Capítulo XVI

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Había decidido olvidarse de que tenía un hermano, pero la sencilla calidez de una mano que se depositó en uno de sus hombro movió en su corazón. Dicha mano era de Abby, la que le miraba con mucha atención y le dejó después un papel doblado sobre su mano. La joven la miró confundida, hasta que Abby le murmuró algo en silencio, antes de alentar a Oliver a seguir descendiendo. Ella no le había escuchado, pero la entendió al ver el número telefónico escrito en el papel.

Mirando el número, permaneció unos minutos en silencio, pausada en el mismo escalón. Después se frotó el rostro con el dorso de la mano y volvió la mirada hacia arriba, sintiendo el temblor de su corazón.

Su padre nunca le había hablado acerca de su medio hermano, y su madre había formado parte del mismo silencio. Si no hubiera sido por las desconfianzas de su madre respecto a que su padre tenía una amante, quizás nunca lo habría sabido.

—Cariño, ya déjalo, son solo paranoias de mi cabeza – negó su madre, deseando que ella desistiera de la idea de cotillear el móvil de su padre, pese a que había sido idea suya.

—Ni hablar, ¡ahora soy yo la que quiere salir de dudas!

Las repentinas salidas de su padre, que según él iba a tomar un café, habían encendido luces de alerta en su mujer, la que había, agobiada, había terminado hablándolo con su hija.

Desde que se lo dijo, la adolescente aguardó la oportunidad para hacerse con el celular de su tutor. El móvil tenía un pin de seguridad, es por eso que días antes había curoseado discretamente cuando estaban viendo la televisión juntos, sentados en el sofá. En ese entonces, su padre había estado pendiente del móvil y lo desbloqueó varias veces para contestar mensajes que recibía en el Wattsapp.

—Pero no tiene caso, hija, ya que si existe realmente alguien, él no sería tan tonto como para guardar los mensajes – comentó su madre con impaciencia, presa en un desazón. Ojalá estuviera equivocada.

—Eso es obvio, mamá, pero siempre se deja alguna punta suelta. Además, como tú no le has preguntado nada, estoy segura de que no tiene ni la menor idea de que sospechas de él —la adolescente demostraba tranquilidad, casi segura de que su padre no andaba en nada. Sin embargo al mismo tiempo se sentía nerviosa ante la posibilidad de que así fuera.

Accedió a la aplicación y vio que tenía varios mensajes de varias personas y algunos pendientes de leer. Reconoció el nombre de algún amigo de su padre, como también de compañeros del trabajo, su abuela, su tía Martha y dos primos.

Estaba por cerrar la aplicación, pero un mensaje en concreto la hizo detenerse y entró en ese chat, el que era de una mujer que no reconoció ni por el nombre ni por la foto.

Aunque tu hijo esté a punto de cumplir la mayoría de edad, no creas que vas a poder eludir tu responsabilidad. Vas a tener que seguir pagando por su alimentación. Es lo mínimo que puedes hacer después de todo lo que le hiciste a mi hermana.

—¿Qué...?

Las manos de la joven se congelaron alrededor del celular. Su madre, que estaba junto a ella, no supo qué decir. Nunca pensó que sus desconfias fueran a desvendar aquel secreto.

—Mamá... papá... él...

¿Cómo decirle a su madre que estaba en lo cierto? ¿Cómo aceptaría el hecho de que su padre la había traicionado?

—No, cariño —su madre negó con la cabeza de inmediato, mientras ponía una mano sobre uno de sus hombros.

—¡¿Cómo qué no, mamá?! Pero si aquí habla de... — su voz fue perdiendo fuerza conforme hablaba. Sentía los latidos del corazón en la garganta, la vista se le había nublado y casi no podía respirar.

Por favor, mátame o ayúdame [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora