Capítulo 18.

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Maratón 3/3.


El verano había pasado muy rápido y los jóvenes mortífagos debían ingresar de nuevo en Hogwarts. A pesar que la ilusión que tenían otros años en volver, éste año no estaba. Se había ido a causa de todo lo que vendría. Y no estaban preparados para esto. ¿Quién les aseguraba que no perderían a nadie más tal y como lo hicieron con Blaise? ¿Quién les aseguraba que sí el Señor Tenebroso caía finalmente para siempre no serían juzgados en el Wizengamot y enviados a Azkaban o les darían el beso del dementor? Nadie les podía asegurar nada, ya que no se podía saber con exactitud.

A pesar de esto, durante el verano pasaron muchas más cosas. Theo Nott y Andrómeda Black se casarían el verano siguiente. Suhail Lestrange y Astoria Greengrass habían hecho público su compromiso y se casarían en dos inviernos. Draco Malfoy y Hermione Zabini se comprometieron el día de la boda de Cygnus y Cassandra, aunque no habían hecho público su compromiso, por el momento, puesto que querían esperar un tiempo antes de hacerlo, como si tuvieran la corazonada de saber que todo acabaría bien. William Zabini se casaría con Emilia Blake ese mismo invierno cuando todos los jóvenes mortífagos tuvieran vacaciones de Navidad. En cambio, Daphne Greengrass seguía sola y depresiva por la muerte de su prometido. No quería tener ninguna relación con nadie, a pesar que sus padres la obligarían a casarse con algún mago de sangre pura. Pero lo mejor de todo, era que Pansy Parkinson y Víktor Krum tenían una relación y querían que fuese para siempre, por lo cual también se casarían. ¿Quién iba a decir que Parkinson se enamoraría del joven búlgaro?

El primero de septiembre había llegado en las mansiones de los jóvenes mortífagos. Hoy volvían a Hogwarts para dar su último año. Aunque sería muy diferente al resto, mucho más arriesgado y peligrosa. Todo a causa de la guerra mágica que estaba siendo llevada a cabo. No era como el último año que se imaginaron vivir cuando empezaron su primer curso, sino que era todo diferente. Severus Snape había pasado a ser nombrado director de Hogwarts, mientras que los hermanos Carrow eran los encargados de la disciplina, además de ser los subdirectores; Amycus Carrow sería profesor de Artes Oscuras, lo que antes siempre había sido Defensa Contra las Artes Oscuras, mientras que Alecto Carrow, su hermana y esposa, instruía Estudios Muggles, asignatura que pasó a ser obligatoria para todos los cursos, y donde despreciaban y mostraban abiertamente  el odio hacia los muggles y nacidos de muggles. . . Esa era una de las razones por las que no habría nacidos de muggles en el colegio ese año, por el miedo a ser asesinados por esos locos de la tortura. A todo esto, Draco Malfoy y Hermione Granger fueron nombrados Premios Anuales, aunque tampoco le sorprendió a nadie, pues eran los alumnos que mejores notas tenían. Y pertenecían a la casa Slytherin, también.

El grupo de jóvenes mortífagos pertenecientes a la honorable casa de Salazar Slytherin se encontraban sentados es su vagón del tren, mucho más lujoso que el del resto de casas y estudiantes. Draco, Hermione, Lyra, Pansy, Daphne, Theo, Suhail, Astoria, Andy, Crabbe, Goyle y Millicent se encontraban allí, hablando de temas triviales evitando el tema de los mortífagos y la guerra. Porque aunque no lo mostraran públicamente, todos ellos estaban asustados por lo que se avecinaba. Y estaban seguros que no tardaría en suceder.


Unas lechuzas llegaron a su vagón, con distintas cartas que cayeron en manos de Hermione, Theo y Astoria.

— ¿Qué son estas cartas, amor? —le preguntó Draco Malfoy a su novia, ahora prometida, que se encontraba con las piernas en su regazo y estaba leyendo, como de costumbre.

—Son las invitaciones para el Club de Eminencias de Slughorn —le explicó mientras la leía, tras dejar su anterior lectura apartada—. Nos invita a los cuatro a formar parte de ella y a ir a una cena el sábado. Dice que podemos llevar un invitado.


