Capítulo 13

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Donghae

Estar encerrado con una mujer dentro de un ascensor, antes me hubiera importado muy poco. Ahora que estaba encerrado con mi ex asistente y en un estado descontrolado de ansiedad; la escena provocó que me preocupara.

La escena me recordó a mi hermana que padecía de ansiedad. Cuando algo se le metía entre ceja y ceja, no había nada ni nadie que le dijera que se tenía que calmar y tomar las cosa con calma.

Una vez el pánico se apoderaba de una persona y perdía el control de sus pensamientos y de sus actos.

Con mi último intento de contactarme con el guardia de seguridad, logre primero contactar con mi madre. La cual me comentó que no había servicio eléctrico en toda la manzana, pero que me resolvería la situación cuanto antes.

Rato más tarde, la señorita Moore, se volvió a descontrolar. Golpeó las puertas y grito todo lo que pudo, y por más que le pedía que se calmase, mejor que nadie sabía que eso no sucedería.

La luz del ascensor regresa, pero no la luz regular, sino la de emergencia.

Ella dejó de gritar y cuando me giro para verle, luego de apagar la linterna de mi móvil, note como su cuerpo se comenzaba a desvanecer. El agarre de inmediato. Bajándola poco a poco al suelo.

Me maldije por estar en tal situación.

—¿Por qué tiene que pasarme esto en esta situación? —reclame como si eso pudiera resolver algo. En estos casos la cabeza no me funcionaba mucho.

La dejé recostada sobre el esquinero de la casa metálica en la que nos encontrábamos. Saque el móvil y volví a marcarle a mi madre con insistencia.

—Hijo, acabo de llegar a la empresa. Ya le he dicho al guardia de seguridad que ascienda el generador eléctrico manualmente.

—Que suba la energía rápida. Tengo a la señorita Moore desmayada.

—¿Tu asistente está contigo?

—Ex asistente —corregí. —Eso no tiene importancia ahora. Aquí lo importante es que suban esa energía, y me ayudes con esto. No sé qué hacer en estos casos. Me parece que padece de ansiedad y sabes muy bien lo que es eso.

—No te preocupes. Ya lo apuro a trabajar en eso.

Algunos minutos después, las luces del ascensor se encendieron y comenzó a bajar. Presione el botón de detener y luego del de subir al piso de mi oficina. Las puertas se abrieron y de inmediato la tomé en brazos para sacarla de allí. Estaba pálida y su rostro estaba bañado en sudor, producto del desespero.

Abrí la puerta de mi oficina y la recosté sobre le mueble grande que tenía desde hacía muy poco tiempo.

Salí en busca del botiquín de primeros auxilio. Donde al llegar al cuarto de descanso, mi madre salía con él en manos.

Le dije que estaba en mi oficina y que estaba pálida, que mejor sería llamar a un médico, a lo cual ella me respondió que sería una buena idea. Me dio el número del médico de confianza de mi madre y mientras le seguía, le marque.

Mi madre comenzó a atenderla mientras yo me encargaba de contactarme con el médico, que gracias a Dios estaba de salida del hospital.

Logre que viniera a la empresa y le atendiera adecuadamente. Pagaría sus honorarios extras, ya que, había tomado tiempo de su descanso. Era lo justo.

—¿Cómo la ve doctor? —pregunto mi madre.

—Está joven... ¿Padece de alguna condición? —pregunto el doctor.

Querido Lee (Versión DongHae)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora