Capítulo 25, parte I.

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Maratón 1/3.


Hermione no sabía que ocurriría. Se encontraba en el atrio de testigos en el Wizengamot, mientras esperaba a que se diera el inicio al juicio de su prometido. Habían pasado dos semanas desde que terminó la batalla. Dos semanas de dolor y tristeza. De pérdidas y familias separadas por la muerte. Cygnus, Lyra y Suhail Lestrange fueron juzgados hacia dos días, ambos habían quedado libres de todos los cargos, igual que los adultos, pues la mayoría de cosas, exceptuando la tortura y venganza de Ginevra Weasley, no fueron hechos porque lo desearan. La única que fue mandada a Azkaban fue Lyra Lestrange, quien aceptó todos los cargos que le pertenecían, incluso los de sus hermanos, pues ella siempre había sido la que decía ser digna sucesora de sus padres, por lo que era su deber acatar todo y llevarse también lo de sus hermanos. Emilia y William Zabini habían sido librados de todos los cargos, al igual que Daphne Greengrass, Theodore Nott, Andrómeda Black, Millicent Bulstrode y los demás Slytherin mayores de edad, aunque todos ellos debieron pagar una cuantiosa fianza, que tampoco supuso un problema, pues sus respectivas familias tenían grandes fortunas.

Hacía una semana que todas las familias habían recibido las notificaciones para presentarse en los juicios; si no asistían, los aurores irían a arrestarlos. Todos fueron por su propio pie, sabiendo cómo había sido la situación al cien por cien. Lucius Malfoy, los señores Greengrass, Nott, Parkinson, Avery, Rowle y Joseph Zabini fueron absueltos de todos los cargos, pues se demostró que la mayoría de sus actos fueron llevados a cabo para proteger a sus familias. Después pasaron las mujeres, a excepción de Narcissa Malfoy, pues ella no llevaba la marca tenebrosa (aunque las demás tampoco) y, además, había mentido al mago más peligroso de los últimos siglos para ayudar a Potter. A las mujeres se les tuvo consideración, por lo que las señoras Nott, Greengrass, Parkinson, Rosier y la Scarlett Zabini fueron absueltas de todos los cargos sin fianza alguna. Por mala suerte, Cygnus, Lyra y Suhail fueron separados de sus padres nuevamente, pues Rodolphus y Bellatrix Lestrange fueron condenados a cinco años de cárcel por los actos en los que habían participado durante ese tiempo, además de que se escaparon hacía tres años de Azkaban. Estarían cinco años sin verles y, quieran o no, eso es doloroso. En el caso de Cygnus, tenía a su esposa. Pero Suhail, a pesar de estar comprometido con Astoria, no tenía ningún apoyo real. . . además, que su hermana melliza tampoco estaría junto a él, pues estaría en compañía, por decirlo de algún modo, de sus padres en Azkaban.


( . . . )


El temor inundaba en los pensamientos de Hermione Zabini, pues no sabía cuál sería el destino del amor de su vida. Sin duda, sus casos eran los más difíciles. Tenían muchos cargos encima y las esperanzas eran mínimas, pero tenían un poco de fe. . . con suerte, serían absueltos de todos los cargos como sus respectivas familias.

Draco tomó Veritaserum, el suero de la verdad. Hermione le observó con una sonrisa. Si bien le habían pedido que abandonara el atrio, ella nunca dejaría a Draco pasar ello solo. Además, todos los jóvenes Slytherin y sus familias también estaban allí.


—Señor Draco Lucius Malfoy-Black —comenzó el ministro del momento, Kingsley Shacklebolt, que había sido nombrado el día siguiente del fin de la guerra—. Se le acusa de llevar la marca tenebrosa, intento de homicidio a Katie Bell y Ronald Weasley, atentar contra la vida de Albus Dumbledore, conspirar y arreglar un Armario Evanescente para introducir mortífagos en el colegio. También de torturar a decenas de muggles, mestizos e hijos de muggles y, torturar hasta la muerte, a algunos de los prisioneros que se encontraban en la mansión de su familia. Y todo esto, por voluntad propia —sentenció el juez, esperando saber los cargos del joven—. ¿Cómo se declara el acusado?

—Inocente. Cometí esos actos porque si no lo hacía, el señor Tenebroso mataría a mi familia, a mi prometida y a mi —contestó, simplemente y sin andarse por las ramas, bajo los efectos del Veritaserum.

— ¿Alguna vez asesinó a alguien? —Draco negó rápidamente y procedió a hablar con los miembros del jurado—. Bien, necesitamos cinco minutos para deliberar, salgan de la sala por favor —pidió el juez, golpeando con el martillo la mesa del letrado.


Todos salieron del atrio rápidamente. Draco se acercó rápidamente a Hermione y la tomó de su cintura, mientras ella lo abrazaba por el cuello. Se besaban como si no hubiese mañana. Un carraspeo los interrumpió. El señor Zabini no estaba de acuerdo con esa relación, y mucho menos que se besaran delante de él, mientras que Zaniah, su esposa, se avergonzaba de él en esos momentos, pues no podía ser tan sobreprotector ni interrumpirlos de esa manera. Detrás de ellos, Theodore y William mataban con la mirada a Draco. En cambio, Pansy, Astoria y Daphne les lanzaban miradas cómplices a la pareja.

—¿Cómo fue el juicio, Draco? —preguntó la señora Zabini, mirando mal a su marido. Ya hablarían en casa sobre esa interrupción, lo mismo iba para su primogénito y su sobrino.

—Dije la verdad, pero no sé si me absolverán de todos los cargos —contestó en un susurro casi inaudible.


Pasados quince minutos, todos entraron de nuevo a la sala. Draco, se dirigió al estrado del acusado, mientras que sus familiares y amigos, a sus asientos.

—Se ha tomado la declaración de varios testigos que prefirieron quedar en el anonimato —aclaró el juez carraspeando su voz para que todos escucharan la deliberación—. Usted queda libre de todos los cargos —sentenció finalmente.

Los aplausos no se hicieron esperar, igual que las quejas de algunos magos que se encontraban en la misma sala. 

✓ | Hermione, ¿Zabini?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora