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Narra Pablo.

La respuesta quedó inconclusa, después de varios minutos entre pensarlo o no, él se fue, no parecía molesto, al contrario, estaba entusiasmado.

Los días continuaron pasando, él me contaba sobre su día y como no tenía nada que hacer, mientras que yo limpiaba mi hogar durante las vacaciones, o simplemente hablábamos durante lo largo de nuestros días. Incluso nos despertabamos e íbamos a dormir mientras hablamos, era nuestra primera y última acción del día, durante todo el verano.

—¿Cómo te sientes hoy?— Estaba en terapia, entre más iba con este hombre, mejor me sentía, incluso me hacía pensar que podía tener una buena vida, sin importar lo que pasó.

—Bien, cada vez me siento mejor, aunque creo que subí unos kilos— Jugué un poco con mi estómago, poco firme.

—No tienes porqué preocuparte de eso, eso significa que estás mejorando, ¿Has sabido algo del avance de tu denuncia?— Mi sonrisa se borró de mi rostro, aunque no me hizo sentir mal, al contrario, supe que podía controlarme y eso indicaba un avance en mi, uno grande.

—No, solo se abrió un expediente, pero no hemos sabido nada— Continuamos conversando sobre mi avance, hasta que su alarma sonó, indicando que la hora había terminado.

—Tomá, te ayudará con tu caso— Me entrego un folder. —Es un corto historial de tu sesiones, respecto a esa situación, ayudará como prueba, te pedirán muchas y lamentablemente muchas de esas no podrás comprobarlas— Me dio una palmada en la espalda y salí de su consultorio, después de agradecerle y despedirme.

De camino a mi casa, no deje de pensar en todo lo que estaba pasando, mi teléfono sonaba, aunque yo no lo escuchaba. Una silueta lejana a mi camino, me hizo no escucharlo, era él; Oliver estaba ahí de pie, frente a un establecimiento de Hamburguesas.

Le pedí a todos los dioses que no me viera, pero me quede tan estático que no había quitado mi mirada de él, y al parecer la sintió, giró su rostro y cuando sus ojos miraron los míos, sentí obscuridad absoluta. Sus pasos se acercaban de una forma rápida, hasta que estuvo frente a mí.

—Mira quien es— Su tono era sarcástico, no entendía lo que iba a hacer, el miedo me comenzaba a invadir por todo mi cuerpo. —El "violado"— Acercó su mano a mi rostro y aunque intente irme, correr con todas mis fuerzas, mi cuerpo no respondía. —¿Eso fue lo que te hice, no?, Es lo que les dijiste a tu tonta madre para que no supiera lo zorra que eres, ¿No es así?, ¿Qué es lo que quieres?, ¿Atención?— El miedo comenzó a transformarse en ira, mis puños se cerraron.

—¡Cállate!— Lo tomé por sorpresa, tanto así que se alejó de mí consideradamente. —¿Cual es tu problema?, ¡Yo no te hice nada!— La gente comenzaba a vernos. —¡Tú fuiste quien me ofreció su ayuda, nunca dijiste que debía pagarlo!— Mis ojos lloraban, la gente detenía su camino e incluso comenzaron a rodearnos. —Hazte responsable de lo que me hiciste, no busco atención y menos la tuya, solo pensé que serías alguien distinto— No recibí respuesta, me hice un espacio entre la gente que murmuraba y retome mi camino, pero cambie el destino.

Mis ojos lloraban, mis manos temblaban, así que cuando intenté tomar mi teléfono, me fue difícil, no solo de tomarlo, también de ver lo que había en él. Fui a las llamadas perdidas y llamé a Dylan, ya que era él quien estaba llamándome.

—¿Hola?— Su voz estaba del otro lado del teléfono, no podía hablar, mi respiración estaba acelerada. —¿Estás bien?— Escuche cómo dejo de hacer cualquier tipo de cosa que estuviera haciendo.

—¿Puedo verte?— No sabía cómo llegaría a su casa o donde lo vería, solo necesitaba hacerlo.

—Claro, ¿Dónde estás?, ¿Qué pasó?— No lo sabía, mire a todos lados, pero no reconocía ninguna calle.

Besos En Mis Cicatrices.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora