Capitulo 12

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La cara de Daniela aun seguía maquinando que hacer pero ahora tendríamos que volver a dormir aunque me fuera imposible, las imágenes se repetían una y otra vez, como el cuerpo de mi hermana caía al suelo sin vida.

Cuando conseguí llevarme a Daniela de vuelta a su habitación, me fui al baño a mojarme un poco la cara y para cuando salí esta se encontraba vistiéndose.

A dónde vas?- pregunte preocupada.

- Esto tiene que acabar de una puta vez, voy a acabarlo.

Qué? Pero acaso esta estaba loca? No lo permitiría, desde luego que no pero tendría que estar tranquila para conseguir lo que quería y que no se fuera, aunque conociéndola sabía que no podía retenerla de por vida en la casa.

No vayas por favor. Quieres que te maten?- dije poniéndome frente a ella y cerrando la puerta volviendo a encerrarnos dentro.

Ella no contesto pero sabía que quería irse, la vena hinchada de su cuello así me lo hacía saber.

- Es...era mi hermana, y por mucho que quiera reventarle esa cara de payaso que tiene mi padre no podemos hacerlo. Por favor, quedate.

Daniela seguía frente a mi sin decir nada, sabía que si decía algo explotaría y diría cosas que seguramente no querría decir asique opte por calmarla aunque ella no fuera a decir nada.

- Por favor.- seguí rogándole mientras me acercaba aún más a ella y ponía mis manos en su rostro.

Su cara estaba dura como una piedra, de verdad estaba más enojada de lo que yo pensaba y sería más difícil. Tenía una idea en mente pero solo recurriría a ella en caso de emergencia, solo como último recurso si no conseguía mi propósito.

Seguía rogándole que no fuera pero ella seguía en sus trece aun sin decir nada ni mover su cuerpo si quiera unos milímetros, solo su respiración y sus ojos abiertos me indicaban que no estaba hablándole a una estatua sin vida.

Largos minutos después cuando ya empezó a reaccionar y pensaba que lo había conseguido, alargo su mano y atrapo la manilla de la puerta que se encontraba a unos centímetros de mi espalda. No estaba cambiando de parecer, sino que estaba más decidida que nunca a irse y no lo permitiría asique opte por ese último cartucho que me quedaba y si esto no funcionaba tendría que dejarla ir.

- De verdad que no te has dado cuenta de lo que pasa verdad?...

- De que?- pregunto confundida.

Actué rápido y la bese, pegue mi cuerpo al suyo lista para un rechazo pero no hubo. Mis manos se enredaron en su nuca y los dedos se perdieron en su pelo.

No sabía que estaba haciendo, igual la loca era yo por haber hecho esto pero tenía que calmarla como fuera. Si iba a casa de Juan Carlos, estaría en su terreno e iría sola, y este no dudaría en matarla, nada у más pasar la verja de seguridad.

Perdida en mis pensamientos, note unas manos en mi cintura atrayéndome más a ella, pero ya no había espacio alguno entre nosotras.

El beso seguía siendo lento pero la furia de Daniela hizo que pasara a un nivel posesivo.

Mi espalda choco rápidamente con la puerta donde me clave la manilla. Gruñí unos segundos y Daniela se separó.

Tenía los labios hinchados y un color rojizo con su respiración agitada, me supongo que yo me encontraría de igual manera.

- Poche no...

- Callate un maldito segundo.- la interrumpí antes de agarrarla de su chaqueta atraerla de nuevo a mí.

Esta se alejó de mí esta vez. La vergüenza se apodero de mí y no fui capaz de mirarla a los ojos mientras que escapaba hacia la ventana de la habitación y miraba por ella. No quería ver que transmitían aquellos ojos que seguramente estarían fijos en mí.

Casada con una mafiosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora