Capitulo 4

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Abrí los ojos al sentir un extraño ruido en mi habitación y me encontré con Daniela sentada en el sillón que había en una esquina y los recuerdos de la noche anterior vinieron a mi mente, reviviendo una y otra vez aquel suceso. Habían matado a un hombre en mi presencia y por mi culpa y eso me mataba por dentro, si hubiera sabido que lo iba a matar no hubiera dicho nada, pensaba que acaso lo golpearía o no sé pero todo menos matarlo.

- Te encuentras bien? Estas pálida? - Acaso crees que presenciar como matan a un hombre por mi culpa y en mi presencia es algo que veo todos los días?- dije de mal humor metiéndome en el baño.

Necesitaba estar sola, anoche las lágrimas no salieron ya que me encontraba en shock pero ahora peleaban por hacerlo y no quería que me vieran débil aunque sabía que mis sollozos se escucharían por toda la casa pero si al menos no me veían.

- Poche por favor abre la puerta. No le conteste y siguió intentando que abriera la puerta pero no quería. Es que acaso no entendía que después de algo tan traumático lo último que quería ver era a la  tipa que disparo?

- Poche...umm, Daniela, Mary ya está aquí, será mejor que salgas. - Me voy, pero más tarde quiero hablar contigo y no aceptare que te encierres en el baño. Adiós.

Después de sentir la puerta cerrarse de un portazo, seque mis lágrimas y salí del baño encontrándome a un Steve algo preocupado aunque una sonrisa apareció en su cara lo que hizo una aparecer en mi cara también.

- Mary es nuestra hermana, es enfermera, le dije que viniera para que te mire a ver qué tal estas de los golpes y todo, esta fuera, le digo que pase? Asentí y dejo entrar a una mujer que parecía algo mayor que los otros dos hermanos, era rubia, el pelo le llegaba a los hombros y tenía unos ojos marrones preciosos.

- Hola... Mucho gusto soy Poche.- dije al ver que no le habían dicho mi nombre.

- Bueno Poche, me trajeron para que observara tus golpes para ver si había alguna lesión más grave.- miro a Steve -Podrías dejarnos a solas? No creo que se desvista si estas dentro de la habitación.

- Si, lo siento.- dijo a la vez que se su cara se volvió más roja que un tomate. Después de 15 minutos y de observar todos mis golpes y ver que no había nada grave estuve hablando con ella sobre sus hermanos. Ella sabía lo que ellos hacían y me dijo que siempre que algo pasaba le llamaban a ella para que ayudara a los hombres a reponerse de algún corte o incluso de alguna bala perdida. Me gusto tener a una mujer con la que hablar y sentirme 100% segura, en una casa de casi puros hombres que lo único que sabían hacer era pelearse, matar y bueno, hacer cosas de hombres.

- Cuando salgas, podrías decirle a Steve que venga, pero por favor, que Daniela no se entere, no quiero hablar con ella.

- Claro linda, vendré en unos días a verte y ver como siguen esos moratones.

Al de unos minutos tocaron la puerta y era Mark, avisándome de que Steve había salido pero que en unos 10 minutos regresaría, le di las gracias viendo como una minúscula sonrisa aparecía en su rostro y cerró la puerta. Aproveche a que tenía unos minutos para darme una ducha rápida y prepárame porque quería salir de aquellas 4 paredes en las que llevaba encerrada unos días.

Alguien toco la puerta y supuse que sería Steve asique le dije que pasara, pero mi mala suerte me la jugo de nuevo, siendo Daniela quien entro en la habitación y al momento empecé a temblar.

- Sabes que no te hare daño verdad? negué con la cabeza, sabía que podría hacerme daño si lo quisiera en cualquier momento
- Sé que ayer no debí actuar como actué, y menos en tu presencia, pero mis hombres no parecen entender que nosotros solo jodemos a hombres, las mujeres son intocables en nuestra familia y así está pactado, pero Juan siempre rompía las reglas, pero lo que te hizo a ti no tenía justificación y pues merecía su castigo, y no lo iba a dejar con vida sabiendo que estabas en esta casa, aunque sea por un pequeño tiempo, y cuando salieras de aquí estaba muy segura que iría a por ti por delatarlo. El resto no lo harán porque después de lo de ayer saben que acabaran igual, pero por favor, no me temas, actué mal, debí llevármelo a otro lado o incluso debí decirle a mi hermano que te sacara de allí, pero la ira me cegó porque odio que traten así a una mujer. Sé que de un día a otro no dejaras de temerme pero al menos permíteme hablar contigo, o si te encuentras mal, que sé que lo estas, habla conmigo, pégame, grítame, haz lo que quieras, pero desahógate porque si no sacas todo lo que tienes dentro eso te hará peor.- De un segundo a otro la ira empezó a correr dentro de mí, acordándome no solo de lo que pase en aquellas 3 semanas encerrada antes de que el me salvara, sino de todo lo que había pasado todos los años anteriores en mi casa. Me acerque a ella y empecé a pegarle y a llorar, a gritarle cosas que nunca me había atrevido a gritarle a mi padre pero que ahora necesitaba sacarlas de mi pecho, mi furia me cegó tanto que no me di cuenta que Daniela me estaba abrazando mientras yo le intentaba pegar con los puños sin apenas fuerzas en su pecho y tampoco me di cuenta de cuando la puerta de la habitación se abrió dejando a Steve con los ojos como platos viendo aquella escena.

Casada con una mafiosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora