enteró de mis sentimientos fue tratar de conectarme con otras personas «para que yo fuera feliz»? También lo está haciendo con Belka, aparte de algunas fallas menores, hace todo lo que puede para que Chuuya y el ladrón de sombreros sean felices juntos. A veces, Fyodor simplemente asume que la gente será mejor con cualquiera que no sea él y... realmente desearía que finalmente aceptara lo mucho que significa para mí. No hay absolutamente ninguna forma de que alguien pueda reemplazar a Fyodor por mí. ¿Pueden ustedes dos ayudarme a convencerlo? Por favor.