—Este no me gusta. Quiero algo con figura de sirena y con diamantes incrustados en el corsé —dijo Ellie, modelando frente al espejo su décimo vestido de novia.
Estaba siendo realmente exigente y al parecer nada la convencía. Las vendedoras iban de un lado a otro cogiendo diseños para enseñárselos, pero solo bastaba una mueca de sus labios para saber que los rechazaría.
La verdad, no iba a opinar al respecto, puesto que cuando escogí el mío, me comporté exactamente igual. Había pasado un día entero probándome vestidos, buscando el que consideraría perfecto para mí.
—Ese se te ve precioso, Ellie. —su madre la halagó al verla metida dentro de un vestido largo con tul y escote pronunciado.
Pero Ellie no lo aprobó.
—¡No me gusta nada, todos se me ven horribles! —se quejó, comenzando a exasperarse.
—Eso no es cierto, todos se te ven hermosos. Es solo que... nos está tomando más tiempo escoger el indicado, pero ya sabes que llegará tarde o temprano —la consoló una de sus amigas.
—Contactaré a otra tienda en donde podamos ver nuevos diseños. Pediré una reserva —avisé, y ella asintió de inmediato.
Me alejé del probador para marcar el número de una tienda de vestidos con la que solíamos hacer negocios. No tardé mucho en conseguir una hora para poder tener la tienda exclusivamente para Ellie, así que tuvimos que tomar rumbo al siguiente lugar, esperando poder encontrar allí lo que ella deseaba.
Durante la mañana había estado ocupada con las impresiones de las invitaciones. Ahora debía encargarme del vestido y de llamar al hermano de Ellie, quien al parecer no estaba muy interesado en asistir a la boda. Sin embargo, el tema del vestido me estaba tomando más tiempo de lo esperado y por eso mismo no había podido hablar a solas con el tal "Calum".
—Hola, Marta —saludé a la dueña de la tienda, quien nos esperaba en la recepción—. Necesito urgentemente vestidos con corte de sirena, escote e incrustaciones de diamantes —dije nada más al entrar.
—Tengo varios de ese tipo, así que no te preocupes —sonrió—. Si quieres puedo encargarme de encontrar algo para ella y ajustarlo a sus medidas.
—¿Podría hacer eso ahora? —preguntó Ellie.
—Claro, déjenlo en mis manos —canturreó Marta.
—Muchas gracias —le dije suspirando con alivio.
Todas se movieron hacia la zona de los probadores, así que aproveché ese momento para marcarle al hermano de Ellie. Debía darme prisa para recibir su pronta respuesta, ya que él era una de las piezas fundamentales en la ceremonia.
Marqué su número durante varios minutos ya que me enviaba al buzón de inmediato. Insistí varias veces, hasta que en el séptimo intento al fin obtuve una respuesta.
—Si eres Austin, el tipo de la compañía de teléfonos, quiero decirte que ya pagué la maldita deuda ¿puedes dejarme en paz de una vez por todas? —eso fue lo primero que escuché al otro lado de la llamada, percibiendo la voz ronca de aquel hombre. —¿Aló?
—No, lo lamento, no soy Austin —contesté divertida por su reacción— ¿Es usted Calum Oswald?
—Ajá —contestó dudoso—¿Y tú quien eres?
—Soy Elena Holsen, la persona que está organizando la boda de su hermana.
Escuché un resoplido fuerte a través de la llamada.
—Queríamos confirmar su asistencia al matrimonio, ya que usted será el padrino de bodas —continué—. Lo necesitamos para el ensayo de la ceremonia y también para la organización del evento...
—No creo poder asistir —contestó así sin más.
Arrugué las cejas.
¿Cómo podía negarse? Quiero decir, era su hermana menor la que estaba a punto de casarse.
—Es muy importante que pueda venir, su hermana realmente lo está esperando.
—Oh ¿en serio? —su voz sonó con un tono sarcástico.
—Le enviaré la invitación esta tarde, así que espero que pueda reconsiderar la idea. Nos reuniremos dentro de dos semanas —dictaminé.
—Tengo un viaje a las islas Galápagos en esa fecha.
—Vaya, que lastima que no pueda ir a su "isla" —dije sin sentirlo. No me importaba si tenía un viaje al otro lado del país, lo necesitábamos aquí sí o sí y de alguna forma lo traería.
—¿Acaso no me oyó? —dijo exasperado.
Lo ignoré nuevamente.
—Espero que pueda conseguir un bonito esmoquin —agregué—. De preferencia negro.
—Escúchame, Eliana...
—Elena —corregí.
—Bueno, como sea —dijo con sorna—. Ya dije que no podré ir.
—Y yo ya dije que usted sí estará aquí. Soy capaz de ir a buscarlo a donde sea que esté, con tal de que asista a la boda.
—Está loca.
—Sí, lo estoy. Así que me encantará conocerlo —dije sarcástica.
—No puedo decir lo mismo —dijo en el mismo tono.
Coloqué los ojos en blanco. Si me pagaran por todas las veces que traté con personas como él, probablemente sería millonaria. Siempre había un aguafiestas en las bodas y obviamente no había excepción en esta.
—Adiós, señor Oswald —me despedí.
—Adiós, señorita Holsen —imitó mi despedida, agudizando su voz con burla.
Dicho eso, cortó la llamada.
Bien, desde ya el hermano de Ellie me caía mal.
No sabía realmente si había conseguido convencerlo, pero lo dudaba mucho. De todas formas, mi deber era hacer a la novia feliz, así que él tendría que estar aquí aunque fuese en contra de su voluntad.
Volví hacia donde estaban todas. El probador estaba sumido en completo silencio y aquello me pareció muy extraño. Me acerqué lentamente, divisando a las amigas y la madre de Ellie, reunidas alrededor de ella, quien portaba un hermoso vestido blanco que lucía exactamente igual al que yo escogí tiempo atrás.
Todas estaban chillando de emoción, halagándola por lo hermosa que se veía, mientras que a mí, repentinamente se me formó un nudo en la garganta.
"Serás la novia más hermosa de todas, Lena. Y ese vestido fue hecho para ti"
Aquello fue lo que me dijo todo el mundo cuando llegué a la iglesia el día de mi matrimonio.
Lamentablemente, no llegué a ser una novia, ni tampoco aquel vestido fue hecho para mí. Pero sí lo era para Ellie...
—Ahora solo falta el velo —dijo Marta, llegando a su lado con la delgada tela la cual colocó sobre su cabello.
Definitivamente, ese era el vestido... No cabía duda alguna.
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La boda de mis pesadillas ✔️
RomancePlanear bodas es el día a día de Lena, y esa boda en particular debía ser solo una más, pero se convirtió en su mayor pesadilla cuando descubrió que el novio era su ex, el mismo que la dejó abandonada en el altar.
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