Emily
Cuando desperté, me percate que las llamas habían desaparecido.
Estaba en un lugar completamente diferente. El hospital. Me pregunté cómo había llegado allí. ¿Quién me había salvado? ¿Quién se había arriesgado por mí?
Una enfermera me revisaba los signos vitales. Le pregunté si me encontraba bien, puesto que tenía la mascarilla de oxígeno. Eso solamente sucedía cuando estaba verdaderamente mal; como la última vez, el día del ascensor.
Luego de la enfermera marcharse, llego mi doctora. Me hizo miles de preguntas sobre cómo me había sentido últimamente. La realidad era que desde que regrese a la empresa, todo había cambiado. No me sentía llena de estrés, ni problemas. Por primera vez me sentía a gusto trabajando en la empresa. No era algo normal, pero ante el cambio, ciertamente, veía muy diferente todo.
—Emily... esto que te voy a decir es muy complicado. No es fácil lo que te voy a decir, pero...
—Me voy a morir, ¿cierto? — pregunté temerosa de su respuesta.
—No si te coloco en la lista de urgencias.
—¿Qué tan mal estoy? —pregunte con mucho miedo de la respuesta que me podría dar. Sabía que estaba mal, pero decir que me pondría en una lista de urgencias, era que nada en mí estaba bien.
Las manos me temblaban ante la espera de aquella respuesta. Las ganas de llorar estaban casa ves más haciéndose presente.
—No necesitarás un solo pulmón, Emily. Necesitarás los dos.
En ese momento, todo mi mundo se derrumbó. No podía estar pasándome esto. Tanto me había cuidado mi único pulmón, para que me dijeran que tenía que trasplantarme los dos.
El llanto dentro de la habitación fue inminente.
Enfermeras entraban para clamarme. Sentía que la respiración poco a poco disminuir. Veía muchos puntos, señal de poco oxígeno o mareo.
No sabía en qué momento me había dormido por los calmantes que me habían suministrado, pero al momento de abrir los ojos, no sabía cuántas horas había estado dormida. No fue hasta que la señora Lee, a mi lado, me dice que llevaba una semana dormida.
—¿Una semana? —dije vagamente.
—Si, cariño, una semana.
—Lina... tengo que llamar a Lina —dije intentando levantarme de la cama.
—No, no te levantes. Y no te preocupes por ella. Es tu amiga, ¿cierto? —Asentí—. Vio las noticias y llamo a casi todos los hospitales. Le dieron mi número, ya que dije que si se contactaba un familiar o amigo tuyo, se comunicaran conmigo.
—Gracias.
—No hay de que —sonrió.
La puerta se abrió y era mi jefe.
—Ya todo está listo para llevarla a casa —anuncio él.
—¿Pagaste la cuenta? —pregunto su madre, él asintió.
—No otra vez... —murmure.
—Era mi deber.
—... No era su deber — murmuré vagamente. —Fue un accidente.
—Sea un accidente o no, estabas dentro de la empresa. Y por respeto a ti, decidí que pagaríamos la cuenta.
No respondí a eso. Había salido de su corazón hacerlo, no tenía nada que ver con la faceta jefe. Además, la otra vez tenía mis diferencias con el; por lo cual la situación era muy diferente.
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Querido Lee (Versión DongHae)
RomanceEmily es una mujer con un gran sueño, pero sobre todo, y más importante que ello, un gran anhelo personal y con sentido de urgencia. Emily trabaja como la asistente personal del famosísimo DongHae Lee; hijo de la diseñadora de modas, Sandra Lee. S...