Capítulo 2 - "El camino hacia la muerte"

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Legolas supiró levemente. 

Sus párpados se sentían tan, tan pesados, y su vista comenzaba a tornarse borrosa en los bordes. Usualmente, su cuerpo se hallaba acostumbrado a soportar las dificultades de un arduo camino, de una ardua batalla; pero ahora mismo, comenzaba a apoderarse de él un mareo.

Llevaba ya casi cinco días despierto, y su "enfermedad" parecía aprovechar cada oportunidad que se le presentara para empeorar su situación. 

Sin saberlo, algunos de los miembros de la comunidad comenzaron a notar algunos cambios sutiles, sobre todo su postura, y el cansancio en su rostro. Pero nadie se atrevía a decir nada al respecto, sobre todo teniendo en cuenta cuán cerrado Legolas podía ser acerca de sí mismo.

En un momento, sin darse cuenta realmente, comenzo a deslizarse hacia un lado en su montura, su cuerpo rindiéndose ante el cansancio.

—¡Oye, orejas picudas! —Gimli llamó detrás de él, observando cómo comenzaba a inclinarse. —¿Qué crees que estás haciendo? 

Legolas podía oírle, pero ya no podía responder. Su cuerpo había dejado de responder, y el enano no pudo sostenerle a tiempo. Vió el suelo acercarse rápidamente, pero antes de que pudiera estrellarse, uno de los fuertes brazos de Gandalf se aferró alrededor de su pecho, jalándolo hacia arriba.

Lo ultimo que vió fue la mirada preocupada de Gimli antes de que el mundo se oscureciera a su alrededor.

Y una vez sumergido en aquella oscuridad, comenzó a recordar...


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La tercera vez que la "enfermedad" hizo aparición, fue en la batalla librada en aquel salón, en las profundidades de las minas de Moria, relativamente poco después de su charla con Gandalf.

De un momento a otro, en medio de la lucha, perdió el equilibrio mientras corría a buscar una mejor posición, atrayendo la atención del troll, quien le golpeó brutalmente, azotándolo contra uno de los muros de piedra. Aquel golpe, que usualmente no sería más que un simple moretón, pareció  sacudir su ser entero, y llevar el dolor a través de sus huesos, dejándole inmobil por un momento.

Un momento lo suficientemente largo como para preocupar a Los Hobbits a su alrededor, incluso a Gandalf.

Si bien logró mantenerse en pie, rápidamente recuperando su dignidad, su usual capacidad de caminar con tal silencio y gracia que parecía que sus pisadas apenas rozaban el suelo, se vió afectada por bastante tiempo.


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Comenzó a preocuparse más cuando salieron de las minas de Moria y se dirigieron a los bosques de Lorthlórien casi sin que se diera cuenta. 

Cuando se hallaban planeando anteriormente, apenas salidos de las minas, había oído a Aragorn nombrar el lugar, y al resto de ellos ponerse de acuerdo en que podía ser un lugar seguro por el momento. Pero no había prestado atención como se debía, su mente dando vueltas y  vueltas acerca de la desaparición de Gandalf de una forma tan dolorosa.  

La única persona que sabía su secreto, su único confidente, había desaparecido. Y Gandalf no era solo alquien en quien confiar  pero había sido también un buen amigo desde la primera vez que se conocieron, y alguien sabio que sabía guiarlos. 

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⏰ Última actualización: Mar 21, 2022 ⏰

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