Me desperté una mañana.
En un día como cualquier otro.
Y pensé en ti.
Como siempre.
Pero no te escribí.
Porque sabía
que no me contestarías.
Pero yo pensaba,
que sólo me ignorarías como siempre.
Y me equivoqué.
Esta vez no me ignorarías.
Esta vez ni siquiera,
leerías mi mensaje.
Porque no podrías.
Pues,
ya habías saltado al abismo.
Después de años de ocultar el dolor.
De ocultar las lágrimas.
De reírte de tus propios cortes.
Mandaste todo a la mierda.
No lloré al saberlo.
No grité.
No salté detrás de ti.
Sólo miré a la nada.
Sentí cada mínima pizca
de felicidad romperse.
Cada sueño.
Cada sonrisa.
Me rompí.
Y mis trozos cayeron al abismo.
Pero a uno diferente.
Pues yo seguía en este mundo.
Pero ya estaba muerta.
ESTÁS LEYENDO
Entre páginas
RandomÉramos tú y yo. Ahora sólo quedo yo. Sola entre páginas. Sola entre estas páginas que jamás llegarás a leer.