2p! canadá 🔞 somnofilia

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Cerró la puerta con cuidado, eran altas horas de la noche y lo más probable es que todo el mundo en el edificio, incluida su novia, estuviese durmiendo ya, y no querrían que su sueño fuese perturbado por nada ni nadie.

Estaba entrando el verano, por lo cual hacía calor. Se fue desvistiendo mientras caminaba por su piso, yendo hacia su habitación.

La puerta estaba abierta, y allí estaba ella, dando la espalda a la puerta, acostada de lado. Como no hacía frio y aún no habían cambiado las capas de la cama, no estaba tapada, y vio que llevaba puesta una de sus camisas de franela, solo eso. Su pose resaltaba su figura y que llevase esa camisa que le quedaba grande hacía volar su imaginación, a parte de aumentar su felicidad al verla con una camisa suya, le recordaba que era de él, como marcandola como su propiedad.

—Amor —susurró él parado en la puerta de la habitación, ya solo llevando calzoncillos—, ¿estás despierta?

Para su desgracia, no hubo respuesta, asique se quitó los calzoncillos y empezó a masajear su enorme miembro de arriba a abajo mientras miraba a su novia dormir, imaginando todo lo que quería hacerle si estuviese despierta y haciendo memoria de los gemidos que tanto le ponían.

Acabó más rápido de lo que quería en su mano, para después ir al cuarto de baño y lavarsela, pero no estaba satisfecho del todo. Necesitaba más, y al volver a la habitación lo supo.

Se acostó a su lado, haciendo la cucharita y con cuidado de no despertarla sustituyó la almohada con su musculoso brazo. Su otro brazo fue a sus partes íntimas, para comprobar si llevaba bragas, ya que no sería la primera vez que durmiese sin ellas, completamente desnuda si no fuese por una camiseta o un camisón, pero para su desgracia, esta vez sí que las llevaba.

Sabía que quitarle las bragas por completo sería misión imposible en esa pose sin despertarla, asique intentó al menos bajarlas un poco, lo suficiente para poder penetrarla. Lo logró, aunque si conseguía penetrarla su pene probablemente rozaria las bragas. Entonces vio como podía iniciar tal acción, pero vio que sería difícil sin acomodarla, y eso probablemente la despertaría.

Se quedó pensativo por un momento, pensando en que hacer. Al final decidió agarrar su miembro y simplemente rozar su punta húmeda contra sus nalgas, tonteando con su parte trasera.

Cuando ya estaba asimilando que eso era todo lo que conseguiría de ella esa noche, ella misma se acomodó contra él.

—¿Amor? —preguntó él parando en seco, preocupado de haberla despertado, pero esta vez tampoco recibió respuesta, asique después de unos segundos parado pensando, volvió a la acción.

Agarró su punta humeda y la frotó contra su vagina durante unos largos segundos.

—Estás demasiado húmeda para estar durmiendo —susurró en su oído, a lo que ella giró su cabeza y le sonrió con malicia, casi aguantando la risa—. Lo puto sabía —dijo mientras se levantaba, la agarraba de las caderas y la ponía boca arriba, dejando ver que llevaba la camisa abierta, con sus pechos al aire. Se puso encima de ella y le quitó las garras bruscamente—. ¿Te has divertido jugando conmigo, zorra? —preguntó mientras la abría de piernas—. Has sido mala, pero te voy a quitar esa sonrisa —dijo mientras agarraba su pene y empezaba a meterselo—. Yo tampoco voy a ser bueno esta noche —dijo ahora sonriendo él como ella.

Se inclinó hacia delante, clavando sus brazos a los lados de ella, y sus rostros a milímetros el uno del otro, mientras empezaba a embestirla fuerte y rápidamente. Sí, enseguida su expresión facial cambió por completo, cambiando a uno extasiado por tanto placer que estaba recibiendo, y eso a él le hizo sonreír aún más.

Además, empezó a gemir y lloriquear como loca. Se intentó morder el labio y tapar con una mano, no quería despertar a los vecinos que tenían al lado, ya era suficiente con el ruido que hacía la cama, pero él le quitó la mano de la boca. Ella lo miró sorprendida por su acto, avergonzada de que pudiese despertarlos y encima la escuchasen en tal estado, y él la entendió, no hacían falta las palabras.

—Este será tu castigo por haberme hecho sufrir hace rato —dijo él mientras la embestía, sin que esa sonrisa se fuese de sus labios. Ahora ya todo le importaba una mierda, ya le daba igual despertar y molestar a sus vecinos.

—¡M-Matt...!

Rápidamente llegaron al clímax, cayendo él agotado a su lado, ambos con la respiración agitada.

—¿Te desperté? ¿O ya estabas despierta desde que llegué?

Como respuesta simplemente lo miró con picardía, sonriendo y llevándose el dedo índice a los labios. La respuesta de esa pregunta se lo llevaría a la tumba.





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