Un Juego De Damas [Aegan Cash y Tu]

Capítulo 8

Aegan:

Eli no comio nada, ni siquiera toco su comida ni bebida. Y eso me preocupo.

Cuando regreso del baño, regreso muy rara, pero no tengo idea de porqué.

Y ahora no podía ir tras ella por tener a Margo pegada a mi.

Ruedo los ojos y volteo hacia ella, —¿No dijiste que solo te quedarías unos minutos?

Ella sonríe y besa mi mejilla, —Para quedarme contigo, tengo todo el tiempo del mundo, cariño.

—¿No dijiste que te tenias que ir?— digo confundido.

Eli sonríe y besa mi mejilla, —Para ti  tengo todo el tiempo del mundo.

Aparto a Margo de mi y le sonrió falsamente, —No hay problema si te tienes que ir.

Ella niega, —Tranquilo.

Unos segundos después, ella voltea nuevamente hacia mi y sonríe, —¿Podrías comprarme otro bolso cuando salgamos de aquí? El anterior ya lleva un mes y ya está viejo— hace un puchero no tan tierno, y una suplica con las manos.

Suspiro y le sonrió falsamente, —Claro, pero no hoy, mañana.

Ella asiente felizmente y sigue comiendo poco a poco.

Eli no pedía nada y eso que se lo ofrecía.

Me quedo en silencio durante un momento, en el cual veo como por la puerta principal de el gran salón entra y luego sale Eli con Carter y Kyra.

—¡Aegan!— el fuerte grito de Margo en mi oido hizo que volteara rápidamente hacia ella.

—¿Qué?— digo exhausto, cuando la escaneo y veo que no está golpeada.

—Aleix tiro su comida sobre mi ropa— dice con un puchero "triste".

—Eso es mentira, ella sola lo hizo— dice Aleix —. Y te eh dicho mil veces que no me digas Aleix, soy Aleixander para ti y punto.

Eso parece ofenderla, ya que lo ve indignada, —¡Llevo dos años saliendo con tu hermano! ¡Pronto seré tu cuñada!

No te ilusiones tanto, pienso decir, pero prefiere guardarmelo.

—¡Una cuñada que me cae mal! Y no dejaré que sigas chantajeando a mi hermano para que gaste nuestra fortuna en tus estúpido bolsos y ropa.

Me levanto y tomo de los hombros a Margo, antes de que se avalanzara sobre Aleix.

—Mejor vamonos.

—Claro, amor.

Amor.

Hug, que asco oírlo de ella.

Saco a Margo de todo el lugar, hasta salir a la calle, me volteo hacia ella enojado, pero intento disimularlo.

—No puedes tratar así a mi hermano, Margo.

Ella sonríe y coloca sus al rededor de mi cuello, —¿Por qué no mejor vamos a tu departamento?

Empieza a besar mi cuello, pero la alejo, —No. Pediré un taxi para ti.

Ella se aleja y me ve indignada, —¡¿Un taxi?!— chilla —. ¡¿Ni siquiera un uber?! ¡Mira como voy vestida!

Ruedo los ojos y le doy el dinero que necesita, —Es una boda, sabias a que veníamos y aún así decidiste venir así. No tuviste respeto por mi hermano y su día más feliz, espero. Te mereces un taxi.

Al llamar mientras le hablaba y que me contestaran, pido a una persona de confianza que se haga pasar por un taxista y la recoja.

—Nos vemos mañana, Margo.

Y con eso la dejo ahí en la calle.

Puede que Margo sea...difícil, pero eso no implica que la dejaré así vestida, a altas horas de la noche, con peligro a que corra riesgo de algo.

No soy tan poco hombre.