Capitulo 2

1.8K 111 19
                                    

Abrí los ojos sin saber que había pasado, escuchaba voces a mí alrededor pero no podía llegar a entender que decían, me sentía aturdida.

Cuando intente levantarme, mis pies fallaron haciendo que cayera de cabeza contra el duro suelo, creando un gran dolor. Toque mi frente para notar que algo caliente corría hacia abajo en mi cara, estaba sangrando.

La puerta se abrió de golpe y un hombre gigantesco, musculoso y lleno de tatuajes entro en la habitación, haciendo que yo me echara hacia atrás sin mirar hacia donde iba hasta que me encontré con una pared en mi camino.

- Chicos, la princesita ya se despertó.- dijo con una sonrisa recorriendo descaradamente mi cuerpo de arriba a abajo.

Otros tres tipos parecidos entraron a la habitación donde me encontraba. Estaba aterrada con solo escuchar sus risas y viendo como me miraban.

- Quien será el primero en jugar con la nueva invitada?

Qué? Jugar conmigo? Hay dios mío! En donde mierdas me había metido? Ahora mismo preferiría estar en mi habitación siendo golpeada por mi padre aunque quedara inconsciente, sabía que él no me tocaría como estos tíos asquerosos pretendían hacerlo.

- Yo empezare con ella.- dijo uno de ellos acercándose a mí, mientras abrazaba mis rodillas con mis brazos- Tranquila muñeca, si te estas quieta no pasara nada.

Me cogió del brazo y me levanto con fuerza cuando salió una pequeña queja de mi boca. Aun no tenía fuerzas suficientes como para estar de pie asique sin quererlo mi cuerpo se fue hacia delante topando con el de él.

Agarro mi pelo fuertemente mientras escuche que los otros se reían, como si fuera un show en un circo y ellos у estuvieran riéndose de algo gracioso que hubiera pasado.

Cerré los ojos al notar que me tiraba al colchón con fuerza, y un segundo más tarde estaba encima de mí, quitándome la ropa, haciendo que esta se rompiera. Yo gritaba con todas mis fuerzas que parase, le rogaba y le decía que haría todo lo que quisiera menos eso, que haría cualquier cosa con que mi pobre virginidad siguiera intacta, pero el solo reía y seguía con lo que había empezado.

Los minutos pasaban como segundos y notaba su boca contra la mía o simplemente contra mi cuello mientras que sus manos inspeccionaban mi cuerpo con deseo, mi estómago se revolvía cada vez que su piel tocaba mi piel, pero de un momento a otro deje de luchar porque así sería peor, lo que hizo que mi captor pusiera una gran sonrisa en su cara.

- Veras princesita, te costó entender que si no te resistes será mejor para todos.

Después de unos largos minutos, mucho dolor y una rabia impresionante, el hombre se alejó de mí con la respiración entrecortada dejándome ahí, desnuda ya que incluso mi ropa interior la había destrozado de un tirón. Me quede ahí quieta sin moverme ya que el dolor que sentía era insoportable.

Me sentía sucia porque el hombre había no solo abusado de mí sino que se había llevado mi virginidad, mi dignidad y mi inocencia con el.

Habían pasado ya casi tres semanas desde que llegue aquí, y la situación que pensaba que pasaría en los primeros días se ha repetido una y otra vez; mañana, tarde, noche, madrugada...a estos hombres les daba igual todo, y cuando venían borrachos era aún peor, se ponían más agresivos y no solo abusaban de mi sino que me pegaban hasta casi quedar inconsciente aunque alguna que otra vez un joven, cercano a mi edad venia y los echaba a patadas y me traía ropa, comida y alguna que otra manta que ellos se dedicaban a llevarse o a romperla hasta dejarla inservible.

Uno de los días, en los que ya estaba llorando en el colchón mientras que uno de los hombres o mejor dicho, aquel bruto me golpeaba por negar a cooperar, mientras que intentaba que me soltara y gritase aun sabiendo que nadie vendría a socorrerme, la puerta se abrió de un golpe aunque no dejaba de ser golpeada.

Casada con una mafiosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora