Capítulo 7:

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Luca y Elena:

Era increíble ver cómo un par de telas de colores y globos brillantes podían transformar un lujoso y sofisticado penthouse en lo que sería un circo.
Según Luca Lee, a Dorian solo le faltaban los payasos para que la función comenzará, pero ¿Quién era él para impedirle al millonario celebrarlo?

Incluso cuando su hermano estaba muerto, él tenía la alegría de saber que Daphne estaba viva para celebrar, para dar gracias.
Sin embargo, el chico de mirada gris tormenta parecía estar naufragado solo en su propia miseria.

Bueno, no realmente solo.

—¿Rojo o verde?—preguntó Elena, de pie a su lado, sosteniendo dos globos desinflados.

Luca observó durante algunos instantes la habitación antes de dar su respuesta.

—Rojo, realza el color de las telas—respondió él, a lo que Elena, sorprendida, elevó una ceja bien perfilada—. ¿Cuál es el problema? Soy una persona que entiende de colores y combinaciones ¿Acaso es un crimen?

—No, Luca—comenzó a responder la diosa dorada con una sonrisa tirando de sus labios—, el crímen es que aún estés en pijama… Daphne podría llegar en cualquier momento.

Luca bufó y rodó sus ojos, logrando arrancar una pequeña risa de los labios de ella antes de que está se pusiera a inflar el globo escogido.
Aún así, el ex-agente sabía muy bien que Elena estaba en lo cierto, pronto debería vestirse, sin embargo no tenía ánimos de hacerlo.

Para ser sincero, él no tenía ganas de hacer absolutamente nada, solo recostarse en la cama y dejar que el día se desvaneciera mientras esperaba el nacimiento de uno nuevo, y así sucesivamente.

Antes, en un momento muy lejano de su vida, él había encontrado un propósito para su existencia, uno que creía olvidado pero que había recuperado con la llegada de Aiden.
Sin embargo, tras su muerte, allí estaba, limitándose a existir.

—Oye, Luca, respecto a lo ocurrido esta mañana…—comenzó a decir Elena, cuando sus mejillas estuvieron finalmente coloradas y el globo inflado.

El chico de mirada tormentosa parpadeó, mientras observaba a la mujer y el recuerdo de ellos dos en la cama lo invadía.

—Si quieres podemos fingir que nada de esto ocurrió—comenzó a explicar Luca—. Solo fue un revolcón.

—¿Disculpa?—comenzó a decir ella soltando el globo—. Me refería a tu ataque de rabia y frustración contra el espejo… si es que acaso eso no fue un intento por encontrarte con Aiden en otra vida.

Luca la observó perplejo, sin poder aceptar lo que acababa de decir aquella hermosa mujer.

—Eres una maldita perra—siseo el chico de los piercings, con rabia y dolor—. No tienes derecho a hablar de él, ni de mí, ni de las jodidas decisiones que tome con mi jodida vida.

Elena retrocedió un paso, mientras comenzaba a gorgorear una risa afilada.

—Si, pobrecito Luca, pobre de ti y tu jodida vida, con ese jodido amor trágico—comenzó a escupir ella con veneno—. ¿Sabes qué? Cuando dejes de auto-compadecerte y revolcarte en tu mierda, comprenderás que la vida sigue.

—¿Y cuál es el problema si yo no elijo seguir?—gruñó Luca, mientras las lágrimas comenzaban a deslizarse por sus mejillas.

—Sería un completo desperdicio, porque no solo estarías jodiendo tu vida y la de los que también te quiere—comenzo a escupir ella con su mirada esmeralda clavada en él como dagas—. También arruinarias la de Aiden y su sacrificio.

—¿Qué sabes tú del sacrificio?—comenzó a decir él con su corazón destrozado—. Esa palabra, en tus labios, no es más que una burla.

Elena apretó sus labios con firmeza, convirtiéndolos en una fina y delgada línea casi inexistente.
Aquel era un desesperado intento por contener las palabras que serpenteaba en su lengua, acechando el momento perfecto para saltar contra Luca.

Sin embargo, y por algún milagro, la puerta principal del penthouse se abrió, permitiéndole el acceso a una mujer de avanzada edad con mirada risueña.

—Ustedes dos son peores que perros callejeros peleando por un trozo de pan podrido—comenzó a decir Margarita avanzando por el lugar llevando consigo una caja—. Tu, chico, ayúdame a llevar estas cosas antes de que mi columna se rompa en dos.

Luca no lo dudó ni un instante, antes de lanzarse hacia ella a toda velocidad.

—Hola señora, mi nombre es…—comenzó a presentarse el ex-agente mientras la mujer de mirada risueña arrojaba la caja a sus brazos.

—¡Ya sé quién eres, muchacho!—comenzó a decir la mujer mientras tomaba una mejilla de Luca de manera afectuosa—. Dorian me contó todo sobre tí, y te estoy inmensamente agradecida por cuidar de mi pequeña.

El rostro del chico ardió ante la vergüenza, mientras observaba el rostro de aquella mujer, quien se volvía hacia Elena.

—Hola, Elena, no puedo decir que tú presencia aquí me sea grata—comenzó a escupir Margarita con algo de resentimiento—. Lastimaste a Dorian de una forma que solo un milagro logró traerlo de regreso a la vida.

»—Y te aseguraste muy bien de destruir ese milagro—.

El rostro de la mujer se había contorsionado, transformado de la amabilidad casi infinita, a un enojo tan frío que parecía cortar el aire en los pulmones de los presentes.

—Creo que será mejor que me vaya, antes de que ellos lleguen—comenzó a decir Elena con nerviosismo, mientras mordisqueaba su labio inferior.

Sin embargo, cuando ella dió un paso hacia adelante, Margarita se interpuso en su camino.

—¡Oh no, querida!—comenzó a decir la anciana—. Tú te quedarás, y festejaras junto a nosotros por la vida de ese milagro, y si tienes un poco de sentido común, le pedirán disculpas a Daphne.

La mirada de Margarita dejó paralizada a Elena, quien tenía más intenciones de saltar por el balcón que permanecer allí.
Sin embargo, una parte dentro de ella, sabía muy bien que aquella sería la única posible solución.
En algún momento debería hablar con Daphne, y qué mejor que hacerlo en ese lugar.

¿No?

Ella no había terminado de tomar una decisión, cuando la puerta principal se abrió, revelando las figuras de Dorian y Daphne atravesando la entrada.

La diosa dorada tragó duro, mientras contenía la respiración y su mirada se encontraba con la de ella, con la de Daphne Moon.

No había vuelta atrás.

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Hola corazones de fuego ¿Cómo están? ¿Qué les pareció este nuevo capítulo?
Disculpen la demora en actualizar, estas últimas tres semanas estuve sufriendo migrañas muy fuertes. Pero tranquilos, no se preocupen, pronto tengo turno con el médico y espero todo se solucione pronto.
Es por este motivo que no pude responder los comentarios que estuvieron dejando en todas las historias, ya que me es casi imposible fijar la vista en pantallas pequeñas.
Por ahora solo estoy respondiendo mensajes privados de facebook, ya que abro la plataforma desde la computadora y pongo la pantalla en su máximo esplendor 🤭😅.
Ustedes no tienen nada de que preocuparse, ni bien pueda, subiré el otro capítulo de Gravedad, el cual ya está escrito pero no editado (es probable que lo suba mañana).

Nuevamente los invito a unirse al grupo de lectores de facebook, si todo marcha sobre ruedas pronto tendremos nuestro primer sorteo 🤭❤️, sin mencionar que tengo nuevas noticias.

Bueno ahora sí, me despido hasta pronto, corazones de fuego.

Gracias por todo su apoyo... los ❤️

Besos de Medianoche 3: GravedadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora