Capitulo 17

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El tiempo pasaba y Daniela y yo cada día éramos más cercanas. Le pedí ir despacio y ella acepto. Siempre me daba alguna muestra de cariño frente a todos, tal como al principio preferí dejarla para que fuera algo que solo nosotras supiéramos, un día me sorprendió en mitad de la cena con un gran ramo de rosas y un colgante, frente a todos y desde entonces no у pudimos volver a ocultarlo.

Juan Carlos seguía haciendo estupideces intentando que volviera y mi paciencia estaba llegando a un límite que ni le gustaría sobrepasar porque lo que estaba dispuesta a hacer no tenía retorno una vez pasara.

La puerta sonó y fui a abrirla. Frente a mí se encontraban los tres hombres que estuvieron presentes el día de la boda. -Bienvenidos, pasen por favor.- dije sonriendo y haciéndome a un lado.

- Enseguida Daniela los atenderá.

Los lleve al salón para que esperarán y fui a la cocina a preparar algo de tomar; las veces que habían venido a casa siempre tomaban café. Una vez acabe de preparar la bandeja que llevaría, me dirigí hacia el salón pero ya no estaban asique fui directa a la oficina tocando la puerta con un codo ya que las manos las tenía ocupadas.

- Adelante!- escuche desde dentro.

- Daniela podrías abrir la puerta? No tengo manos, por favor.

Y segundos después Daniela estaba abriéndome las puertas con una sonrisa.

Les pase a todos sus tazas y me dispuse a irme cuando dijeron mi nombre, asique me gire.

- Toma asiento querida.

Asentí y me senté junto a Daniela en uno de los sillones.

- Venimos a entregaros la invitación a la cena anual de ejecutivos de la ciudad.

Agarramos el sobre dónde venían nuestros nombres; señoras Calle. Aun todo me sonaba raro cuando me llamaban señora Calle, me sentía como si no me llamaran a mí, pero mejor que Garzón, todo era.

Después me despedí amablemente y me tire encima de la cama, estaba cansada ya que había estado limpiando parte de la casa bien a fondo.

Me puse a pensar en aquella cena a la que nos invitaron; estaba claro que no era de empresarios, pero para el resto del mundo ellos eran empresarios importantes, ya que no podías decir que se haría una cena para los jefes de las mafias y sus mujeres. Pensando en cómo sería aquella cena en donde estaría rodeada de personas peligrosas y en especial mi padre, me quede dormida sin darme cuenta.

- Poche, venga pequeña, si sigues durmiendo luego no dormirás.

- Ugh quiero dormir!- dije tapando mi cara con la almohada.

A continuación note que me destaparon y note que algo frio llegaba a mi cuerpo. Me levante de golpe y vi a Daniela con un jarrón en la mano, mire hacia abajo y todo mi abdomen estaba empapado.

- Estúpida me has mojado!- grite empujándola.

Esta solo se rio y vio como me dirigía echa una furia hacia mi baño, cerrándolo con el pestillo.

Tocaron la puerta.

- Dejame en paz ahora Daniela, no estoy de maldito humor.- bufe.

- Venga pequeña, no te enfades.

Rodee una toalla a mi cuerpo y abrí la puerta. Daniela sé que mirándome fijamente y después recorrió mi cuerpo.

- Mis ojos están aquí arriba no por el resto de mi cuerpo y te digo, como vuelvas a hacer eso -dije señalando la cama que estaba mojada- te corto las pelotas. Ahora vete y dejame que me tranquiliza.

Casada con una mafiosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora