Capítulo 3

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Habían pasado alrededor de una semana en la que Stiles convivía con Mike. Ambos eran tal para cual, nada los detenía para divertirse. De vez en cuando Scott los acompañaba con su diversión. Stiles, a veces se sentaba y le daba muchos ánimos a su bebé para que este gateara, pero, aun le faltaba mucho y el doncel estaría allí para apoyarlo, aunque fuera muy poco para su edad. Stiles sentía que todo pasaba demasiado rápido. Muchas veces golpeaba un poco su frente al recodarse que su pequeño le faltaba mucho por crecer.

Hoy era uno de esos días tan escandalosos para Stiles, pues, se divertía con su pequeño. Stiles había comprado un conjunto de pijamas de Stich para ambos, aquel día la pasarían jugando y leyendo mucho.

Stiles sabía que su bebito aún estaba chiquito para entender las cosas que decía, pero, amaba hacerlo. Ya se imaginaba así mismo con su pequeño, haciendo muchas locuras juntos. Aquello le hizo sonreí con solo imaginárselo. Ambos se hallaban en la cama del doncel, Stiles no dejaba de hacerle cosquillas al menor en su pancita, haciendo que este sonriera.

—¡Señorito Mike! —Stiles lo levanto entre sus brazos mientras lo dejaba encima de sus pies, elevándolo un poco en el aire —sin soltarle— como si volara—. ¡Mike está volando muy alto!

De la boca de Stiles salían algunos ruidos, como si de un avión se tratase, sus piernas se movían de un lado a otro.

Entre el juego, sonó una pequeña alarma proveniente del móvil del doncel. Aquello era un aviso de darle el biberón al bebé. Stiles, bajo a su hijo de sus pies hasta dejarlo entre sus brazos, ambos bajaron de la cama y se dirigieron a la cocina. Stiles, camino por un largo pasillo el cual interceptaba las habitaciones y al final de este hallaba la sala. El doncel dejo un momento al pequeño Mike en la cuna llena de juguetes que se hallaba en la sala. Él prepararía rápidamente el biberón y así volvería con su pequeño.

Luego de hacer el biberón y verificar la temperatura de este, se encamino a la sala y se acercó a la cuna, en donde el pequeño le esperaba, mientras mordía uno de sus juguetes.

—Es hora de comer, amor —lo tomo entre sus brazos, coloco un babero en pecho de Mike y procedió a alimentarlo.

Stiles se acercó al sofá para sentarse, el timbre de su hogar sonó. Al principio se extrañó, pues, si de visita se tratase ya lo hubiera sabido, siempre le avisaban. Aun teniendo entre sus brazos al pequeño Mike, camino hacia a la puerta, abriéndola en el proceso, sorprendiéndose por quien se hallaba frente a él.

—¿Derek? ¿Qué haces aquí? —pregunta sin dejar de observarle, había mucho que ver realmente.

—Buenos días, Stiles.

—Lo siento, Buenos días —respondió rápidamente, era claro que fue grosero al observarlo tan detenidamente—. Aun no me respondes.

—Soy el trabajador social Derek Hale, estaré a cargo de las visitas al pequeño Mike.

—Oh... bueno... —Stiles aun no podía creer que la presencia de Derek estuviera en frente de su puerta, era como una ilusión, hecha por su mente, una muy buena ilusión.

Y sí, lo acepta. Había veces que su mente le daba unas ilusiones que parecían ser reales, y bueno, él utilizaba la táctica de pellizcar su brazo para despertar de ellas. Odiaba a su mente.

Era casi como un sueño, de esos que te gustan tanto y a veces desearías no despertar, solo que el sí lo hacía, pues, tenía a su bebito esperándole en la realidad, y nada era mejor que eso.

—¿Puedo pasar? —pregunta Derek, sacando a Stiles del hilo de sus pensamientos.

Stiles asiente, mientras se hace a un lado dándole paso al varón. Derek no pudo evitar sorprenderse al mirar el lugar. Era algo peculiar, el color crema en las paredes estaba siendo invadido por unos hermosos cuadros, entre abstractos, paisajes y de esos que te producen muchas emociones. Cada uno de ellos eran hermosos, los cuales adornaban el pasillo de la entrada.

Pequeñas ManosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora