Capítulo II

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—Vas a tener que pagarme los pantalones que me estropeaste!

En el día siguiente, nada más tuvo oportunidad, Alexa y compañía se llevaron a Oliver a un lugar sosegado, y a no más tardar, la joven de ojos azules, resplandecientes del más profundo odio, le gritó y empujó, todavía muy enojada por lo que había sucedido.

Dyle y Roger se estaban riendo sin ningún pudor, logrando eso encender más la chispa de la furia.

Oliver recibió los empujones sin mencionar una sola palabra y sin siquiera mirarla, apenas retrocediendo en silencio. Soportándolo.

—¡¿Acaso no me estás escuchando?! —le apretó el cuello, clavándole sus pequeñas uñas.

Alexa detestaba su actitud, porque la hacía pensar que sus maltratos no eran suficientes, que en realidad no le estaban afectando en lo más mínimo, y eso que se esforzaba en verdad en ello.

Esperaba que se quejara, que de una vez le suplicara que se detuviera, pero allí seguía él, mudo, en pie como una estatua.

Exasperada por su actitud, Alexa le arrancó la mochila de la espalda, abrió cada una de las cremalleras y luego la giró boca abajo, dejando que todo el contenido cayera en el suelo. Oliver escuchó el estruendo, pero no se dignó a observar.

—¡No trae más que la porquería de los libros y el estuche! —exclamó Roger riendo a todo pulmón, empujando los materiales con el pie —¡Qué pringado!

—Y un bocata de queso —agregó Dyle tras romper el papel de plata que envolvía la merienda y le dio un grande bocado—¡Uhm, está realmente delicioso! —comentó masticando.

—¿Un bocadillo? ¿En serio? —Alexa miró a Oliver con falsa decepción —Creí que te gustaba comer tierra, por eso me esmeré tanto ayer en recogerla del suelo para dártela.

Oliver se deparó con el azul de sus ojos, cuando ella le alzó la barbilla. Alexa era sin duda una chica hermosa, carente de imperfecciones, y quizás porque era consciente de ello, no tardó en esbozar una sonrisa de satisfacción, sabiendo que le hacía sentir miserable.

—Creo que él prefiere comer excrementos —dijo Dyle pensando en voz alta.

—¡Eso explicaría lo de su cara! —Exclamó Roger, toqueteándose la cara en donde Oliver la tenía quemada e hizo una expresión de asco.

Esa sugerencia, hizo que un brillo surgiera en la mirada de Alexa.

—Ahora que lo dicen, ¡tiene todo el sentido!

Sin pudor comenzó a apretarle la barbilla, clavando la mirada en la suya como dos espinas.

—Hey —De repente, a Dyle se le había desvanecido la sonrisa del rostro, mostrando cierto temor —No estarán pensando en darle de comer mierda, ¿verdad? Que yo solo estaba bromeando...

—¡Claro que no, cerdo! —La sola idea casi hizo a Alexa vomitar —Ni yo sería capaz de tal cosa. Tranquilo, monstruito —Apretó la palma de su mano contra su mejilla quemada por encima de la mascarilla —Aunque me gusta atormentarte, tengo mi límite, así que estate tranquilo.

—Cielos, Dyle, eres un gallina —Roger le dio un golpe en el hombro a su amigo —Ni que este tipo mereciera cualquier consideración.

—Bueno, no estoy diciendo que la merezca, no me malinterpreten —Dyle se apresuró en excusarse —Es solo que no quiero terminar arruinando mi vida por culpa de una basura como él.

—Tranquilo, que aquí nadie va a terminar arruinando su vida —Aseguró Alexa, aparentemente tranquila, jugueteando con los dedos de sus manos mientras daba vueltas alrededor de Oliver.

Por favor, mátame o ayúdame [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora