Emily
Si tuviera que definir a mi jefe en una sola palabra, seria: Odioso.
Hacía 5 años y medio que trabajaba para el peor jefe de mi historia laboral. Un hombre atractivo, pero terriblemente odioso. No había chica dentro o fuera, de la Empresa Be Sexy, que no babeara por el inconfundible DongHae Lee. Un tipo de 32 años y exitoso. Claro, cualquiera era exitoso cuando había nacido en cuna de oro.
Era reconocido por manejar parte de la empresa de su madre, la señora Sandra Lee.
Empresas Be Sexy consistía de dos áreas. La parte que la señora Lee manejaba, era la elegancia. Vestidos de noche, galas, vestidos de 16 años, bodas, etc. En cambio, su hijo, mi jefe, se encargaba del área sensual. Ropa interior de chicas. Muchas veces me pregunté por qué trabajaba ropa interior de chicas, y no incluía la ropa interior de varones. Luego comprendí que, con lo pervertido que era con la mirada, era imposible pensar hacer ropa interior para varones.
Muchas de mis compañeras babeaban cuando les gritaba a todos en la sala de reuniones que la propuesta parecía más a ropa interior de abuela, porque de sensual, no tenía tan siquiera un por ciento. Ningún cliente varón le compraría tal espanto a su mujer, novia u amante.
Se la pasaba recalcando que él conocía los gustos de las mujeres. Y el problema era que... tenía toda la razón. Por algo estaba donde estaba. En la cima.
Di un brinco en mi lugar al escuchar el golpe de la puerta detrás de mi jefe. Traía un semblante enojando; normal en él. Su enojo provocaba que su cuerpo se pusiera más rígido; marcando su cuerpo trabajado detrás de la camisa blanca que cada día se ponía. Variaba el traje, pero nunca la camisa.
—Señorita Moore... —dijo, al detenerse frente a mi escritorio. —¿Dónde demonios está el documento que le pedí hace más de una hora? —exigió.
No podía tan siquiera mirar esos hermosos ojos chocolates que heredó de su madre. Era la versión de su madre, pero hombre.
—Disculpe, señor Lee. He estado algo apurada con los otros documentos que me pidió y olvide por completo buscarlos —me excusé.
Escuché el resoplido que dejo escapar. Y fue entonces donde me prepare para lo que venía.
—A ver... —pronuncio inclinándose hacia adelante, apoyándose de la superficie para estar al nivel de mi rostro. —Respóndame una cosa... ¿Hace cuanto usted trabaja para mí? —Habló tan calmado que, me sorprendió que no lo hiciera gritando, como siempre.
—Casi 6 años —respondí.
—Y si lleva tanto tiempo como dice, ¡¿por qué demonios le cuesta llevar un buen ritmo de trabajo?!... No se levanta de esa maldita silla si no se lo pido. Aun así, ¿le cuesta cumplir con algo tan sencillo como buscar un maldito documento en el archivo que tiene a su espalda?
Baje la cabeza para no mirarle.
—Lo siento, señor. Traigo mucho estrés el día de hoy —volví a excusarse.
—Créame, más estrés del que traigo yo, usted no tiene. Se lo aseguro. —En eso tenía razón. El próximo lanzamiento estaba a la vuelta de la esquina. Primero se llevaría a cabo el lanzamiento de su madre con los fabulosos vestidos. Luego, el lanzamiento de la ropa interior. Tanto trabajo pendiente lo tenía abrumado y lo comprendía. Todo tenía que quedar completamente organizado y listo. —Deje las excusas, y busque el bendito documento que le pedí, pero ¡ya! —Ordenó.
Asentí sin decir una sola palabra. No perdería el tiempo discutiendo con él. Una discusión me traería problemas, y no los quería. Además, para discutir se necesitaban dos, y yo no iba a hacerlo. Así que me restaba guardarme el enojo, para no desatar una guerra de palabras que solo me llevaría a una sola dirección: Al despido inmediato.
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Querido Lee (Versión DongHae)
RomanceEmily es una mujer con un gran sueño, pero sobre todo, y más importante que ello, un gran anhelo personal y con sentido de urgencia. Emily trabaja como la asistente personal del famosísimo DongHae Lee; hijo de la diseñadora de modas, Sandra Lee. S...