Capítulo 24.

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Ajenos a todo lo que estaba sucediendo en Hogwarts, Joseph y Zaniah Zabini llevaron rápidamente a Hermione a San Mungo. Draco, por su parte, llegó unos minutos más tarde, pues quiso avisar a sus padres que los niños ya venían. No obstante, los futuros abuelos paternos decidieron esperar a recibir noticias antes de acudir al hospital mágico, además que así también estaban en contacto con sus queridos amigos, el resto de familias, y sabían lo que ocurría en Hogwarts.

Hermione había sido ingresada en una habitación de la última planta, perteneciente a maternidad. Solo había perdido el conocimiento durante unos minutos, y sabía perfectamente cuál era la razón. . . había sentido contracciones a lo largo de la batalla, pero por el bien de todos aunque no para sus bebés, había hecho caso omiso a lo que ocurría. Por suerte, ambos bebés estaban bien.


—Debes dilatar unos centímetros más, querida —le dijo una medimaga, tras examinar el canal del parto.

— ¿No hay algún hechizo o poción para acelerar el proceso? Es muy doloroso. . . —murmuró, evitando la mirada de su novio, pues en esos instantes le odiaba—. ¡Duele! —exclamó, gritando, al notar otra contracción.

—Hay una poción que acelera el paso de la dilatación del útero y el canal del parto, pero luego no podremos aplicarte una poción calmante para el dolor durante el parto, pues son incompatibles.

La morocha soltó un gruñido, cómo odiaba la incompatibilidad de pociones. Justamente eso era lo que había llevado a ese lugar, a quedarse embarazada.

—Te mataré, Malfoy. ¡Esto es culpa tuya!


Entre gritos, peleas sin sentido alguno y llantos, pasaron un par de horas más. Tiempo que necesitó, suficiente, para poder trasladarla al quirófano o paritorio, donde unos medimagos especialistas ya estaban preparados para traer al mundo a esos mellizos. Draco Malfoy pidió si podía entrar con su futura esposa, diciendo una mentira piadosa cuando mencionó que ya estaban casados pese a ser tan jóvenes, y no tardó en posicionarse junto a Hermione una vez estuvo listo con la bata verde nailon, un gorro verde y los peúcos.


La labor del parto no fue rápida, más bien todo lo contrario. El niño, ya que los bebés eran uno de cada sexo, salió sin problema alguno. Tardaron cerca de quince minutos, ya que tuvieron que esperar que la poción calmante hiciera efecto, pero no hubo complicación alguna. No obstante, con la niña que venía detrás, no fue tan sencillo. Parecía venir de culo, y por ende tenían que buscar otra forma de sacarla de ahí.

—Señores Malfoy, sentimos decirles que la niña viene "de culo" —comentó una sanadora, con un tono conciliador—. No se preocupen, tenemos a los mejores medimagos haciéndose cargo, intentando sacarla sana. Por eso estamos tardando un poco más. . . Pueden ir pensando el nombre del niño, para poderlo anotar.


Pese a la seguridad que esa sanadora de avanzada edad les había dado, en esos instantes la pareja no estaba dispuesta a pensar en el nombre del pequeño, sino que estaban preocupados por la niña. ¿Y si moría antes de nacer? ¿Si moría durante el parto? Hermione apretó la mano de su novio con fuerza, notando como una lágrima traicionera recorría su mejilla. No quería que eso sucediera.

Y como si hubiese sucedido por arte de magia, como si Draco y Hermione hubiesen unido su magia, en cuestión de minutos se escuchó un llanto más agudo que el anterior. Habían conseguido sacar a la niña.


—Enhorabuena, señores Malfoy. Han tenido unos mellizos preciosos —les anunció el medimago que estaba al cargo del parto—. Ahora la subiremos a su habitación y después de hacerles el primer chequeo a los bebés, también los subiremos.


( . . . )


No sabía el tiempo que había pasado desde que se había desvanecido en los terrenos de Hogwarts hasta que consiguió conciliar el sueño después del parto. Recordaba haberle dado el pecho al pequeño Lesath Orión Blaise y que se quedase dormido al terminar, justo después de eructar. Su pequeña Meissa Celeste Lyra se había quedado dormida en los brazos de Draco, unos instantes después de darle su toma también. Draco descansaba a su lado, en esa butaca bastante incómoda. Aunque estuviera con los ojos cerrados, estaba en alerta permanente por si los bebés lloraban y se despertaban o por si entraba alguien a la habitación.

Hermione seguía en la cama, con la cabeza apoyada en dos almohadas. Los ojos cerrados. Una respiración tranquila y calmada. Deseaba enseñar a los bebés tanto a su familia como a sus amigos, pero tenía miedo. Miedo de ser mandada a Azkaban por sus actos, miedo de no poder verles crecer. Sí era cierto que su marca tenebrosa no se veía, pues Lord Voldemort obsequió a las mujeres jóvenes ese detalle, al igual que las mujeres adultas nunca fueron marcadas en su momento, pero eso no significaba nada. Todos sabían de sus actos, aunque no fueran conocedores de las razones que había detrás.

También pensó en su hermano mellizo. ¿Estaría orgulloso de ella? ¿Hubiese pegado a Draco por haberla embarazado siendo tan joven y en mitad de una guerra? Estaba segura que sí, pero también estaba segura que sería un gran tío. . . y había cumplido la promesa que le hizo cuando estaba postrado en la cama de la mansión Zabini, ya inerte. Su hijo llevaba su nombre, sería un digno sucesor del gran Blaise Zabini.

"Estoy orgulloso de ti, enana."

Quizás fue una ilusión, un sueño, pero le había escuchado. Y no importaba nada más. . . escuchar esa voz, aunque fuese en su mente, era todo lo que necesitaba para ser feliz. Para empezar a ser feliz de nuevo, con una nueva vida partiendo de cero; una vida nueva sin prejuicios y sin el mal.

¿Qué porqué sin el mal? Pues porque el futuro nuevo ministro, Kingsley Shacklebolt, se había presentado en el hospital con Lucius y Narcissa Malfoy, puesto que los había interceptado en su mansión. Ese hombre, un gran auror según la propia Hermione, les había comunicado la caída definitiva de Voldemort y que. . . en los próximos días tendrían lugar los juicios en los que serían juzgados por los crímenes en la guerra.

Así que sí. Quizás, el miedo que tenía de no poder ver crecer a sus mellis, podría hacerse realidad cuando menos se lo esperase.


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hey, heeey. ¡Este capítulo es totalmente nuevo! He cambiado los nombres de los mellizos, ahora tienen más sentido y siguen la tradición de los Black, con los nombres de las constelaciones y estrellas. ¿Os gustan?

Quedan tres capítulos y el epílogo para llegar al final, estoy nerviosa jdfbvhsdj

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