Narra Dylan.

Pablo había desaparecido, aunque no me había dado cuenta de eso, hasta que preguntaron por él. Nadie sabía nada de ese chico, recién y lo vimos una vez, ¿Cómo sabremos dónde está?, si nadie se junta con él.

—¿Quién es Pablo?— Su voz tan tonta y simple, me interrumpió en mis pensamientos.

—El chico nuevo, idiota— Me gire y volví a ignorarlo.

—¿El nuevo es idiota?—

—No, el idiota eres tu— A pesar de ser un chico con la estética de uno bastante inteligente o al menos centrado, Luis, en realidad solo era un idiota, que no deja de hablar durante la clase.

Las clases terminaron más temprano de lo normal, el último profesor no asistió, por lo que nos dejaron irnos.

—¿Estás en tu casa?—

—No, pero puedo verte en la plaza— Su dulce voz, hace dos días que no le veía y tenía ganas de ello.

—Bien, te veo ahí, en cinco— Termine la llamada, y desde el colegio me fui a la plaza, que a pie, en realidad eran diez minutos.

No tardé mucho en llegar, me quedé esperándola, en la parada de bus, después de haber comprobado que aún no había llegado. La llamé, pero no respondió, le envíe mensajes, pero tampoco respondió.

Su casa no estaba lejos del lugar, así que después de tomar un autobús, para llegar incluso más rápido de lo que lo haría a pie. Al llegar, pude ver un auto estacionado, en el lugar donde suele estacionar su madre.

Llamé a la puerta y después de casi quince minutos, ella abrió la puerta.

—Hola— Iba a pasar, pero me lo impidió y ella salió conmigo. —¿Está todo bien?— No me respondió.

—¿Por qué estás aquí?— Estaba desarreglada, no me miraba, no paraba de fijarse dentro de la casa.

—¿Estás bien?, Te vería en la plaza, pero nunca llegaste— Tome su rostro y la hice verme, de una manera sutil. —¿Está todo bien?— Me miró a los ojos y lentamente comenzó a hablar.

—No— Tomó mis manos y aunque le costaba hablar, sentí que todo el mundo comenzó a detenerse. —Dylan, estoy con otra persona, ya no quiero estar contigo, lo siento— Me soltó y fue cuando sentí que mi corazón se detuvo, que el tiempo dejó de pasar e incluso deje de respirar. Me abrazó y volvió a entrar en su casa.

Me sentí devastado, no podía tomar un bus, necesitaba caminar, despejarme y pensar en todo lo que había pasado, ella había terminado conmigo, porque ya tiene a alguien más, ¿Cuánto tiempo lleva viéndome la cara?. Y ahí fue donde el sentimiento se volvió enojo, quería venganza, volver y destruir el auto que seguramente es del nuevo chico, pero no lo hice y entonces fue que el sentimiento cambió a tristeza, todo eso que me había dicho, todo lo que habíamos imaginado, todo se había acabado, había terminado.

Narra Pablo.

Salí de su casa y después de recordar el camino de vuelta a mi casa, pude percatarme que no llevaba dinero encima. No quería regresar , me sentiría avergonzado de pedir incluso más de lo que ya me ofrecieron, sin embargo no tenía que preocuparme, podía caminar a casa, la casa de Oliver no estaba tan lejos del colegio, por lo tanto tampoco estaba lejos de mi casa.

El camino estaba solitario, apenas y veía gente caminar, por las calles donde estaba, aunque tenía un poco de lógica, ya que el cielo semi nocturno, comenzó a soltar destellos, de truenos, casi listos para salir acompañados de una tormenta.

—Tendré que correr, aunque podría esperar a que simplemente pasara— La lluvia no era tan amenazadora, así que con un paso acelerado, seguí mi camino.

Llegué a las puertas del colegio, estaba desierto, se notaba que no era una zona muy transitada, es por eso que cuando lo vi, supe perfectamente que era él. No sabía si acercarme o solo pasar de largo.

Besos En Mis Cicatrices.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora