pokkopikku | por fin te vuelvo a tener

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One-shot para la Semana Pokkopikku 2022. Tengo un libro dedicado a este semana, si me votais allí también me haríais un gran favor.

Tengo más eventos parecidos publicados.

Tenéis este one-shot en inglés en mi cuenta secundaria/inglesa en mi cuenta de AO3 PieckBurton.

Día 2: Reencarnación y Día de festival

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Fue cuando cumplió 15 que se acordó de todo lo que había sufrido en su vida pasada. Desde entonces, sintió que le faltaba algo, o mejor dicho, alguien. 

La única persona que en esta vida conocía de su vida pasada era Hange y Levi, que también conocían a un tal Erwin, que lo conocía de oídas de su vida pasada.  Cuando se acordó de todo, les dejó caer disimuladamente el tema, y descubrió que a ellos le había pasado exactamente lo mismo. 

Se acordó de que Hange estaba pillado de ella, pero ni en su vida pasada ni en esta le interesaba. Le parecía una buena persona, y estaban en mejores circunstancias para empezar a conocerse de forma romántica y salir, pero seguía con fe de encontrarlo a él. 

Paseaba por todos los sitios que podía para ver si se lo cruzaba, stalkeaba todas las cuentas que seguían sus conocidos y los conocidos de sus conocidos con tal de encontrarlo, pero jamás hubo suerte. 

—¿Te apetece ir al Festival de Tanabata conmigo? —preguntó Hange mientras paseaban por la ciudad. 

—Está bien, pero que no se te suba a la cabeza, por favor —contestó ella—, no va a ser una cita. 

—Me lo imaginaba, tranquila. 

—¿También vendrán Levi y Erwin? —preguntó ella. 

—No les he preguntado, pero si quieres les pregunto, aunque a lo mejor quieren ir ellos por su cuenta, ya sabes. 

—Ya —dijo riendo levemente, aunque a la vez con un poco de envidia. Era obvio que esos dos estaban muy unidos y se querían mucho, y ya desde su vida pasada, y habían tenido mucha suerte de haberse reencontrado en esta vida. 

Hange seguía siendo muy unidos a ellos dos, pero sabía que ellos dos querían su espacio a veces, asique entre eso y que Pieck no tenía a nadie de su antigua vida en esta, se hicieron cercanos. Se apoyaban y lloraban juntos cuando echaban de menos a los seres queridos de su antigua vida, como a Moblit y al resto de guerreros. 

La noche del festival llegó y Hange fue a casa de Pieck a recogerla. Él llevaba unos vaqueros azules ajustados, unas bambas y una camisa amarilla de manga corta. Ella llevaba un yukata de varios colores pasteles y unas sandalias de madera tradicionales. 

Fueron al festival que rebosaba de alegría, colores, luces, ruidos, olores, sabores, actividades... Pensó en lo divertido que sería estar allí con todos ellos, recordando el festival que hubo el Liberio antes de la tragedia. 

Iba caminando hablando mientras miraba a Hange, cuando de repente, sin querer, chocó su hombro con una persona que iba dirección contraria. 

Alzó y giró la vista para disculparse, y entonces se le paró el corazón. Sus ojos se abrieron como platos y empezaron a cristalizarse. Quería controlar sus lágrimas, por lo menos antes de preguntar nada, pero no pudo controlarlas, y fue peor cuando miró por un microsegundo a los dos compañeros del chico con el que se había chocado. Todos parecían tan sorprendidos y emocionados como ella, pero por si acaso, tenía que preguntar. 

—Perdonad, ¿nos hemos visto alguna vez en algún sitio...? —preguntó ella mientras lloraba en silencio y empezaba a moquear. 

—Sí, en Liberio —contestó él riendo mientras empezaba a llorar también. 

La alegría que sintió en ese momento no la sintió jamás, ni en esta vida ni en la pasada. Por fin lo había encontrado. Casi se cae de rodillas al suelo de tanta emoción, pero él la cogió y la abrazó con fuerza. 

Hange se fue, dandoles toda la intimidad que podía al estar en medio de un festival en una calle, con un montón de personas pasando a sus lados

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Hange se fue, dandoles toda la intimidad que podía al estar en medio de un festival en una calle, con un montón de personas pasando a sus lados. Estorbaban allí parados, pero no les importaba. 

Ambos querían decir algo pero no les salían palabras, solo podían llorar desconsoladamente en los brazos del otro y abrazarse con muchísimas fuerzas, a parte de que Porco no paró de besar su cabeza. Los otros dos también empezaron a llorar, por reencontrarse con su amiga después de tango tiempo, después de todo lo que había pasado, casi perder la esperanza en volver a verla y ver a su amigo y hermano pequeño reencontrarse con ella, sabiendo que era el que más la había querido y el que más la echaba de menos. 

Se escuchó como se lanzaba un fuego artificial y luego estallaba en el aire, iluminando todo de color rosa. Se separó un poco de ella, se inclinó y la besó en los labios. También se escuchó los asombros de las personas por los fuegos artificiales. 

Cuando se separaron, ambos pudieron ver (aunque borroso por todas las lágrimas que tenía en los ojos) las sonrisas de oreja a oreja que tenía el otro, y se volvieron a abrazar con fuerza. 

—Marcel... Zeke... —dijo ella mientras lloraba y extendía su brazo izquierdo. Ambos se unieron al abrazo. 

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