No era una novedad que les dijera de acudir, pues durante el año anterior también habían estado en su club. Sin embargo, en esta ocasión, Hermione no tenía ganas de acudir a la dichosa cena, mucho menos quería encontrarse con la persona que le arrebató la vida a su mellizo.


( . . . )


Hacía tres días que habían llegado a Hogwarts y los estudiantes pertenecientes al Club de Eminencias en dos horas tenían la famosa cena. Tory y Herms se arreglaban en la habitación de la alumna de último curso, en la Torre de los Premios Anuales que compartía con Draco. Ambas chicas se ducharon por turnos y después se arreglaron.

Astoria Greengrass llevaba un vestido negro largo hasta los pies, cubriendo a éstos. Junto a unos tacones negros no muy altos, pese a que realmente estaba acostumbrada a llevarlos mucho más altos, mas su padre decidió mandarle unos diferentes. El pelo lo tenía recogido en una trenza de espiga, que caía por su lado izquierdo, peinado hecho por Hermione. Y el maquillaje era de tonos oscuros, entre negros y grises, combinados con los labios de color carmesí. Su acompañante de la cena sería su comprometido, Suhail Lestrange, con el cual había empezado a querer con el tiempo y olvidar a Draco para siempre.

Por su parte, Hermione Zabini llevaba un vestido de color violeta pastel, que le llegaba a los pies, cubriendo éstos. Era sin mangas, que además había aplicado unas cremas mágicas por sus brazos, para evitar enseñar la marca tenebrosa si el Señor Tenebroso pedía su presencia durante loa noche. Unos tacones blancos hermosos y muy altos, que le favorecían las largas piernas que tenía. Su peinado era simple y consistía en un simple recogido, haciendo que su rostro se viera a la perfección. A simple vista, parecía que no llevara maquillaje pero si lo llevaba, pero eran tonos muy claros, a penas se veían. Su acompañante iba a ser Draco Malfoy, su futuro marido.

Tardaron las dos horas que quedaban en arreglarse a la perfección, pero mereció la pena. Se veían estupendamente hermosas las dos. Sus respectivos acompañantes ya estaban en la torre de prefectos esperándolas, suponiendo desde un buen rato.

Caminaron y llegaron al despacho de Slughorn, que es donde se hacía la cena. Y por su sorpresa, la traidora de sangre Weasley estaba allí. Cosa que enfureció a los cuatro y entristeció a la joven Zabini. La cena hubiese sido perfecta si no fuera por los comentarios inapropiados de la traidora Weasley.


—Cuéntanos, señorita Zabini. ¿Cómo están sus padres? —La voz de Slughorn la hizo volver a la realidad, aunque no la tranquilizaba en absoluto—. ¿Y su familia?

—Mis familia tiene varias bóvedas en Gringotts, profesor —empezó a hablar Hermione ignorando el comentario que habían hecho aquella que alguna vez se había dicho ser su mejor amiga—. Y tienen varias empresas muy importantes reconocidas a todo nivel mágico, las cuales heredaremos mis hermanos cuando nos toque. También, mi padre es un empleado reconocido en el Ministerio por su gran trabajo y sus grandes donaciones, siendo el jefe del Departamento de Juegos y Deportes Mágicos. Y mi madre es una excelentísima medimaga en San Mungo, también subdirectora de la institución.


La cena llegó a su final, pero los comentarios acabaron con la paciencia de los Slytherin. Incluso con las gemelas Carrow, Hestia y Flora, que terminaron por entender el porqué del odio de ese grupo de serpientes hacia Ginny Weasley.


—Cuéntales como mataste a mi hermano, traidora. Cuéntales como intentaste matarme a mí y murió mi hermano por salvarme. Cuéntales esto, estúpida traidora. ¿No eres tan valiente como dices? Que poco espíritu de Gryffindor tienes —se burló Hermione ocultando el dolor de recordar la escena de la muerte de su hermano—. Y se hace decir Gryffindor. Cuéntales como quedaste absuelta de todos los cargos en tu juicio. Todas las putas están de suerte, pero recuerdas estas palabras: Vengaré la muerte de mi hermano y tú morirás, sufriendo. Recuérdalo.





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He mantenido la maratón que hice la primera vez que publiqué la novela, por esa razón ayer no hubo capítulo.

¡Estamos llegando a la recta final del primer libro! Así que pronto empezaré con el segundo, ya avisaré por aquí al terminar esta novela.

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