ONE-SHOTS ━ multifandom

mr compress 🔞 ich liebe dich

Nota de autora:

Este es el primer capítulo de un pequeño fanfic Modern AU que tengo en mente sobre él como profesor.
Lo público aquí y lo dejaré aquí como forma de publicidad. El fanfic con sus actualizaciones de capítulos lo vais a tener mañana en mi perfil de Wattpad, y lo tenéis en inglés en mi AO3 MikasaBurton.

—_______, ¿podemos hablar un momento antes de que te vayas, por favor? —preguntó su profesor acercándose a ella mientras recogía sus cosas y hablaba con algunos compañeros de clase.

—Sí, claro —dijo ella amable, aunque intentando no parecer nerviosa porque suponía lo que quería hablar con ella—. No me esperéis, ¿vale? —avisó a sus amigos, a lo que ellos asintieron y empezaron a salir por la puerta de la clase.

Atsuhiro cogió una silla y la acercó a su escritorio, y se sentó en su asiento, esperándola. Cuando ella lo miró y vió la silla a su lado, sus sospechas se aclararon y entendió que la cosa iba a ser sería. Se acercó y se sentó en la silla, a su lado.

—Sabes de que quiero hablar, ¿verdad? —preguntó él.

—Sí... —sus notas habían bajado últimamente. No era preocupante, pues era buena con los idiomas, y era de las mejores alumnas en la clase de alemán, italiano, portugués y inglés de la escuela oficial de idiomas de su ciudad. Su media era de 10 en todo y en inglés sacaba matrículas, y en alemán había bajado gradualmente al 8.

—¿Qué ha pasado? ¿Se te está complicando la materia? ¿Cuatro idiomas se te están complicando? ¿Asuntos personales? ¿Desmotivación...?

—Un poco de cansancio, eso es todo. Y las cosas se están complicando un poco, pero nada que no pueda solucionar poniéndome en serio en mi casa e intentando prestar un poco más de atención en clase.

—Quizá pueda ayudarte, enseñarte algo —dijo poniendo su mano sobre su muslo, haciendo que se sonrojase. Pensó que la frase no iba con segundas, que simplemente era su imaginación de malpensada, pero que él pusiera su mano sobre su muslo la confundió, y confirmó que algo raro estaba pensando cuando la mantuvo ahí por varios segundos.

—Claro, si no es problema para tí —no había formalidades entre ellos. Ella, como muchos alumnos, tenía 22 años y él 30, no había una gran diferencia de edad como para tratarlo de usted.

Él siempre insistió a todos sus alumnos de que no lo llamasen de esa forma, bromeando con que le hacía sentir viejo, como esos profesores a punto de jubilarse. Él era el profesor favorito de muchos (y sobretodo de muchas), siempre estaba vacilando a sus alumnos y ellos podían hacer lo mismo sin problema. Parecía más un colega dando una clase que un profesor, aunque hacia muy bien su trabajo.

—No, tranquila —contestó él—. Bien, veamos, ¿y si empezamos por explicarte los fallos que tuviste en el examen anterior? Aquel en el que sacaste un 9. Lo tengo a mano.