Oliver comenzó a removerse al sentir una punzada en el interior de su codo. Fue un dolor que le hizo abrir los ojos. Su visión tardó en aclararse, pero cuando tuvo un enfoque claro de lo que le rodeaba, supo que estaba en un hospital por las habituales paredes blancas.
—Oliver —la voz de su tía provino de su lado izquierdo —¿Cómo te encuentras?
Podía sonar preocupada, pero Oliver no sentía que en verdad lo estuviera. Quizás lucía de ese modo por su trabajo. Por su costumbre de preocuparse con sus pacientes.
Aun tenía frío y vómitos, pero sabía que no tardaría en sentirse mejor gracias a la medicación que le habían inyectado por vía venosa.
Oliver no dio cualquier respuesta, apenas se tocó el rostro ante la ausencia de la tela que llevaba puesta la mayor parte de su tiempo. Le incomodó estar expuesto ante ella, pese a que ya le había visto varias veces la quemadura. Sabía que de todos modos le seguía molestando verle.
—Fue Virginia la que me llamó avisando que no abrías la puerta. Me dijiste que estarías bien —le riñó su tía, ignorando el hecho de que Oliver se cubría la quemadura con una mano.
—Ok —Oliver se quedó viendo la aguja introducida en su carne. Poco a poco iba sintiéndose más liviano.
—No comiste ni tampoco tomaste la medicación —su tía siguió insistiendo en regañarle, pese a que Oliver no le estaba prestando verdadera atención.
Comprendía el verdadero significado de aquellas palabras. No era preocupación lo que asaltaba a aquella mujer, si no una grande molestia. Se había visto obligada a dejar su trabajo para encargarse del chico al que no tenía ninguna estima. La carga que su hermana, con su egoísmo, le había dejado. Una carga que no quiso dejar ni al cuidado de sus abuelos ni al de su padre.
—Oliver, ¿hay algo que me hayas estado ocultando? —le preguntó de repente, haciendo que Oliver se dignara a mirarla.
—¿A qué se refiere?
—Lo he visto. Tienes moretones en tu brazo. ¿Acaso alguien te ha estado molestando?
—No —respondió con naturalidad, como si aquellas marcas fueran algo común de verse.
—Entonces, ¿qué explicación tienes para esos moretones? —señaló su brazo. Tenía demasiados moretones. Era evidente que alguien le estaba maltratando.
Oliver se sentía sumamente cansado, más por sus interrogantes que por la misma enfermedad. No había modo de que fuera a abrir la boca. Mencionar a Alexa era algo que no tenía planeado hacer. Ella no se merecía ser delatada, porque lo que estaba haciéndole no estaba incorrecto. Él se merecía ser castigado.
—Ni idea —cerró los ojos, deseando que el silencio se hiciera presente. Que su tía se fuera.
—Esa no es una respuesta —insistió la mujer, con la intención de no desistir con su interrogatorio.
Seguía persistiendo en fingir alteración. Que en verdad estaba preocupada por el bienestar de su sobrino, pero la verdad es que, solo estaba preocupada por su propio bien. Si alguien veía esos moretones, teniendo en cuenta el historial de su hermana, era obvio que iban a culparla a ella. Oliver podría ser el causante de arruinar también su vida.
—Oliver, ¡habla!
Volvió a decir, pero en ningún solo momento le tocó. Lo evitaba a toda costa. Era eso lo tanto que le detestaba. Seguramente había sido muy duro para ella el tener que quitarle la ropa húmeda cuando le encontró inconsciente y después traerlo al hospital, pero tuvo que hacerlo. No podía dejar a nadie más a cargo de su cuidado, porque si algún enfermero hubiera visto aquellas marcas se encendería una alarma.
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Por favor, mátame o ayúdame [Completa]
RomanceOliver es un joven que tiene una quemadura en su rostro y que sufre de bullying por parte de tres de sus compañeros. Sin embargo, aunque la quemadura les sirve para insultarle, esa no es realmente la causa por la que lo atormentan, al menos no por p...