perdóname fui un pendejo!

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Leo se enteró de la muerte de Casandra en el desayuno pero no podía entender el por qué? Casandra tenía el tan añorado hijo de su ex-prometido en su vientre, hijo que el no podía darle o eso creía el.

El Charro quería tener el perdón del amor de su vida pero no sería fácil. Leo tenía el corazón herido y se sentía usado pero también confundido por como actuaba el Charro Negro.

Por más que pidiera perdón sabía muy bien que Leo no cedería por qué Leo tenía algo llamado Dignidad.

El Charro tenía como 20 opciónes de "Chantaje" contra Leo... Bueno en realidad como 20 opciónes en de obsequios y lujos que sabía que Leo disfrutaba eran sencillos ante los ojos de alguien rico en más solo eran pequeños placeres de la vida o del mismo campo, pero eran 20 cosas que Leo atesoraba y adoraba aser por lo que era la mejor opción del Charro.

Si movía bien sus cartas, en los momentos justos el Charro sabía que por lo menos tendría una oportunidad de conseguir el perdón de su amado Leo.

Pero los días pasaban pero Leo le devolvía todas y cada una de sus obsequios o placeres enviados, dulces, tartas, ropa, joyas... Nada era efectivo era tanto su desesperación que incluso poemas o canciones eran regalados, pero seguía sin surtir efecto alguno en el, simplemente devolvía todo pero lo hacía de frente llevándole los obsequios a su oficina y no faltaba nota un poco picante:

"Deja de estar chingando la madre Charro no quiero nada de ti, así que deja de dar lástima ajena te lo pido"

Esas eran las palabras que siempre le dejaba en una nota o se las decía de frente estaba arto, tal vez si lo amaba, pero no quitaba el hecho de que lo avía lastimado, pero lo que le dolía aún más era que intentaba comprarlo con cosas cuando lo que el quería era que le dijera el ¿porque? De sus acciones pero al Charro se le olvidó ese pequeño detalle y en lugar de hablar prefirió el Chantaje y lo obsequios como forma de olvidó olvidando que Leo lo amaba más por que le era honesto.

El amor que ambos avían construido no solo era sexual, si no que sus cimientos eran la honestidad que ambos se compartían, sus muros eran sus acciones de amor, su techo era su valentía al decirle al otro cuando se equivocaba y apoyo que se daban el uno al otro, todos los detalles y muebles no eran otra cosa que los mismos detalles ofrecidos por ellos al otro, sus comodidades si era el acto sexual pero también era eso algo llamado felicidad y por supuesto sus ventanas y puertas eran su libertad al mostrar su afecto al otro, todo eso formaba el hogar de su amor y su marca no era otra que la perdida de sus gemelos que no solo hizo que se unieran más y aquel hogar fuese creado si no que también fuera más fuerte y más perfecto, los únicos errores que ahora se creaban era el propio egoísmo del Charro al no explicar que avía pasado y esperar que con obsequios todo fuera perdonado lo que asia que el hogar que un día se construyó del mismo amor que ambos compartieron se frecturara y se rompiera pieza por piensa.

-Que más tengo que hacer para que me perdones Leo?!- Grito el Charro que se escuchó más bien desesperado

-Ni tienes que darme nada Charro! Lo único que quiero es que me digas que el por qué?- Dijo Leo más triste que enojado

-Te amo Leo! Por qué no puede bastante con eso?- Pregunto Leo

-No solo quiero saber por qué? Solo dime eso y te juro por lo que tú quieras que te perdonaré pero dime... Dime por qué?- Dijo Leo casi llorando

-Ni si quiera yo sé, solo se que fue un error, mi amor por favor perdoname- Dijo El charro hincado ante Leo

-Te amo Charrito y es por eso que me duele más- Dijo Leo retirándose de la oficina del Charro- me maldigo a mi mismo el amarte más que a mí mismo

-Perdoname fui un pendejo! Pero te amó!- Grito el Charro

Leo volvió a la oficina del Charro después de semejante grito, encontrando al Charro incado y llorando.

Lo único que hizo fue obligarlo a verlo a los ojos y besarlo pasando en segundos de un beso de amor puro a un beso necesitado.

Charrleo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora