Charrleo

Pinche Durazno

El Charro seguía tirado en el jardín de sus pequeños mientras leo estaba en la cocina devorando una deliciosos duraznos en Almíbar y un poco de agua simple.

Los amigos de Leo se habían mudado ala casa de campo del Charro que era una muy bonita casa de dos pisos, ventas grandes, al menos 5 habitaciones y un enorme patio trasero, la casa estaba muy bien equipada ideal para la crianza de un hijo planeado o un de mantequilla.

Los visitaban de vez en cuando claro era normal ahora Nando y Teodora estaban casados, Xochitil estaba felizmente soltera o eso decía ella, Don Andrés estaba feliz al lado de su esposa la cuál desposo en Guanajuato, ahora era padre de dos pequeños diablillos, los alebrijes eran... Solteros? Ni siquiera ellos sabían que era, Las calaveritas eran felismente solteras aún con sus infantiles e inocentes juegos.

Cuando el Charro despertó de su desmayo solo pudo pensar en las cosas que necesitarían su pequeño hijo que estaba por nacer y claro en los locos antojos que soportaría.

Estaba tan feliz que chocó con la pared de su hacienda.

-Puta madre quiten esta pinche pared estorba!- Grito enojado

-A la orden patrón- Dijo un peón

-Que?! No espérate pendejo era broma!- Dijo deteniendolo

-Esta bien patrón- Dijo el peón retirándose

El Charro estaba un poco confundido y con dolor en la cara pero aún así fue asia su habitación con la esperanza de encontrar a Leo hay pero no lo encontró, por lo que mejor fue a la cocina donde lo encontro comiendo felizmente.

Pero la felicidad no le duró mucho Lucifer que tenía la mala costumbre de meterse a la hacienda como Pedro por su casa entro a la cocina y de inmediato grito.

-Ha huevo!! Seré el padrino cabrón! Ya se avían tardado - Grito

Mientras el Charro estaba como loco intentando que Leo no se ahogara con un hueso de durazno, por qué ya se estaba poniendo un poquito azul