Sé que dije que no lloraría por Liam nunca más, pero era imposible no hacerlo cuando me había hecho sentir tan miserable. Sus palabras, su mirada, su manera de decirme que yo seguía sintiendo algo por él, habían sido suficientes para romperme una vez más.
No eran lágrimas de tristeza las que estaba derramando, sino más bien, de ira contenida.
Aún no lograba recomponerme de nuestro encuentro. No quería lucir afectada en frente de mi familia ni tampoco frente a mis compañeros de trabajo. Por eso mismo, decidí tomarme el día libre, otorgándole por ahora la responsabilidad a Lily.
Sin embargo, mi celular no había parado de sonar en todo el día y aunque intenté ignorarlo, tuve que contestar en caso de que hubiese ocurrido alguna emergencia en la empresa. Así que me vi obligada a sonarme la nariz y contestar de una vez por todas.
—¿Sí? —dije con voz nasal, sosteniendo la caja de pañuelos entre mis dedos.
—Hasta que al fin coge el teléfono, señorita Holsen —contestó la persona al otro lado.
—¿Señor Oswald? —dije sorprendida al reconocer su voz.
Realmente era la persona que menos esperaba atender, sobretodo porque el día anterior rechazó todos mis intentos por contactarme con él. Revisé el número entre mis contactos recientes y fue entonces en que noté que tenía varias llamadas perdidas que correspondían a su número.
—Así es. Al fin me contesta.
Mierda. Justamente hoy decide buscarme y yo lo hice esperar.
—Lo siento, estaba algo ocupada —me excusé—. Estuve intentando hablar con usted ayer por la reunión que tendremos dentro de unos días más y quería decirle que es importante poder contar con su presencia —reiteré.
—Sí, me llegó la invitación ayer, pero aún no entiendo por qué tengo que estar allá la otra semana si la boda es en julio. Aún falta bastante...
—El tiempo pasa volando y debemos prepararnos —avisé.
—Lo estaré, tranquila. Sin embargo, se me hace imposible ir... ¿Hay otra forma de poder solucionar esto? Cancelar mi vuelo no es una opción —aclaró al instante.
Solté un suspiro de cansancio.
—Vale, entonces... podría comenzar a preparar su discurso —sugerí.
—Soy bueno improvisando.
—Me alegro por usted, pero durante el brindis la improvisación no será una opción. Lo ideal es que sea algo más profundo y emotivo.
El discurso era una de las partes más importantes durante el brindis, ya que era de esos momentos que quedarían grabados en las memorias de los novios y los invitados. Por eso era fundamental que las palabras a decir estuviesen bien preparadas con anterioridad.
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La boda de mis pesadillas ✔️
RomancePlanear bodas es el día a día de Lena, y esa boda en particular debía ser solo una más, pero se convirtió en su mayor pesadilla cuando descubrió que el novio era su ex, el mismo que la dejó abandonada en el altar.
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